-?
Transcurre ya el mes de febrero de 2024 en la Argentina, y no está de más insistir en que es erróneo el diagnóstico que hace la derecha acerca de la etiología de la crisis económica en este doliente país, diagnóstico que, digámoslo, no fue nunca refutado por ninguna oposición de esas sobre las que recaía la responsabilidad de ahorrarle al pueblo argentino la roabastiana excentricidad de un presidente con cinco "hijitos de cuatro patas", al tiempo que, de ese modo, nos hubieran evitado a todos la derrota en una "guerra cultural" dramáticamente perdida.
El caso es que hace muy poco, el ungido "presidente" supo decir que "necesitamos una respuesta rápida en términos de inversiones" para que el "plan" tenga éxito. Es decir, se trata de lo que venimos diciendo desde la época en que gobernaba el país Mauricio Macri. Esta gente de "la libertad avanza a los tumbos", vino a ganar una elección a como diera lugar apostando todo a que, si ellos ganaban, el mundo volvería su mirada a la Argentina y los dueños de los fondos de inversión globales se dispondrían inmediatamente a poner su dinero en este país que, con Milei, con Macri o con Drácula, padece de una inestabilidad crónica -que no es sólo económica- y que no se supera con el resultado de una elección, algo que los "inversores" saben muy bien.
Si todo depende de "las inversiones" hay que saber que Milei fracasará porque acá no va a aparecer un dólar por ningún lado, salvo que alguien crea que si Elon Musk viniera a llevarse el litio, o el israelí "Larry" Fink a quedarse por monedas con el Banco Nación, a eso se le podría llamar "inversión". Al fin y al cabo, Menem ya lo hizo: llamó de ese modo a lo que era pura privatización de negocios rentables. El caso es que el mundo pinta saqueo, más que "inversión". Ello surge de los datos, que están señalando que la tasa de inversión global y las perspectivas de crecimiento mundial son, actualmente, de malas a nulas.
Tanto el Informe WEO (World Economic Outlook) del FMI de octubre de 2023, como el https://news.un.org/es/story/2024/01/1526942 de Naciones Unidas han sido claros en sus pronósticos para el 2024. Esta última base de datos consigna que "la economía mundial crecerá sólo un 2,4% en 2024, hilando su tercer año consecutivo de desaceleración", mientras que el citado WEO, con la firma de Pierre-Olivier Gourinchas, dice: "Según nuestras últimas proyecciones, el crecimiento económico mundial se desacelerará de 3,5% en 2022 a 3% este año y 2,9% el próximo, una revisión a la baja de 0,1 puntos porcentuales para 2024 con respecto a julio. Estas cifras están muy por debajo del promedio histórico (10/10/2023)" (Ibídem).
En semejante contexto, esperar que se fijen en la Argentina a la hora de invertir, no puede sino suscitar en nosotros aquella ¡Oh, Sancta Simplicitas!, asombrada expresión de Juan Hus cuando era quemado en la hoguera y que luego repitió Nietzsche en la sección segunda de su Más allá del bien y del mal... ¡Oh, santa ingenuidad!
Por su parte, el Banco Mundial tiene dicho recientemente que: "Para el cierre de 2024, con una expansión de 2,4%, la economía mundial podría sumar los cinco años con el menor crecimiento del Producto Interno Bruto de las últimas tres décadas..." ( B. M.: Informe de Perspectivas Económicas).
«El estudio señala que el crecimiento de 2023 fue de 2,6% y alerta de que, si bien el riesgo de una recesión mundial ha disminuido en gran parte debido a la fortaleza de la economía de Estados Unidos, las crecientes tensiones geopolíticas podrían crear nuevos peligros a corto plazo para la economía global». https://news.un.org/es/story/2024/01/1526942.
