Columnistas
12/11/2023

Hamas, una oportunidad de negocios para EE.UU.

Hamas, una oportunidad de negocios para EE.UU. | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Ninguna actividad terrorista puede justificar la masacre de niños y refugiados, que es lo que está haciendo Israel en esta guerra que se ha desencadenado en la Palestina ocupada.

Juan Chaneton *

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Una posición común de Latinoamérica (o por lo menos mayoritaria, denunciando los crímenes de Israel contra los derechos humanos que el gobierno de Netanyahu está perpetrando en Palestina) se enfrenta a una disyuntiva de hierro de vieja data: actuar en consonancia o en contra de los intereses geopolíticos y geoestratégicos de Estados Unidos en el mundo.

Los hay quienes, como los gobiernos de Bolivia o Colombia, han avanzado más en lo que se refiere a una posición soberana e independiente tanto de tutelas como de cálculos de oportunidad. El riesgo es que el temor o la indignidad de los otros deje a los presidentes Arce y Petro solitarios en la denuncia de unos delitos universales que deberían conmover a todos y que todos deberían impugnar: limpieza étnica, genocidio, torturas, desplazamientos forzados, que todo eso es lo que está perpetrando el gobierno de Netanyahu en esa escandalosa aglomeración de personas llamada, con naturalizada costumbre y rutinaria indiferencia, "Franja de Gaza", y a cuyos habitantes más de un periodista vernáculo les asigna, a coro con las derechas comunicacionales de la región, el gentilicio de "gazatíes", lo cual es un solapado modo de empujar a la minusvalía existencial a unas víctimas que otros antecesores en el arte del odio racial llamaban "häftlinge" (presos), como en Sobibor.

Gaza es un lager, hay que saberlo. Y hay que decirlo. Los que reactualizan el genocidio no banalizan el mal, incurren en él.

Recientemente, parecerían incorporarse al club de la dignidad regional un Brasil que está obligado a sintonizar su radar internacional en 360 grados, pues para una potencia que juega en primera en todo el escenario global, no es sólo Israel lo que importa a la hora de definir una política frente a Israel, sino también y en primer lugar, la eficacia de su presencia en los foros mundiales y su siempre potencial condición de respetado moderador de las crisis en un Oriente Medio que tiende a verlo, cada vez más, como neutral y confiable. También Chile ha hecho amagues pro palestinos aunque, tratándose de Boric -el presidente trasandino- confiar en su firmeza a la hora de soportar las presiones del Departamento de Estado deviene trémulo albur.

Se imbrican los conflictos globales, a despecho de su recíproca lejanía geográfica y de su diferente etiología, naturaleza y espesor político. Se hallan unidos los conflictos que libran la OTAN en Ucrania e Israel en Palestina. Los une el dinero. Una visión "de mercado" sobre los 3000 niños asesinados por los bombardeos de Israel en Gaza (Lula da Silva dixit) se despliega, en toda su perversa crueldad, en la lengua y la pluma de Cai Von Rumhor, ilustre descendiente de Joachim Rumhor, brigadeführerde las Waffen Shutzstaffel en la división de caballería SS que se llamó "Florian Geyer". Celebra hoy el nieto putativo del criminal nazi que Hamás haya "creado una demanda adicional" (ver enlace).

Se refiere a la demanda de armas por parte de Israel, pues este hombre se desempeña hoy como jerárquico de TD Cowen, líder en industria aeroespacial. Descorcha champagne, el "empresario", pues Biden le ha pedido al Capitolio que le autorice una partida de 106.000 millones de dólares más para que Israel le pueda comprar más armas a, entre otras, TD Cowen, que Rumhor preside. ¿Ética? Words, only words... (ver enlace).

A la plutocracia que gobierna en occidente le empieza a rendir más y mejores beneficios la ecuación Israel<>Palestina en Medio Oriente que OTAN<>Rusia en Ucrania. “Democracia y derechos humanos “ en ambos casos, eso sí.

