La extrema derecha, en nombre de la libertad, es decidida defensora de la libre tenencia de armas. Es el caso de Trump en Estados Unidos, Bolsonaro en Brasil y también en la dirigencia conservadora de Argentina. Así, Patricia Bullrich sostuvo que “el que quiera andar armado que ande armado” y Javier Milei: “Estoy en favor de la libre portación de armas”, cosa que justificó diciendo que “cuando prohibís el uso de las armas, los delincuentes, por más que lo prohíbas, la usan igual” (Clarín, 19-9-23), mientras que Victoria Villarruel (que sería la responsable de seguridad en un hipotético gobierno de La Libertad Avanza) lo hizo diciendo que “nosotros queremos que el ciudadano de bien se puede defender”.

Se abre así un interesante debate que tiene que ver con la gran cantidad de muertes violentas en el mundo (según el Banco Mundial, la tasa de homicidios es de 7 cada 100.000 habitantes por año), donde, lamentablemente, el nuestro (América) es el continente de mayor violencia (17,2 cada 100.000 hab.), en el que América Latina y el Caribe tienen una tasa del 20 cada 100.000 habitantes y donde sobresalen los estados pequeños del Caribe (32 cada 100.000). “Por el contrario, Europa, dice el informe de las Naciones Unidas, ha visto una disminución en la tasa de homicidios en un… 38 por ciento desde 1990. (En ese lapso) la tasa en Asia ha caído un 36 por ciento.”

Cabe señalar que según las Naciones Unidas (UNCDC, Informe 2019) “La actividad criminal es responsable de muchas más muertes en todo el mundo que el conflicto armado y el terrorismo combinados”. Según ese informe, en el 54% de los casos es mediante armas de fuego, 22% con armas blancas y 24% otros, como el veneno y otras sustancias, y donde el 90% del total es cometido por hombres y solo el 10% por mujeres.

“La violencia con armas de fuego es una lacra que amenaza nuestro derecho fundamental, el derecho a la vida” dice Amnistía Internacional:

No existe una sola causa que genere esta violencia, aunque entre ellas tienen gran incidencia:

1-La pobreza de la sociedad: Según el Banco Mundial, los países de ingresos altos tienen una tasa de 3 cada 100.000 habitantes, los de ingresos medios, 6, y los de ingresos bajos, 11. La relación entre pobreza y homicidios es clara: afecta especialmente a las comunidades más desfavorecidas.

Según el informe de la ONU, ““La pobreza es un factor de riesgo asociado con el crimen violento y la victimización tanto a nivel individual como nacional. A nivel individual, las personas pueden recurrir al crimen violento como medio de supervivencia” y, agrega: “un aumento en la proporción de jóvenes que no son económicamente activos (sin empleo, educación o capacitación) está relacionado con un aumento en los niveles de homicidio. Los países con mayor desigualdad de ingresos tienen más probabilidades de tener tasas de homicidio más altas que los países con menor desigualdad. Los desarrollos económicos que exacerban la desigualdad de ingresos tanto dentro como entre países pueden fomentar la violencia criminal. Se sabe que la desigualdad sociopolítica, especialmente el acceso desigual a los recursos es la causa de raíz de la conducta violenta.”

En países donde el origen racial influye en la distribución de ingresos, como Estados Unidos, los varones entre 15 y 35 años afroamericanos tienen 10 veces más de probabilidad de morir por homicidio que uno blanco de esa edad.

2-El nivel general de educación:En un estudio sobre América Latina se determinó que un aumento de dos puntos en el porcentaje de egresados de la escuela media estaba acompañado de un descenso de un punto en la tasa de homicidios.

3-Uso del alcohol y drogas: En el 33,5% los homicidas están influidos por el uso del alcohol, el 2,2% por drogas prohibidas y el 1,3% por otras sustancias psicoactivas.

4-La libre disponibilidad de armas.Es el principal factor. Según Amnistía Internacional el 85% de las armas está en posesión de los particulares, solo el 13% en arsenales militares y 2% en posesión de la policía.

María Pía Devoto, en una nota publicada en “Le Monde Diplomatique” (mayo de 2023), presenta la siguiente comparación:

Por eso la socióloga Alejandra Otamendi (CONICET) sostiene que “A mayor cantidad de armas de fuego en la sociedad civil, mayor cantidad de muertos con armas de fuego, tanto en homicidios, femicidios o accidentes”-

El caso extremo es el de masacres, especialmente en escuelas, iglesias y otros lugares públicos, que lamentablemente es una noticia que se repite permanentemente y, por lo general, proveniente de Estados Unidos, donde hay más armas que gente (393 y 323 millones respectivamente; 121,7 armas cada 100 habitantes); este año fue en Texas, donde un joven de 18 años mató a 19 niños y a 2 maestros.

Otro caso es Serbia (39 armas cada 100 habitantes, uno de los índices más altos del mundo) donde un niño de 13 años mató a 8 estudiantes y, al día siguiente, un joven de 21 años mató a 9; total 17 muertos y 21 heridos. A raíz de este caso, el gobierno prometió cambiar la legislación, reglamentando cuales son las armas posibles de usar por particulares, estableciendo el registro obligatorio de las mismas y fijando penas muy grandes a quienes lo violen.

Un caso emblemático fue el de Australia, que en 1996 sufrió una masacre en Port Arthur, donde un tirador solitario mató a 35 personas y dejó muchos heridos; por esta razón cambió su legislación, prohibiendo las armas automáticas y semiautomáticas y estableciendo el registro obligatorio. Las estadísticas mostraron que entre 1996 y 2019 la cantidad de muertes violentas bajó a la mitad.

A pesar de toda la evidencia estadística, Javier Milei en el programa “Solo una vuelta más” en el canal de televisión TN, sostuvo que “Aquellos estados que tienen libre portación de armas, le guste o no a la progresía, tienen mucho menos delitos que donde vos tenés obligados a estar indefensos a los hombres”. Claro que esto no debería sorprender a nadie, porque la población termina acostumbrada a escuchar de este candidato a presidente de la Nación las cosas más disparatadas sin la menor preocupación de su relación con la verdad.