Columnistas
31/08/2016

Brasil

Dilma: “Ellos piensan que nos vencieron, pero están equivocados”

Dilma: “Ellos piensan que nos vencieron, pero están equivocados” | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Luego del golpe de Estado parlamentario, judicial y mediático a través del cual destituyeron a Dilma Rousseff de la presidencia del Brasil, la ex mandataria escribió una carta al pueblo brasileño. Reproducimos aquí el texto completo

El Senado tomó una decisión que entra en la historia de las grandes injusticias. Los senadores que votaron por el impeachment escogieron romper la Constitución. Decidieron por la interrupción del mandato de una presidenta que no cometió un crimen. Condenaron a una inocente y consumaron un golpe parlamentario. 

Con la aprobación de mi destitución definitiva, políticos que buscan desesperadamente escapar del brazo de la Justicia tomaron el poder unidos a los derrotados en las últimas cuatro elecciones. No llegan al gobierno por el voto directo, como Lula y yo hicimos en 2002, 2006, 2010 y 2014. Se apropiaron del poder por medio de un golpe de Estado.

Es el segundo golpe de Estado que enfrento en la vida. El primero, el golpe militar, apoyado en la agresividad de las armas, de la represión, de la tortura, me alcanzó cuando era una joven militante. El segundo, el golpe parlamentario perpetrado hoy por medio de una farsa jurídica, me derriba del cargo para el cual fui electa por el pueblo.

Es una indudable elección indirecta, en la que 61 senadores sustituyeron la voluntad expresada por 54,5 millones de votos. Es un fraude, contra el cual todavía vamos a recorrer todas las instancias (jurídicas) posibles.

Causa espanto que la mayor acción contra la corrupción de nuestra historia, propiciada por acciones implementadas y leyes creadas a partir de 2003 y profundizadas por mi gobierno, lleve justamente al poder a un grupo de corruptos investigados.

El proyecto nacional progresista, inclusivo y democrático que represento está siendo interrumpido por una poderosa fuerza conservadora y reaccionaria, con el apoyo de una prensa facciosa. Van a apoderarse de las instituciones del Estado para colocarlas al servicio del liberalismo económico más radical y del retroceso social.

Acaban de derribar a la primera mujer presidenta de Brasil, sin que haya cualquier justificación constitucional para este impeachment. Pero el golpe no fue cometido apenas contra mí y contra mi partido. Esto fue apenas el comienzo. El golpe va a llegar indistintamente a cualquier organización política progresista y democrática.

El golpe es contra los movimientos sociales y sindicales, y contra los que luchan por los derechos en todas sus acepciones: derecho al trabajo y a la protección de leyes laborales; derecho a una jubilación justa; derecho a vivienda y al terreno; derecho a la educación, a la salud y a la cultura; derecho a los jóvenes de protagonizar su historia; derechos de los negros, de los indígenas, de la comunidad LGBT, de las mujeres; derecho de manifestarse sin ser reprimido.

El golpe es contra el pueblo y contra la Nación. El golpe es misógino. El golpe es homofóbico. El golpe es racista. Es la imposición de la cultura de la intolerancia, del preconcepto, de la violencia.

Pido a las brasileñas y a los brasileños que me escuchen. Hablo a los más de 54 millones que votaron por mí en 2014. Hablo a los 110 millones que avalaron la elección directa como forma de elección de los presidentes.

Hablo principalmente a los brasileños que, durante mi gobierno, superaron la miseria, realizaron el sueño de la casa propia, comenzaron a recibir atención médica, entraron a la universidad y dejaron de ser invisibles a los ojos de la Nación, pasando a tener derechos que siempre les fueron negados.

La incredulidad y el dolor que sentimos en estos momentos son pésimos consejeros. No desistan de la lucha.

Oigan bien: ellos piensan que nos vencieron, pero están equivocados. Sé que todos vamos a luchar. Habrá contra ellos la más firme, incansable y enérgica oposición que un gobierno golpista puede sufrir.

Cuando el presidente Lula fue electo por primera vez, en 2003, llegamos al gobierno cantando juntos que nadie debía tener miedo a ser feliz. Por más de 13 años, realizamos con éxito un proyecto que promovió la mayor inclusión social y la reducción de desigualdades de la historia de nuestro país.

Esta historia no termina así. Estoy convencida de que la interrupción de este proceso por el golpe de Estado no es definitiva. Volveremos. Volveremos para continuar nuestro trabajo rumbo a un Brasil en el que el pueblo es soberano.

Espero que sepamos unirnos en defensa de las causas comunes a todos los progresistas, independientemente de la filiación partidaria o posición política. Propongo que luchemos todos juntos contra el retroceso, contra la agenda conservadora, contra la extinción de derechos, por la soberanía nacional y por el restablecimiento pleno de la democracia.

Salgo de la presidencia como entré: sin haber cometido ningún acto ilícito; sin haber traicionado mis valores; con dignidad y cargando en el pecho el mismo amor y admiración por las brasileñas y brasileños, y la misma voluntad de continuar luchando por Brasil.

Viví mi verdad. Di lo mejor de mí. No huí de mis responsabilidades. Me emocioné con el sufrimiento humano, me conmoví con la lucha contra la miseria y el hambre, combatí la desigualdad.

Llevé adelante combates. Perdí algunos, gané muchos y, en este momento, me inspiro en Darcy Ribeiro para decir: no me gustaría estar en el lugar de los que se juzgan vencedores. La historia será implacable con ellos.

A las mujeres brasileñas, que me cubrieron de flores y de afecto, pido que dejen en claro que pueden. Las futuras generaciones de brasileñas sabrán que, la primera vez que una mujer asumió la presidencia de Brasil, el machismo y la misoginia mostraron sus caras feas. Abrimos un camino de mano única en dirección a la igualdad de género. Nada nos hará retroceder.

No les diré adiós. Tengo la certeza de que puedo decir “hasta pronto”.

Termino compartiendo con ustedes una maravillosa inspiración del poeta ruso Maiakovski :
“No estamos alegres, es cierto,
pero ¿por qué razón estaríamos tristes?
el mar de la historia es agitado
las amenazas y las guerras, tendremos que atravesarlas,
romperlas al medio,
cortándolas como una quilla corta”.

Un afectuoso abrazo a todo el pueblo brasileño, que comparte conmigo la creencia de la democracia y el sueño de la justicia.

 

Dilma Rousseff

29/07/2016

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