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Columnistas
26/03/2023

Memoria poderosa para enfrentar los ataques

Memoria poderosa para enfrentar los ataques | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Este 24 de marzo, gran de la sociedad reafirmó la construcción colectiva de memoria, verdad y justicia. Pero en los últimos años proliferaron expresiones de odio y de violencia contra ese proceso. Argentina enfrenta el riesgo de una paradoja cruel para cuando se cumplan 40 años de democracia.

Miguel Croceri

Este viernes (24/03), se volvieron a producir en todo el país nuevas expresiones de participación multitudinaria y federal en el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia.

Esa conmemoración fue establecida inicialmente en 2002 por una ley del Congreso que disponía realizar actividades alusivas en el ámbito educativo, pero pocos años después la jornada quedó instituida como feriado nacional mediante otra ley, impulsada en 2006 por el entonces presidente Néstor Kirchner. Ambas normas legales recogieron un legado histórico del movimiento de derechos humanos y los demás sectores que enfrentaron a la dictadura genocida (1976-1983).

Se trata probablemente de un caso único en el mundo donde existe una fecha específica y oficial todos los años para repudiar a un golpe de Estado y a sus perpetradores. Orgullo para las argentinas y argentinos, el 24 de marzo el país condena a ese y a todo régimen dictatorial, reivindica la lucha y los derechos populares contra cualquier forma de opresión y violencia desde el poder, y reafirma su compromiso con los derechos humanos, la paz y los principios democráticos.

De ese modo, se ha construido una memoria colectiva poderosa, internalizada de forma más consciente o menos consciente por amplios sectores de la sociedad, que constituye una fortaleza importante a los fines de resguardar los intereses generales de la población frente a los poderes que tratan de someterla.

No obstante, en los últimos años -y en especial a partir de los enormes traumas sociales que provocó la pandemia-, proliferaron en Argentina y en el mundo distintas formas de ataque contra el extendido repudio social hacia aquélla dictadura y los intereses que representó.

Desde las bolsas mortuorias hasta Macri

Una de las exhibiciones de ese peligroso fenómeno tuvo lugar a comienzos de 2021. El 27 de febrero de ese año, un grupo de manifestantes colocó bolsas mortuorias frente a la Casa de Gobierno de la Nación, cada una de ellas con el nombre de integrantes del gobierno nacional y/o del Frente de Todos, y también de referentes del movimiento de derechos humanos.

De macabro contenido propagandístico violento y antidemocrático, el hecho partía de mentiras, como por ejemplo afirmar que la líder de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, había sido beneficiada con una vacunación de privilegio al haber conseguido un turno antes de que le correspondiera. (Ella ya tenía, en ese momento, 90 años). El brutal episodio tuvo el aval público de la presidenta del Pro y actual precandidata presidencial, Patricia Bullrich. (Crónica del portal Perfil, nota del 28/02/21). 

En aquel momento no hubo información pública sobre los/las responsables del horroroso acto. Recién en septiembre/octubre de 2022, tras el intento de asesinato contra Cristina Kirchner, se supo que los/las autores/as del hecho ocurrido un año y medio antes eran activistas del grupo de ultraderecha autodenominado “Revolución Federal”, dedicado a propagar el odio y fomentar la violencia política en el país. (Información de Página 12, nota del 25/10/2022). 

Sus cabecillas estuvieron detenidos/as pero luego serían liberados por el aparato judicial corrompido, cuando estaba saliendo a la luz el financiamiento que recibían del Clan Caputo, un gigantesco conglomerado empresarial integrado por amigos, testaferros y ex funcionarios de Mauricio Macri.

Mientras tanto, la ofensiva para desgastar y si fuera posible revertir el repudio social al terrorismo de Estado en nuestro país, tiene representantes en el Parlamento. La figura más conocida -aunque raramente aparece en los medios de comunicación-, es la diputada de ultraderecha Victoria Villarruel, perteneciente al grupo de Javier Milei.

En una hábil y perversa narrativa que oculta hechos atroces como los golpes de Estado ejecutados desde 1930 y durante todo el siglo XX por las fuerzas armadas y las clases sociales oligárquicas; los fusilamientos de militares democráticos y nacionalistas en 1956; y el bombardeo sobre Buenos Aires el 16 de junio de 1955 para derrocar y asesinar al entonces presidente Juan Perón, la diputada Villarruel propaga discursos donde le resta gravedad a los crímenes de la dictadura y profiere calumnias contra sus víctimas. (En octubre del año pasado lanzó su retórica mentirosa e injuriante también en Madrid, durante una reunión de sectores de la ultraderecha internacional encabezada por el partido Vox, de España. Reporte del portal Perfil, nota del 18/10/22). 

