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12/05/2024

La resistencia también avanza

La resistencia también avanza | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

A los diez días del actual gobierno ya hubo “cacerolazos”. En solo cinco meses de Milei se produjeron cinco grandes momentos de lucha popular: un paro nacional el 24 de enero, en marzo las movilizaciones feministas y del Día de la Memoria, el 23 de abril las marchas universitarias y ahora otra huelga general.

Miguel Croceri

Aclaración al lector o lectora: los primeros párrafos de esta columna de opinión son textuales de otra similar publicada en diciembre pasado.

(Comienzo de cita): “El golpismo económico de casi tres décadas y media atrás, derivó en una hiperinflación a finales del alfonsinismo y otra en los inicios del gobierno de Carlos Menem. Este último, a su vez, aprovechó el estado de devastación productiva del país y de desintegración de la conciencia ideológica y moral de la sociedad, para entregar el poder real de la Nación a los grandes capitalistas locales y extranjeros y a la dominación de Estados Unidos.

“(…) Se produjo de ese modo el largo periodo de destrucción masiva del empleo, la producción, el salario y la soberanía nacional que duraría más de 10 años. (…) Este segundo proceso ‘neoliberal’ continuó dos años más, durante el gobierno de Fernando De la Rúa, hasta que colapsó en diciembre de 2001.

“A lo largo de una década de tremendas adversidades para la calidad de vida del pueblo y para la estructura productiva argentina, hubo innumerables (literalmente) expresiones de oposición, lucha y resistencia de los sectores perjudicados por el modelo económico y social. Aunque eso no garantiza un triunfo político seguro.

“Las acciones sectoriales fueron infinitas y por momentos heroicas. De comunidades que producían rebeliones en distintas regiones o provincias; del sindicalismo combativo; del movimiento de derechos humanos; de movilizaciones con poca articulación orgánica en barrios, ciudades o provincias enteras; de diversas fuerzas políticas del campo popular; del empresariado pequeño y mediano; del cooperativismo; de expresiones de la cultura y la comunicación; de múltiples organizaciones de la sociedad civil, etc.; y en los últimos años de la década con el surgimiento del movimiento de desocupados/as que pasaría a ser llamado de las ‘organizaciones sociales’ o de los ‘piqueteros’”.

“Sin embargo, ese inmenso proceso de protagonismo popular nunca llegó a conformar una alternativa política y electoral con aptitud para recuperar al menos una parte del poder institucional.

“Por el contrario, en la primera mitad de la década de los ‘90 el justicialismo/menemismo ganó siempre las elecciones legislativas, en 1994 triunfó en la votación de convencionales que reformarían la Constitución Nacional, y en 1995 Menem venció ampliamente y obtuvo su reelección”. (Fin de la cita).

(Los conceptos citados corresponden a un texto de este mismo autor, publicado en Va Con Firma una semana antes de que Javier Milei asumiera la presidencia y titulado "Resistencia popular: volver a empezar". Nota del 03/12/2023). 

Suma de los poderes públicos y privados

En la Argentina de hoy, millones de ciudadanos/as que se sienten agobiados/as por la crueldad del gobierno tienen cierta fantasía de que su final llegará pronto y abruptamente. Ningún ser humano puede saber lo que pasará en el futuro, pero sí se pueden tomar como referencia hechos de la historia reciente (como los mencionados en los párrafos anteriores).

Las luchas desde las bases de la sociedad no definen por sí mismas la victoria de los sectores que protestan y se oponen a un gobierno. O, para mejor decirlo, que se oponen a un sistema de poder férreamente estructurado, a un régimen.

Menos todavía cuando ocurre como en la actualidad, en que el Poder Ejecutivo está al mando de un personaje desquiciado que cuenta con el apoyo de los más poderosos conglomerados empresariales locales y extranjeros; de la fracción judicial dominante; de las principales cadenas mediáticas y aparatos propagandísticos en la comunicación digital; de los factores de poder de Estados Unidos, Israel y otras potencias occidentales; de instituciones financieras mundiales (empezando por el Fondo Monetario Internacional) y de mafias usurarias trasnacionales (los fondos buitre, en primer lugar).