Y todo transcurre ante la inoperancia más absoluta de Naciones Unidas, cuya Carta le fija al organismo la exclusiva finalidad de ocuparse de "la paz y la seguridad internacionales". Y el caso es que la ONU no sirve ni para lo uno ni para lo otro. Recientemente, el medio inglés The Guardian explicaba que Wall Street se aprovecha de la circunstancia de que la ONU renuncia a pronunciarse acerca de si empresas que fabrican y venden armas, como General Dynamics, TD Cowen o Raytheon tienen responsabilidad en las violaciones a los derechos humanos que comete Israel en Palestina y, en consecuencia, son los propios Estados Unidos los que determinan si existe o no tal violación. Estados Unidos es aliado de Israel y su secretario de Defensa, Lloyd Austin, era, antes de asumir ese cargo, miembro del directorio de Raytheon que, de paso, fue la empresa que, desde el Pentágono, recibió, durante 2022, el segundo mayor número de contratos. Lloyd es un corrupto que no incurre en ningún delito público que los argentinos no conozcamos: Juan José Aranguren, que había sido presidente de Royal Dutch Shell Argentina, fue imputado de favorecer a esta empresa mientras se desempeñaba como ministro de Energía en el gobierno de Mauricio Macri. Lo único que varía es la escala y la relevancia geoestratégica de la maniobra. En cuanto a empresas comprometidas en violaciones a los derechos humanos, Mercedes Benz Argentina y Ford Motor, también de nuestro país, constituyen precisos exponentes de que el capital no tiene patria ni escrúpulos sino, ante todo, intereses y totalitaria vocación por el lucro a como dé lugar.

El tema de fondo en esta demencial ordalía de sangre no es Hamas y sus "túneles". Esto último es el mantra que agitan unos asalariados locales que mienten por encargo desde los canales televisivos alineados con la geopolitica estadounidense; y lo hacen porque no pueden entrar con razonable argumentación en el fondo del asunto, que es la causadel antiquísimo conflicto. Por lo demás, ninguna actividad terrorista puede justificar la masacre de niños y refugiados, que es lo que está haciendo Israel en esta guerra que se ha desencadenado en la Palestina ocupada.

En el parlamento de Ankara, Recep Tayik Erdogan, presidente de Turquía, ha dicho que "Hamas no es una organización terrorista; es un grupo de luchadores por la liberación, que lucha por proteger a su tierra y a sus ciudadanos...". Y agregó: “Bombardear lugares civiles, matar civiles, bloquear la ayuda humanitaria e intentar presentar esto como logros son actos de una organización y no de un Estado”. El presidente usa a menudo la palabra "organización" como sinónimo de grupo terrorista. Erdogan dice que el gobierno de Israel es una "organización".

De modo que los papeles están invertidos en la óptica del presidente turco. Todos los actores involucrados han superado ya la edad de la inocencia.

Jabalia, en el norte de Gaza, era un campo de refugiados. Los refugiados, en una guerra, son población civil no combatiente. Existe la obligación, para los bandos beligerantes, de proteger las vidas de esa población civil. Israel no puede asesinar a mansalva y eso es lo que ha hecho. El canciller argentino, Santiago Cafiero, ha liderado la condena argentina al bárbaro crimen, lo cual ha incomodado a Sergio Massa y anticipa los puntos de disenso del progresismo genuino con un eventual futuro gobierno suyo.

Todo está conduciendo a una generalización del conflicto. Los hutíes de Yemen ya combaten en una guerra en la que, previamente, el propio gobierno con sede en la capital del país, Saná, ya había entrado mediante la declaración respectiva de Yemen a Israel. Teherán, por su parte, lidera la negativa de los países musulmanes a venderle petróleo al Estado judío. Israel posee armamento nuclear. Todo es MAD, esto es, destrucción mutua asegurada o simplemente locura, que a eso alude también "mad" en inglés. Todo terrorismo es repudiable. La guerra debe cesar. Dos Estados en tierra bíblica es la fórmula esperanzadora que pugna por renacer de unas cenizas a las que la habían confinado las ideologías filofascistas que nutren los centros de decisión del sistema político israelí. Pero “dos Estados” requiere sentarse a negociar. Y gentes como Netanyahu están lejos de ser los indicados para negociar nada que no sea sangre y muerte, aun la de los suyos, que son más víctimas de su terrorismo que de cualquier otro. Israel tiene todo el derecho a existir, pero este primer ministro sólo está logrando que Israel empiece a tener problemas en todos lados, incluso con quienes no son sus enemigos.



(*) Abogado, periodista, escritor.
29/07/2016

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