Por otra parte, un ejemplo muy reciente de los ataques que sufre el proceso de memoria, verdad y justicia fue perpetrado en estos días por el propio Macri. El impune ex presidente -y quizás precandidato al mismo cargo este año- dijo que personalmente respetaba “los derechos humanos, pero los del siglo XXI. Que la gente tenga acceso a oportunidades. Esos son los derechos por los que tenemos que pelear, y no lo que yo llamé ‘el curro de los derechos humanos’”.

Luego criticó el hecho de “seguir viviendo, después de 40 años, de una tragedia que hemos condenado pero que no es la agenda de hoy”. Desmentida imprescindible: Macri jamás condenó a la dictadura, y en cambio se limitó apenas a no mostrar públicamente su adhesión.

Más importante y grave aún: el Clan Macri poseía 7 (siete) empresas en 1973, y diez años después, al concluir la dictadura, ya tenía 47 (cuarenta y siete). Cuarenta empresas más en una década. (El portal de Telesur publicó estos datos cuando se realizaba la campaña por la elección que finalmente ganaría el candidato de Cambiemos. Nota del 13/11/2015). (Aclaración: Mauricio nació en 1959 y en la dictadura era adolescente o muy joven. El emporio económico-financiero familiar lo dirigía su padre, Franco Macri).

Tras las recientes declaraciones del jefe del Pro y ex mandatario nacional, le contestó el ministro del Interior, Eduardo “Wado” De Pedro, cuya madre y padre están desaparecida/do desde la época del régimen genocida. (Tema resumido en un artículo de la revista Newsweek Argentina, editada en nuestro país por el Grupo Fontevecchia. Nota del 21/03/23). 

Fortaleza ante las amenazas

La semana recién transcurrida fue pródiga en actividades vinculadas con la construcción de la memoria, que lleva implícitas la reflexión y la acción sobre el presente y el futuro de nuestra Nación y del planeta entero. Previo a las imponentes movilizaciones del viernes 24 en ciudades de todo el país -aunque el centralismo mediático porteñista solo muestra lo que pasa en la capital federal-, hubo otros acontecimientos muy significativos.

El lunes 20 comenzó en Buenos Aires el Tercer Foro Mundial por los Derechos Humanos, en el cual participaron unos 20.000 militantes y referentes de todo el mundo. (Acceso a página web del FMDH). El presidente Alberto Fernández encabezó la apertura oficial. Además, allí mismo, el martes 21 habló la vicepresidenta Cristina Kirchner, como parte de una actividad organizada por el Grupo de Puebla en el marco del Foro.

Además, el gobierno anunció la creación de un Espacio de Memoria en el inmenso predio militar situado en Campo de Mayo (distante unos 35 kilómetros al oeste de la ciudad de Buenos Aires). En ese lugar funcionó un centro de torturas y exterminio de prisioneros, bajo control del Ejército, mayor aún al de la ex ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada), comandada en ese tiempo por la Marina. (Información oficial del gobierno argentino, posteo del 23/03/23). El nuevo Espacio estaría terminado antes de finalizar este año.

Argentina corre hoy el riesgo de una paradoja histórica cruel: cuando el 10 de diciembre próximo se cumplan 40 años de democracia, es posible -aun no se sabe, hay que esperar hasta las elecciones- que ese mismo día asuma un presidente o presidenta perteneciente a una alianza de derecha y ultraderecha, o sea representativa de los mismos intereses que sostuvieron a la dictadura.

Esa posibilidad es por ahora solo un peligro. No es inevitable. Pero el avance de los sectores antidemocráticos y antipopulares es una realidad que se constata en los ataques (como por ejemplo los mencionados en esta columna de opinión) contra los derechos humanos y en general contra el proceso de memoria, verdad y justicia.

Frente a ello, una parte considerable de la población sigue construyendo y re-construyendo permanentemente una memoria poderosa, fuerte, con profunda raigambre social y legitimidad política, demostradas en las multitudinarias movilizaciones del 24 de marzo.

La fortaleza y perdurabilidad de ese legado histórico son imprescindibles para resistir y vencer a las amenazas que acechan hoy a la democracia y a la paz.

29/07/2016

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