Así las cosas, nadie puede creer, seriamente, que el capital global invertirá en la Argentina durante los próximos años. Hace poco, el diputado Carlos Heller dijo en el recinto que "...no es verdad que con el equilibrio fiscal van a venir las inversiones". Pero no dijo nada más. Se quedó ahí. No explicó por qué eso es así. Y en general, en el debate sobre la "ley ómnibus", nadie transita más que por picadas ya trilladas y abiertas en la espesura conceptual de las generalidades diseñadas por el licenciado Perogrullo.
Y el problema es que, para un diagnóstico como el que hace la derecha de este país acerca de la etiología de la crisis económica, la "inversión extranjera" resulta vital si se quiere superar tal crisis. Si la "gestión Milei" transfiere recursos desde el sector público al privado; desde el asalariado al patronal; si ajusta el sistema previsional; si privatiza (ahora o más adelante) las empresas estatales que han sido ejemplo en el mundo en cuanto a eficiencia, calidad y competividad, (ARSAT, YPF, Banco Nación, INVAP); si le entrega el negocio de volar por los cielos argentinos a los que volarán sólo allí donde haya alta rentabilidad asegurada... Si después de todo eso no tienen nada más para ofrecer porque las "inversiones" no llegaron... esto termina en golpe de Estado, como auguran los chamanes peruanos y los astrólogos zíngaros... y se la está viendo venir Mauricio Macri que ya anda noviando a escondidas con la Villarruel.
Y lo que instala en el limbo de las ilusiones sin sustento a la expectativa de contar con inversión extranjera directa en la Argentina en el corto o mediano plazo, es el hecho puro y duro de que las proyecciones de crecimiento de la economía mundial se hallan en estado crítico, según lo recién citado proveniente de esos organismos internacionales, y según lo muestra, también, el cuadro al que se puede acceder cliqueando en la siguiente dirección de enlace: https://www.imf.org/-/media/Images/IMF/Flagship/section-images/Spanish/WEO-Chart-OCT-2023-withMorocco-SPA.ashx.
Con todo, es necesario advertir que a esta banda de negociantes insomnes que, por decisión soberana de un electorado al que el sistema educativo del país (es decir, todos los gobiernos) ha mantenido sistemáticamente en la desinformación y la ignorancia, no se la combate con éxito apelando a indigencias conceptuales ya resecas, gastadas por el uso y sancionadas por el fracaso.
No alcanza con incorporar al "empresariado nacional" a la gesta soberanista y productivista con que será preciso reemplazar a los depredadores actuales que, dicho sea de paso, si están ahí, "no fue magia", sino insuficiencias ideológicas de los que debían haber evitado que estuvieran ahí. Pues, ¿qué puede hacer un empresariado raquítico apoyado en un Estado trémulo, frente a la plutocracia global? ¿Cómo se compite ahí? ¿Qué destino tiene esa "idea" más que una nueva frustración propia del más de lo mismo que implica?
El "diferencial productivo" entre la Pampa Húmeda y la industria va a existir siempre y no se nivela manipulando el tipo de cambio, como dice el reputado economista Pablo Challú, cuya solvencia intelectual está, empero, para quien esto escribe, fuera de toda duda. https://agenciapacourondo.com.ar/economia/challu-si-el-peronismo-quiere-tener-futuro-debe-incluir-la-voz-de-los-empresarios.
