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17/09/2023

Neoliberalismo: el derecho de las bestias

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Está claro que lo que pregonan los economistas que adhieren al neoliberalismo no ha dado resultados positivos en ningún país, tampoco en aquellos países que tienen déficit 0, como Chile.

Rodolfo Canini

Llegar al socialismo a través del voto en un sistema de democracia liberal, fue el intento de Salvador Allende y su Unidad Popular, a principios de la década de los 70 del siglo pasado. La propia historia de Chile, de larga trayectoria democrática, invitaba a pensar en su posibilidad. Pero el 11 de setiembre de 1973 los fusilamientos, las desapariciones, las torturas, el encarcelamiento y el exilio se adueñaron del país tras la conducción del General “rastrero” Augusto Pinochet. Caía así el experimento social mirado por el mundo, y augurado su fracaso por Fidel Castro.

Al año y pocos meses del golpe, Milton Friedman, prestigioso economista estadounidense, asesor de Richard Nixon y luego de Ronald Reagan, mantuvo una reunión con Pinochet. También participaron en ella: Arnold Harberger (Prof de la universidad de Chicago) y el economista brasileño Geraldo Langoni, graduado en Chicago en 1970. El encuentro daría inicio al laboratorio para las teorías de los “Chicago boys”. Occidente no sabía por entonces, que allí se daba inicio a la etapa neoliberal, que arrasaría el bienestar de millones de personas en el mundo.

El diagnóstico del economista estrella de entonces sobre la economía chilena era que se trataba de: “Un paciente que sufre del virus ‘déficit fiscal’ con complicaciones de tipo monetario”. En el año 1974 la inflación había alcanzado un 369.2%, y a comienzos de 1975 seguía siendo muy elevada. Por si fuera poco, el precio del cobre estaba muy bajo y el del petróleo, muy alto. La solución estaba cantada: reducir drásticamente el déficit fiscal y administrar la política monetaria. En este contexto, se lanzó en abril de 1975, justo un mes después de la visita de Friedman, el “Plan de Recuperación Económica”. Este paquete de medidas se conocería como el “shock treatment” (Terapia de choque), y se dirigió desde Chicago.

Para Friedman, la libertad económica era una condición imprescindible para la libertad política. Había que generar las condiciones sociales para lograr la libertad económica, y en consecuencia, la libertad política. De esa manera justificaba la dictadura de Pinochet. Ese argumento le valió el reproche hasta el fin de sus días por parte de muchos economistas liberales. Los cuestionamientos se agravaron cuando recibió el Premio Nobel de Economía en 1976, a sólo tres semanas del brutal asesinato de Orlando Letelier ( ex canciller y ministro de Defensa del gobierno de Salvador Allende). El asesinato, perpetrado en Washington DC, conmovió a todo el arco político estadounidense, menos a los cómplices. El auto explotó a pasos de la embajada chilena, acabando con la vida del ex funcionario de Allende y una ciudadana estadounidense, quien era su secretaria. La bomba fue activada por control remoto. La orden partió de Pinochet, como se comprobó tiempo después, con el conocimiento y cierta anuencia de Estados Unidos, y al amparo del llamado “Plan Cóndor”.

Anthony Lewis, reconocido periodista liberal de la época, escribe al respecto del Plan económico chileno en una de sus columnas en el New York Times, “… la represión también puede estar relacionada con una política económica que no podría imponerse en una sociedad libre…”.

“El Plan de Recuperación Económica”, ampulosamente anunciado por la dictadura de Pinochet, dio sus frutos a poco tiempo de implementarse. La inflación bajó notablemente, pero la “terapia del choque” sugerida por Friedman, corazón del Plan económico, dejó más de un 20% de desocupación y la producción industrial, por el piso. Las diferencias entre ricos y pobres aumentaron y llevaron a Chile a ser el país más desigual del mundo.

Chile es hoy uno de los 7 países en el mundo, de los 195, que no tiene déficit fiscal, tal cual lo recomendaba Friedman a Pinochet hace 48 años. Reducir el gasto público, realizando recortes en servicios públicos; reducir impuestos al empresariado y reformar el sistema laboral y previsional para asegurar que lleguen las inversiones y financiar los gastos (endeudándose), es la receta de cualquier aprendiz de aquel economista conservador. Está claro que lo que pregonan las y los economistas que adhieren al neoliberalismo no ha dado resultados positivos en ningún país, tampoco en aquellos países que tienen déficit 0, como Chile. Sólo le ha ido bien al capital financiero, quizás ese haya sido su único objetivo. Como dice el economista Humberto Zambon: “La concentración de riquezas en pocas manos es una característica del capitalismo financiero y es un problema a escala mundial”.

A 50 años de aquél golpe sangriento, podemos concluir que llegar al socialismo a través de una democracia liberal, como afirmar que la libertad económica es una condición necesaria para llegar a la libertad política, no se ha podido demostrar. Ni Salvador Allende ni Milton Friedman pudieron convertir sus hipótesis en teoría.


 

29/07/2016

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