Y todo ello legitimado por el voto, seis meses atrás, de una porción mayoritaria de la ciudadanía. Encima, muchos/as representantes en el Congreso que fueron elegidos/as por otras fuerzas políticas terminan aliados al oficialismo, como ya ocurrió en la Cámara de Diputados para la aprobación de la llamada "ley Bases", lo cual eventualmente podría repetirse en el Senado.

Esa articulación de respaldos electorales o corporativos de distintos orígenes, significa que el régimen de utraderecha que encabeza Milei posee prácticamente la suma de los poderes públicos y de los privados.

Por el contrario, aquella parte también numéricamente muy considerable de la ciudadanía que rechaza, con diferentes grados de vehemencia y organicidad, al gobierno y a sus políticas, tiene la posibilidad de protestar, reclamar, expresarse, movilizarse, participar, organizarse, etc. etc. Y así lo hace.

La resistencia contra Milei quedó exhibida en el espacio público callejero apenas comenzó su gestión. Fue el 20 de diciembre pasado, diez días después de que asumiera, cuando el entonces flamante presidente anunció el Decreto de Necesidad y Urgencia Nº 70/2023 (conocido a partir de entonces simplemente como "el DNU", aunque también hubo muchos otros).

De inmediato se produjo una reacción refleja opositora por parte de grupos amplios de la población en grandes centros urbanos. Ni bien terminó el discurso presidencial, empezaron "cacerolazos" en Buenos Aires y zonas vecinas (en el llamado AMBA, Área Metropolitana de Buenos Aires). El fenómeno se extendió a ciudades de diferentes provincias. Probablemente fue la primera vez -en el momento histórico actual- que miles de personas cantaron "La Patria no se vende".

"Decretazo" y "cacerolazo"

Tal vez pocas personas advirtieron racionalmente esa noche las gravísimas consecuencias que tendría el "DNU". Sin embargo hubo una respuesta quizás intuitiva, porque la política se nutre mucho de emociones, pasiones, sentimientos, creencias previas, predisposiciones ideológicas y afectivas, preferencias inconscientes, etc., y no tanto de las famosas "ideas" o "propuestas" que siempre menciona el sentido común dominante.

Perpetrar un "decretazo" al empezar su gobierno, le permitió al jefe del régimen gobernar hasta hoy. A través de ese violento acto antidemocrático derogó cientos de leyes o resoluciones, entre ellas la ley de Alquileres y la de Abastecimiento, y otras normas de protección de la industria nacional, de limitación a las tarifas de Internet y telefonía celular, de regulación de aranceles de la medicina prepaga, etc. etc.

También decretó la privatización de bienes públicos, como empresas y organismos del Estado, y la entrega del suelo argentino a capitales extranjeros a través de la abolición de la ley de Tierras. Además, derogó cláusulas esenciales de la legislación que establece derechos y obligaciones de empleados y empleadores -leyes del trabajo-, aunque esto luego quedó en suspenso por decisiones de la judicatura laboral.

El Estado de Derecho prohíbe eliminar de facto centenares de normas que rigen la vida jurídica de la Nación. Pero el conjunto del Poder Judicial y del Congreso fueron y son partícipes necesarios de semejante atrocidad legal, y a Milei le dejaron pasar lo que jamás hubieran permitido a un presidente que no fuese de derecha o ultraderecha.

No obstante, a pesar de las complicidades corporativas, la misma noche del tristemente célebre "DNU" se produjeron "cacerolazos" que significaron las primeras muestras de oposición y rechazo.

(Puede verse una crónica al respecto en el diario Ámbito, nota del 21/12/2023). En tanto, un medio emblemático de la cadena Clarín, el canal TN, publicó en su página web que "Javier Milei dio detalles del DNU de desregulación de la economía: deroga varias leyes como la de Alquileres, Góndola y Abastecimiento. También habilita privatizaciones. Minutos después de terminada la cadena nacional, pasadas las 21.30, empezaron los cacerolazos en algunos barrios del AMBA y varias personas se movilizaron al Congreso". Esa señal televisivareflejó en tiempo real las protestas, aún con el esfuerzo del presentador de noticias para hacer creer que solo ocurrían en Buenos Aires. Más de 40 minutos de la trasmisión están disponibles en el canal de Youtube de TN, posteo del 21/12/2023). 