A ese desnivel no hay que equilibrarlo, hay que suprimirlo. A ese gato hay que ponerle el cascabel geopolítico, que es lo que la derecha se anima a hacer y la oposición a la derecha no se anima. Milei dijo, de movida, que él jugaba de titular con EE.UU y con Israel y que Laura Richardson, la "generala" del "comando sur", hacía muy bien en decir "nosotros, los estadounidenses, tenemos litio en Salta". Nosotros, los opositores a la derecha, seamos o no peronistas, debemos decir: nosotros elegimos con quién nos juntamos a almorzar. Nosotros optamos por China en el orden global, porque China nos ayuda y su política no es apropiarse de nuestros recursos naturales. Eso lo hace Taiwán en el Mar Argentino. La verdadera China, es decir la República Popular de ese nombre, es socio central del FMI y decide con su voto muchos capítulos que le interesan a la Argentina. Y nadie más interesado en el funcionamiento económico global conforme las pautas organizativas del FMI, que esta China de Xi Jinping. Nosotros -deberíamos seguir diciendo- queremos que Ushuaia cuente con una base militar china y que nuestro litoral atlántico, desde Las Toninas hasta Río Gallegos, cuente con la protección también militar de una cadena de bases aeronavales de la Federación Rusa, todo ello acordado en el marco de los BRICS, conforme el art. 99, inc. 11 de la Constitución Nacional y en tándem con Brasil y Sudáfrica, cuyas fuerzas armadas están incorporadas a un proyecto de país de "Producción para la Defensa", algo que deberíamos imitar. Si no hacemos esto, nuevas frustraciones nos esperan.
Se acerca a lo cierto Challú cuando dice -críticamente- que para Caputo "un solo factor explica la crisis". Dice bien, también, cuando dice que hay que cambiar el sistema financiero. Pero eso no lo hará jamás ninguna expresión política del "empresariado nacional", suponiendo que tal alucinación alguna vez empezara a existir, no porque tal empresariado no lo quiera sino porque no puede. Sólo la potencia global asiática puede sacar diez millones de habitantes de los conurbanos e instalarlos en la Patagonia. De ese modo se termina con la pobreza. Claro que hay que tener huevos para hacer todo eso. Pero para los que no los tengan hay otros oficios fuera de la política. Grabois, Pablo Moyano, Kicillof, están, afortunadamente, todavía, dentro de la política y a ellos los aguarda el futuro, algo de lo que Segio Massa, de cuyo know how nadie se puede dar el lujo de prescindir, debería tomar adecuada nota. Esto es lo que hay que decir y no cultivar sanatas progres de corte "antineoliberal". Escribir para decir banalidades y encima escribir con los codos (y no me estoy refiriendo aquí a ninguna de las publicaciones ya citadas, sino a otras de corte progre para cuyas medianías a cargo las concordancias que rigen en la sintaxis castellana constituyen un bosque encantado pleno de sorpresas e inesperadas epifanías) es parte de la infeliz circunstancia en que se debate la Argentina que hemos llegado a tener.
El factor "déficit fiscal" no explica la crisis, no porque sea un solo factor sino porque en la etiología de las crisis argentinas, no está el déficit fiscal sino el patrón productivo. Heller, que dice que es economista, podría haber dicho esto en el Congreso. Es parte de la "batalla cultural". Si consolidamos un perfil primarizado en vez de uno industrial, venderemos siempre soja y alfalfa, en vez de satélites, barcos o chips, y aunque lográramos un equilibrio provisorio, después volveríamos a ser deficitarios porque no estaríamos vendiendo valor agregado. Eso es lo que hay que decir y que nadie dice. A nadie se le cae una idea y todos sólo atinan a decir que Milei está en contra de los jubilados y de los trabajadores... (¡¡¡ ... !!!).
¡Oh, Sancta Simplicitas ...!! No debemos, tampoco, perseguir ningún "bien común" (Guillermo Moreno dixit), porque ese es el bien para las víctimas y para los victimarios. Ese es un concepto moralmente dañino y filosóficamente berreta, cuya raíz es "rerumnovariana" y ya ha fracasado, como el neoliberalismo. Su raíz es religiosa pero no es un invento de la iglesia de Roma, sino que ésta (León XIII) se lo robó a Schopenahuer, que pensaba que el mundo es sólo sufrimiento y que ello debe conducirnos a la piedad y a la resignación (Die Welt als Wille und Vörstellung).
En fin... Nadie es más católico que el Diablo, dijo una vez Baudelaire, que sabía de qué hablaba.
Va con firma | 2016 | Todos los derechos reservados
Director: Héctor Mauriño |
Neuquén, Argentina |Propiedad Intelectual: En trámite