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Columnistas
31/03/2024

Aguafuertes del Nuevo Mundo

Nuestras barricadas

Nuestras barricadas | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Las barricadas históricas constituyeron un clásico de los movimientos populares que a lo largo del tiempo confrontaron con poderes despóticos. En tiempos de virtualidad, esta Aguafuerte discurre sobre construcciones equivalentes para preservar sentidos y valores que la avanzada reaccionaria pone en riesgo.

Ricardo Haye *

A finales del siglo 16 ocurrió en París un levantamiento popular en el que el pueblo se sublevaba contra el monarca de turno, Enrique III. Como forma de protegerse, los sectores rebeldes amurallaban las zonas que ocupaban levantando defensas que bloqueaban el paso a los enemigos. Los elementos más utilizados eran carruajes volcados, palos, piedras y también barriles o barricas. De allí surgió el nombre de “barricadas”. A partir de allí, la modalidad iba a ser repetida en numerosas ocasiones.

Barricada en la calle Soufflot(Horace Vernet, 1848).

Las barricadas volvieron a utilizarse como elemento defensivo y como obstáculo para el oponente durante la Guerra Civil española. Y se volvieron tan significativas que la canción más representativa de los republicanos que luchaban contra el franquismo se llamó, precisamente, “A las barricadas”.

Es un himno representativo de los movimientos obreros y anarcosindicales de España.

Un pasaje de la letra señala:

Negras tormentas agitan los aires. Nubes oscuras nos impiden ver. Aunque nos espere el dolor y la muerte contra el enemigo nos llama el deber”.

Y otro proclama:

En pie el pueblo obrero, a la batalla, hay que derrocar a la reacción”.

El himno pide alzar las banderas revolucionarias y en su estribillo reclama ir a las barricadas por el triunfo de la Confederación.

Es natural recordar esa gesta en medio de la actualidad argentina. Aquellos anarquistas que activaban en el campo obrero y sindical defendían con absoluta convicción que “el bien más preciado es la libertad; hay que defenderla con fe y valor”.

Como una paradoja cruel, hoy el reclamo de libertad pretenden apropiárselo los libertarios que se dicen “anarco-capitalistas”.

¿Cuáles son hoy nuestras barricadas? ¿Qué escudos nos resguardan de la barbarie de un régimen sin alma; de un gobierno sin empatía alguna; de un fantoche presidencial al que ninguna sensibilidad le acompaña la existencia?

Piensa uno en un poder legislativo en el que se advierte una composición más fragmentaria que en otros períodos y se esperanza en que su remanente de pensamiento progresista y nacional y popular obturen los avances feroces sobre la ciudadanía que llevan a cabo el oficialismo, sus aplaudidores rentados y una porción variable de población reaccionaria. Pero la confianza al respecto no sobra (y más bien, escasea).

La conducta del Poder Judicial en su conjunto no nos habilita a depositar allí demasiadas expectativas. Ni siquiera a través de las excepciones honrosas pero insuficientes de sus magistrados probos, que pueden atenuar pero no cancelar definitivamente su descrédito.

El ecosistema mediático en su conjunto luce claroscuros en los que las tinieblas de enunciadores retrógrados suelen encumbrarse sobre las claridades que aportan los profesionales comprometidos con la verdad.

La resistencia popular y la defensa de una calidad de vida digna; la protección de los núcleos sociales más vulnerables; las garantías de respeto a los derechos humanos; la promoción de valores bajo asedio, como la justicia y la solidaridad social o la igualdad de derechos, requieren de otras salvaguardas.

Una de ellas es la acción comunicativa que puede y debe desarrollar el conjunto de medios universitarios.

Es imposible que -en soledad- puedan revertir el curso actual de los acontecimientos, cuyos estandartes son los recortes severos que sufren las provincias y complican sus sistemas educativos y de salud; la paralización de la obra pública; las privatizaciones que, al igual que en fatídicos años ’90, auguran otro desguace del Estado cuyas áreas estratégicas están siendo desmanteladas; el riesgo de eliminación de nuestra moneda nacional con la resignación de soberanía que ello conlleva; la amenaza de reimplantación de sistemas privados de jubilación; la cancelación de derechos laborales que costaron años conseguir.

