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Javier Milei llegó a la presidencia de la Nación como resultado de un conjunto de razones muy diversas. Entre ellas se destaca la impunidad con que pudo expresarse de manera violenta y con mentiras y falsedades a lo largo de varios años, a través de cadenas mediáticas que así se lo permitieron porque entre ellos -él y las empresas de comunicación, y ciertas figuras afamadas de esos medios- existían afinidades ideológico-políticas y defendían similares intereses, y porque además era un personaje atractivo en televisión que generaba mayores impactos en el rating.
Para decirlo con un par de ejemplos: la contribución a la popularidad de Milei y su posterior acumulación política por parte de conductores/as o animadores/as de TV como Alejandro Fantino y Viviana Canosa, fueron manifestaciones de esas afinidades e intereses en común, y asimismo de la conveniencia comercial -vía las mediciones de audiencia y su correlato en la recaudación publicitaria- para las respectivas empresas que difunden contenidos de info-entretenimiento.
También existieron, por supuesto, razones de fondo mucho más trascendentes que cada sujeto individual o corporativo. Fundamentalmente las vivencias trágicas que atravesó la humanidad a causa de la pandemia del Covid, las cuales derivaron en profundas transformaciones de la subjetividad de las personas, incluidos mayores niveles de violencia emocional y política.
Milei es un emergente de todo eso y de innumerables factores más. Y a ello se agrega, como otro motivo importante -que generalmente es el único que se menciona en los discursos públicos-, la decepción que provocó en gran parte de la sociedad argentina el gobierno del Frente de Todos, de forma particular por no poder controlar la inflación.
Pero señaladas algunas (apenas algunas) de las causas más generales, el actual jefe del régimen de ultraderecha que azota a nuestro país tuvo algunos aciertos propagandísticos en los años previos a su triunfo electoral, sobre todo desde el otoño de 2020, cuando empezó en Argentina el aislamiento social obligatorio para enfrentar la amenaza del coronavirus.
El golpe de efecto más trascendente surgió al haber utilizado la palabra “casta” para referirse a las dirigencias políticas y/o a la propia actividad política. Esa fue una construcción de significaciones que ni los/las propios/as referentes y militantes democráticos/as y populares salieron jamás a refutar. Se la dejaron pasar como si fuera verdad.
La otra “pegada” (en términos de su propaganda y su conveniencia) consistió en anunciar la “dolarización” de la economía, con lo cual millones de ciudadanas/as creyeron en la patética fantasía de que pasarían a ganar en dólares la misma cantidad de dinero que cobraban en pesos.
Más allá de las mentiras, trampas, aberraciones y estafas conceptuales existentes detrás de semejantes disparates, el efecto principal de esa estrategia fue conectar el discurso del dirigente -primero como economista mediático, luego candidato a diputado en 2021 y finalmente candidato presidencial en 2023- con un cierto sentido común reaccionario, ultra-capitalista, individualista y conservador, expandido en amplios sectores de la sociedad y agravado (como se mencionó antes) por los dramas que acarreó la pandemia.
Ese fue el gran mérito de Milei y sus secuaces. De allí deriva en una medida muy considerable la legitimidad social que obtuvo y que, junto con otras causas, derivaron en su éxito electoral. Es que hacer política a favor de las ideologías dominantes no es tan difícil. Lo difícil es hacerlo a favor de los intereses populares y molestando/enfrentando a los poderes hegemónicos.
Dentro de pocas semanas -el 10 de junio- se cumplirá un semestre desde que empezó el gobierno de Milei y, con él a la cabeza, una articulación de poderes públicos y privados tomó el control de la Nación e inició la implantación de un régimen de ultraderecha devastador para la vida cotidiana de las familias, los derechos económicos y sociales, el aparato productivo nacional, los recursos naturales del país y la propia soberanía argentina.
También a partir de entonces ha ido creciendo el rechazo sustentado en las bases de la sociedad y empujado por innumerables estructuras de la organización popular. Pero esa condición necesaria no es suficiente, y no garantiza por sí misma un triunfo político seguro, menos aún en el corto plazo. (El tema fue comentado hace una semana en otra columna de opinión similar a esta, que publicó con el título “La resistencia también avanza”. Nota del 12/05/24).
Paralelamente, el dirigente que -en el plano institucional-estatal- está el frente del poder gobernante, protagoniza hechos que lo muestran aferrándose a las élites capitalistas y con tendencia a alejarse del sentido común que lo catapultó al máximo cargo del Estado.
Auditorios, retórica y gestos
Milei le habla cada vez más a las cúpulas empresariales y a los demás factores de poder locales y extranjeros, pero probablemente esté perdiendo conexión con su propio electorado.
Tomando como referencia los últimos tres meses, se observa que su retórica y gestos públicos están dirigidos a auditorios -presenciales y/o mediatizados- que forman parte de los poderes permanentes locales y extranjeros y de las clases sociales privilegiadas de nuestro país, mientras que en el conjunto de la sociedad disminuyen los efectos y la resonancia/repercusión de sus apariciones.
