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Columnistas
01/10/2023

La encerrona

La encerrona | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Algunos de los dirigentes sindicales que le pateaban los tobillos a Cristina cuando el sueldo de los trabajadores argentinos era el más alto de América Latina, por estos días, en que muchos asalariados están bajo la línea de la pobreza, comparten el palco con el candidato oficialista.

Rodolfo Canini

A pocos días de una elección, no sería a priori conveniente explicitar la opinión sobre el espacio político al cual uno pertenece, y mucho menos de su candidato, si aquella no fuese favorable. Claro, que no se puede evaluar de la misma forma lo que es meramente coyuntural, y el proceso político de los últimos 20 años. Tampoco convenía en su momento criticar al gobierno que se votó: “los trapos sucios se lavan en casa”. Pero la realidad nos demuestra que cuando no se habilita la crítica interna y se actúa en consecuencia, llegamos a la situación actual. Nadie en su sano juicio hubiese opinado cuatro años atrás que Sergio Massa iba a representar al espacio político con mayor preponderancia Kirchnerista; mucho menos que terminase siendo el candidato a Presidente. Si era inimaginable entonces, en el último tiempo, y siendo el ministro de Economía del 150% de inflación anual y del 40% de argentinxs bajo la línea de pobreza, aún más increíble resulta su postulación. Tampoco hubiese entrado en la imaginación de nadie, que un personaje como Milei llegara a ser un líder político, que gana las elecciones primarias y con seria posibilidad presidencial.

En esta semana, distintos actores de la política provincial neuquina apoyaron la candidatura de Sergio Massa. Sesenta mil personas, según sus organizadores, colmaron el predio “Olivia” en los límites entre Plottier y Neuquén. Algunos de los dirigentes sindicales que le pateaban los tobillos a Cristina, cuando el sueldo de las y los trabajadores argentinos era el más alto de América Latina; por estos días, en que muchxs asalariados están bajo la línea de la pobreza, comparten el palco con el candidato oficialista. Varios de los dirigentes provinciales, adversarios históricos, se mostraron en ese escenario juntos y unidos. Las contradicciones provinciales pasaron a ser secundarias y al mejor estilo maoísta (o peronista) se encolumnaron detrás de la contradicción principal: los dos modelos de país en pugna, el neoliberalismo plus re contrarrecargado y el neoliberalismo rebajado con soda (otrora Nacional y Popular). Expresado así pareciera no haber muchas diferencias. Pero sí, las hay. Hasta podría decir que encarnan dos proyectos de país que se remontan al inicio de nuestra patria.

También hay que reconocer que está en disputa la hegemonía de cada proyecto. Y en esto me quiero detener en un análisis que escuché recientemente de parte del periodista Roberto Navarro, claramente identificado con el proyecto nacional y popular. Él decía, que el kirchnerismo en la actualidad sólo existe en los discursos de Cristina Fernández. Que ese movimiento político, que enamorara a millones de compatriotas, ya no existe. No se lo vio en las decisiones políticas ni se asomó en estos cuatros años de pésimo gobierno. Tan malo, que el candidato y la propia Cristina salieron a pedir disculpas. Se preguntaba el periodista: ¿se equivocó Cristina? Es algo que nadie quiere abordar, al menos públicamente. Ninguno quiere decir “el Rey está desnudo”, como aquella fábula del danés Hans Andersen que deja como enseñanza: “no tiene por qué ser verdad lo que todo el mundo piensa que es verdad”. Sería muy injusto endilgarle toda la responsabilidad a una mujer que lo dio todo y más también. Pero la incumbencia de la conducción política ejercida desde un liderazgo no exime de responsabilidades, diría todo lo contrario. A la luz de los acontecimientos, y si este fuese el final de la película, podríamos decir simplificando, que Cristina se equivocó dos veces, con dos candidatos a Presidente que no representaban el ideario político del kirchnerismo. No obstante, pareciera ser que la película no concluye y tendría un final abierto.

De todas maneras, fuere cual fuese el final, estamos acorralados entre elegir a un neonazi, a una neofascista, o a un hombre que no representa al sector más numeroso del movimiento nacional y popular. Nos han metido en una encerrona. Los sectores neoliberales, conservadores, antipopulares, antipatria, oligárquicos, colonialistas (no alcanza un solo adjetivo para definirlos) nos han acorralado. No fue el casual infortunio. Ellos hicieron mucho para que esto suceda. Nosotros no hicimos lo que había que hacer para evitarlo.

29/07/2016

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