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Columnistas
03/09/2023

Sobre 5G y dejar de ser perro

Sobre 5G y dejar de ser perro | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Nuestro país tiene hoy la posibilidad de insertarse de otra manera en un nuevo orden mundial. Con la reciente incorporación a los BRICS, con nuevas tecnologías provenientes de socios y no de amos.

Rodolfo Canini

El Ente Nacional de Comunicaciones, Enacom, llamó esta semana a licitación pública para la adjudicación de las bandas radioeléctricas para la prestación de servicios con tecnología 5G. La decisión se tomó por mayoría. "La esperada licitación sufrió varias demoras y reiteradas especulaciones sobre la influencia de EE.UU. para evitar la participación de empresas chinas", según dice el prestigioso portal de negocios Forbes. Esto explicaría el voto negativo con argumentos muy endebles por parte de la minoría (representantes de Juntos por el Cambio). “El Enacom aprobó las condiciones generales necesarias para que la tecnología 5G sea una realidad en Argentina. A partir de ello, se podrá tener mayores conexiones en tiempo real ultrarrápidas, “comunicaciones de mejor calidad y expansión a nuevos servicios" manifiesta el comunicado del ente regulador estatal.

El siglo XXI aceleró los avances científicos y tecnológicos, catalizando conocimientos acumulados por la humanidad. Estos progresos no son trasladados en forma igualitaria a todas las personas ni a todas las sociedades, en nuestro país tampoco. La tecnología claramente va cambiando nuestra forma de vida y nuestra forma de relacionarnos entre los humanos y con el ambiente. La articulación del conocimiento con la celeridad de su procesamiento determina la capacidad de desarrollar competencias para nuevas formas de producir, de relacionarnos, de crear. Y en éstos avances toma un rol predominante la digitalización en la vida cotidiana.

El desarrollo cualitativo y cuantitativo de la vida digital se evidencia en los 5.180 millones de usuarios activos de internet en el mundo, que representan 65% de la población mundial. Obviamente, la gran mayoría accede mediante teléfonos móviles o teléfonos inteligentes. Las personas pasan en promedio 7 horas diarias frente a una pantalla por actividades relacionadas con Internet.

La quinta generación de redes móviles (5G) supera ampliamente las velocidades de descarga a 4G, hasta 100 veces más rápido. Un mundo cada vez más conectado requiere una conectividad con ese nivel de eficiencia y eficacia.

China tomó la posta en la nueva generación tecnológica tras el dominio europeo y norteamericano en los estándares 3G y 4G. El país asiático puso a disposición del mundo la nueva tecnología móvil por la cual estamos más conectados con todos, todo el día y en el menor tiempo.

La disputa por el control y un nuevo orden mundial

La disputa entre EE.UU. y China tiene que ver con quién controla los tiempos sociales de producción, es decir la optimización de la eficiencia y eficacia del tiempo estructurado socialmente. En ello, el país oriental corre con ventaja. Su organización cultural, social y política, cimentada en 5000 años de historia estatal y con un centralismo democrático que garantiza un liderazgo estable, combinados con iniciativas regionales y con una actividad creativa, colectiva e individual, seguramente en un futuro no muy lejano, le permitirá ser la vanguardia tecnológica global. La consecuencia está clara: habrá un nuevo orden mundial hegemonizado por el gigante asiático, el país con dos sistemas (Políticamente comunista- Económicamente capitalista).

Esta disputa entre las dos potencias económicas, no sólo es una lucha entre países, por debajo está la disputa económica entre los principales fondos de inversión que participan junto con las grandes industrias tecnológicas. Por un lado, el grupo “estadounidense” con Amazon, Google, Meta, Apple, Microsoft y Tesla/SpaceX ; por el otro, el grupo “chino” con Huawei, Baidu, Alibaba, Tencent, y Xiaomi. Si bien son todos capitales privados, la diferencia radica que el grupo chino está subordinado a la estrategia planificada por la Asamblea Nacional Popular China, es decir la economía subordinada a la política y en función de los intereses del Pueblo chino, mientras que del lado “occidental” es exactamente todo lo contrario. Los empresarios chinos no pueden influenciar en la política pública si no es a través de las instituciones democráticas y estatales; un ejemplo de ello es la condena a dieciocho años de prisión que está cumpliendo el magnate agrícola Sun Dawu, dueño de una de las empresas más grandes de China, por querer influir en la opinión pública sobre la política planificada por el Estado.

Lógicas diferentes con diferentes resultados

Existe la lógica binaria, no tan sólo de EE.UU. sino de todo occidente, y no desde ahora, por los menos desde hace 600 años (desde el Renacimiento). EE.UU. tiene detrás esa lógica aristotélica trasvasada, a la lógica binaria de la teología cristiana. China tiene detrás de sí la lógica cósmica del yin yang. Propone el diálogo y los acuerdos de mutuos ("win-win” es la expresión de su presidente, Xi Jinping), mientras que EE.UU. propone la competencia, el conflicto y el juego de suma cero (alguien tiene que ganar y alguien tiene que perder).

Zhao Tingyan, filósofo y teórico chino de las relaciones internacionales, propone trazar las huellas de Tianxia (Todo bajo el cielo). “El legado que la tradición china trae al mundo para repensar y rehacer las relaciones internacionales está basado en el camino de los acuerdos, y no el de la guerra. Por eso, en el clásico Arte de la Guerra (siglo IV AC) Sun Tzu, el objetivo supremo a alcanzar es el de evitar la guerra a toda costa” reflexiona el filósofo oriental.

Dejar de ser perro

Sin idealizar a China, y teniendo en claro que “No se trata de cambiar de collar sino de dejar de ser perro”, como decía Jauretche, mucho dependerá la relación que tengamos con esta potencia, de la decisión del pueblo argentino en las próximas elecciones. Nuestro país tiene hoy la posibilidad de insertarse de otra manera en un nuevo orden mundial, que ya está parido. Con la reciente incorporación a los BRICS, con nuevas tecnologías provenientes de socios y no de amos, -la tecnología 5G-, con fortalecer el Mercosur y los vínculos con los demás países latinoamericanos, africanos y asiáticos, existiría una nueva oportunidad. Dejar de depender como Nación, depende de nosotros y nosotras como Pueblo.

29/07/2016

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