Cuando estaba por terminar febrero Milei viajó a Estados Unidos, para una actividad proselitista que protagonizó en Washington con otros jerarcas reaccionarios del mundo. El encuentro se llamó formalmente Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), y allí el argentino abrazó efusivamente al ex presidente norteamericano Donald Trump, también candidato en las elecciones de este año. Previamente y por separado, se reunió con Anthony Blinken, el secretario de Estado (cargo equivalente a canciller) en la administración del actual presidente y candidato a la reelección, Joe Biden. (Información del diario español El País, nota del 25/02/24).
Hacia fines de marzo, en Buenos Aires, fue ovacionado tras una alocución en el IEFA Latam Forum. La sigla inicial significa “Instituto de Economía Energética y Análisis Financiero”, y su extensión se refiere al foro en Latinoamérica. La propia denominación, y además en inglés, sugiere el carácter elitista y ajeno a la percepción popular mayoritaria. Es una entidad que representa al negocio de la energía (Ver página web del IEFA Latam Forum). Allí Milei pronunció un “discurso que encantó a los empresarios”. (Publicado por el diario Cronista, nota del 26/03/24).
A principios de abril se fue nuevamente a Estados Unidos, esta vez a Miami. El motivo formal tuvo carácter religioso y consistió en recibir el premio de “Embajador Internacional de la Luz” por parte de la comunidad Jabad Lubavitch. Sin embargo, a pesar de las apariencias espirituales, en la sinagoga donde se realizó la ceremonia flameaban las banderas estadounidense, israelí y argentina. (Un artículo del portal La Política Online destacó que en esa ocasión “Milei recibió el aval de los judíos ortodoxos de Miami y refuerza su alianza con Israel”. Nota del 14/04/24).
Habían pasado algo más de tres semanas cuando, a mediados de abril, el mandatario nacional se expresó otra vez ante un grupo de grandes capitalistas. En este caso fue el denominado Foro Llao Llao, que se realiza anualmente en el hotel del mismo nombre, en Bariloche. (El portal Infobae publicó una crónica que incluye la lista los más conocidos dirigentes empresariales presentes. Nota del 19/04/24).
El 23 de abril tuvieron lugar en todo el territorio nacional las imponentes movilizaciones en defensa de la universidad pública, gratuita y de acceso libre. La noche anterior se emitió por cadena nacional un mensaje presidencial grabado que, por su contenido y forma, podría tomarse como referencia de la lejanía de significaciones respecto de las preocupaciones populares.
De tono solemne y retórica economicista, estuvo destinado a exaltar el “superávit fiscal”. (Y basado en falsedades, pero no es ese el interés de estas observaciones). El enunciador apareció sentado y lo rodeaban, parados, cuatro varones desconocidos para inmensa mayoría de la ciudadanía (con la relativa excepción del ministro de Economía). Utilizó un lenguaje puramente técnico entendible solo por conocedores/as de la materia. Leyó a velocidad rápida, con la vista clavada en el papel escrito y pocas miradas hacia la cámara -es decir hacia los públicos televisivos y de las redes digitales-. Fue una pieza comunicacional patética para los intereses mesiánicos del presidente ultraderechista. (Puede verse el video oficial completo, discurso del 22/04/24. El portal La Política Online consideró que esa vez no hubo “anuncios concretos ni algún tema de relevancia como para irrumpir en los hogares de los argentinos”; nota del 22/04/24).
Poco después, ya comenzado mayo, Milei viajó a Estados Unidos y habló ante jerarcas económicos en la ciudad de Los Angeles. Lo hizo durante la conferencia mundial (“global”) del Milken Institute, que es otra poderosa estructura para propagandizar el poder de “los mercados” a escala trasnacional. Asistieron igualmente la jefa del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, y también el multimillonario empresario Elon Musk, emblema universal del tecno-capitalismo, agitador ideológico de la ultraderecha planetaria que exhibe en particular un directo apoyo al presidente argentino, y además uno de los empresarios voraces anotados para saquear recursos de nuestro país. (En la ocasión Milei “ponderó las cualidades del capitalilsmo en detrimento del socialismo y la justicia social”, informó el diario La Nación. Nota del 06/05/24).
Y diez días más tarde, en la semana recién transcurrida, el jefe del régimen que gobierna Argentina pronunció otro discurso más en un ámbito empresarial: el “Capítulo Argentino” del Consejo Interamericano de Comercio y Producción (Cicyp), dirigido por cabecillas de los negocios financieros, agropecuarios, industriales, etc. que manejan la economía nacional. (El listado de los principales directivos de la entidad puede verse en la página web del Cicyp). En tanto, el diario Ámbito publicó una crónica firmada por la periodista conservadora Liliana Franco; nota del 15/05/24).
La saga de apariciones públicas más recientes de Milei se completa este fin de semana desde España, adonde viajó para asistir otra vez a una reunión de jerarcas ultraderechistas del mundo, en esta ocasión organizada por el partido extremista español Vox. Además, en Madrid también presentó un libro suyo. (El seguimiento del tema puede realizarse a través del diario El País, de España).
Esta sucesión de momentos exhibe a un presidente aferrado a las élites empresariales y políticas de nuestro país y del exterior. Interpretar los hechos no conlleva la certeza de que él haya perdido la adhesión mayoritaria conseguida en las elecciones, pero se puede advertir una gran lejanía respecto de aquel engendro comunicacional rutilante que descalabró el sistema político argentino en el balotaje de hace seis meses.
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