Cinco momentos en cinco meses

La secuencia de las resistencias populares viene avanzando desde los comienzos del régimen, por más que sea mucho más rápida la velocidad devastadora de la rapiña que Milei denomina "capitalismo de libre empresa".

Aquellos "cacerolazos" inaugurales se prolongaron durante los días y semanas posteriores. Fueron aminorando durante el verano pero reaparecen en diferentes circunstancias. Ninguna acción, ni individual ni grupal ni multitudinaria, se sostienen jamás de forma permanente e indefinida.

En cambio, las modalidades de reclamo o protesta se recrean y potencian con el correr del tiempo, siempre que exista un cierto ánimo social para sustentarlas.

Así, se produjeron al menos cinco hitos fundamentales de oposisión masiva al sistema de poder gobernante. Transcurrido solo un mes y medio desde su inicio, tuvo lugar el 24 de enero la primera huelga general con movilización convocada por la CGT (Confederación General del Trabajo) y las dos CTA (Central de Trabajadores de Argentina, una de cuyas fracciones se denomina "de los Trabajadores" y otra "Autónoma"), a la cual se sumaron centenares de organizaciones de la sociedad civil en todo el país.

El segundo momento trascendente fueron las movilizaciones feministas y de mujeres en general el 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres. La masividad y contundencia lograda esa vez no se habían alcanzado desde antes de la pandemia (desde marzo de 2020, cuando aún el reclamo central era por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito, que el gobierno del Frente de Todos impulsó y el Congreso sancionó por ley en los últimos días de ese año).

Una tercera expresión de sectores sociales multitudinarios tuvo lugar el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, el 24 de marzo. Centenares de miles de personas -o quizás más de un millón si se sumaran las que participaron en ciudades grandes, medianas o pequeñas de todo el territorio nacional- se manifestaron en una efeméride única en el mundo, en la cual gran parte de la ciudadanía repudia a una dictadura genocida y a sus perpetradores, y reafirma principios esenciales de los Derechos Humanos, las luchas populares, la democracia, la paz y la soberanía.

Y tanto el Día de las Mujeres como el Día de la Memoria, se trató de hitos históricos porque ambas expresiones masivas se realizaron por primera vez bajo un régimen de ultraderecha que simultáneamente niega las desigualdades de género y pretende eliminar derechos de las mujeres, y al mismo tiempo reivindica el terrorismo de Estado sufrido por nuestra Patria a mediados y fines de los años '70 del siglo pasado.

La cuarta jornada de movilización contra el extremismo gobernante sucedió el 23 de abril, congregada en defensa de las universidades públicas, gratuitas y de acceso libre. El sentido más abarcativo de esa imponente demostración cívica fue la reivindicación de la educación pública en su conjunto, también denostada y combatida por el poder dominante.

Quinto y último -por ahora-, el pasado jueves 9 de mayo millones de argentinas/os protagonizaron otro momento de protesta entre los más destacados en los cinco meses de Milei: fue el nuevo paro general (el segundo bajo el actual gobierno) convocado por las centrales sindicales y respaldado por las organizaciones populares en general.

En las disputas actuales o en cualquier otra no existe un final anticipado, porque los conflictos colectivos en la vida humana no terminan nunca. Cada estadío histórico es el resultado del poder que tienen respectivamente distintos sectores enfrentades en cada circunstancia.

Durante los dos periodos llamados "neoliberales" pero posteriores a la dictadura (la etapa Menem-De la Rúa y luego la de Macri), en los cuales nuestro país fue entregado al poder de "los mercados" -léase los grandes capitalistas locales e internacionales- y sometido al dominio de Estados Unidos y otras potencias extranjeras, siempre hubo luchas generadas desde las bases de la sociedad. Ahora sucede lo mismo.

Para que esa acumulación de fuerza social se traduzca en poder político y trate de recuperar las instituciones del Estado, necesita primero organizarse y después ir en la búsqueda de mayorías electorales.

Menem estuvo en el gobierno diez años y medio. Sus políticas fueron continuadas por De la Rúa, quien duró solo dos. Macri gobernó por cuatro años. Nadie sabe cuánto durará Milei, pero también enfrenta una firme resistencia popular como en las etapas anteriores.

29/07/2016

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