Este es el contexto en que discurre la vida en la Argentina de hoy. Las PYMES vuelven a sufrir el embate de una política perversa al servicio del capital transnacional. Las fábricas han comenzado a licenciar y a despedir a miles de trabajadores. La capacidad adquisitiva de nuestros compatriotas ha sufrido una disminución impactante. Los jubilados deben elegir entre comprar alimentos o remedios.

Y, como si ese escenario tenebroso no fuera de por sí suficiente, están reapareciendo los dinosaurios políticos que ya no niegan las atrocidades cometidas por la última dictadura cívico-militar-eclesial, sino que las reivindican.

Conviene reiterarlo: resulta imposible que solo un conjunto de medios universitarios modifique semejante estado de cosas.

Pero sí pueden acercar información calificada, interpretación valiosa, análisis minuciosos, orientación adecuada y soluciones posibles. Además, nuestras radios, canales de televisión y centros de producción de contenidos pueden colaborar aportando espacios para el disfrute, el despliegue imaginativo. Desde nuestras barricadas universitarias podemos trabajar en la reconstrucción de un tejido social lastimado por los enfrentamientos, lacerado por las asimetrías que agudizan a diario la brecha entre una minoría privilegiada y una mayoría de desheredados de la tierra, sin acceso al trabajo ni al pan cotidiano.

Sabemos que también las Universidades Nacionales están en la mira de una administración que las asfixia económicamente porque aborrece el conocimiento y renuncia a la ciencia pero -justamente por eso-, desde su condición de espacios del saber, sus claustros deben ser constructores de fraternidades emancipadoras.

Al talento, la creatividad y la sensibilidad de nuestros comunicadores, realizadores, intelectuales y artistas tenemos que pedirles el máximo esfuerzo para preservar y restaurar -si hiciera falta- la confianza y la autoestima de una comunidad a la que se quiere convencer de los beneficios de un pensamiento como el neoliberal, que históricamente solo nos trajo desdichas.

Para enfrentar el auge bestial de la extrema derecha hay que contribuir a la realización de la capacidad social de las personas, motivando sus apetitos más nobles. La representación de la realidad tiene que compartir espacio con la estimulación de los imaginarios ciudadanos.

Las barricadas simbólicas que reivindicamos tiene que ser el dique que ponga límites a la brutalidad extraordinaria que ejerce un régimen despiadado. Desde esos parapetos figurados tienen que partir estímulos tonificantes para que una sociedad agredida advierta la necesidad de hacer retroceder sus zonas de ignorancia al tiempo que intenta protegerse de sus verdugos.

Plaza Roca 133, La Plata. Durante muchos años, la sede histórica de la primera emisora universitaria del planeta

Dentro de unos días, en la Universidad Nacional de La Plata se llevará a cabo el Primer Congreso de Medios Universitarios. Ocurrirá justo al cumplirse cien años del nacimiento de la primera emisora académica del planeta: LR 11 Radio Universidad Nacional de La Plata. A lo largo de ese siglo, las casas de estudios argentinas diversificaron su producción de contenidos a través de libros, revistas, otras emisoras de AM y FM y centros de realización audiovisual que dieron cauce a una creación de sentidos nutriente y vivificante. En esa actividad extensionista late la vocación generosa de compartir con la comunidad los conocimientos que cada universidad construye y acumula.

También esa construcción laboriosa y enriquecedora se encuentra en peligro bajo la prédica intimidante y el accionar agresivo del oficialismo. Defender esas barricadas luminosas es un deber apremiante para quienes conservan la cuota de humanidad que, si alguna vez tuvo, el elenco gobernante extravió de modo imperdonable.



(*) Docente e investigador del Instituto Universitario Patagónico de las Artes.
29/07/2016

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