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28/07/2019

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Fragmentos | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Casi en la mitad de la antigua ruta de caravanas entre Irán y el estrecho de Gibraltar está Palestina, cuya historia se escribió entre el esplendor y la sangre, inseparables el uno de la otra también en su literatura. Cuatro poetas hablan de ella: Fadwa Touqan, Mahmud Darwich, Samih al-Qásim y Tawfik az-Zayad.

Gerardo Burton

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Un pequeño lugar del planeta explica sin palabras el significado del neocolonialismo y del imperialismo. En un territorio de 6.220 kilómetros cuadrados, mil menos que la superficie del departamento Confluencia de la provincia de Neuquén, viven más de 4,8 millones de personas según datos de 2016. Esa población pertenece a una nación en fragmentos cuyos límites varían de acuerdo con el humor y las necesidades del imperio genocida.

Casi en la mitad de la antigua ruta de caravanas entre Irán y el estrecho de Gibraltar, se ubica Palestina, cuya historia se escribió entre el esplendor y la sangre, y acaso fueron inseparables el uno de la otra también en su literatura. Si bien gran parte de la poesía palestina en el último siglo y medio se compuso en un contexto de urgencia –persecuciones, exilio, matanzas, devastaciones y una contemporánea versión del apartheid-, la épica comparte cartel con el lirismo más exquisito.

Así como otros poetas árabes, los palestinos se ocupan de recuperar las tendencias, los ritmos y las imágenes que en la Europa occidental cultivaban los habitantes del al-Andalus, que se mantuvo –y se profundizó- tras la expulsión de la península ibérica a manos de los católicos españoles.

La épica reconstruye los acontecimientos históricos y políticos del pueblo palestino, en especial desde la partición de 1948, la constitución del estado de Israel y la continua e indetenible usurpación de territorios después de la guerra de los seis días en 1967. Pero los poetas no olvidan las dominaciones previas: turcos otomanos, británicos y más lejos griegos, persas y romanos. Los exilios y las deportaciones de los años cincuenta, la colonización de Israel y las apuestas de los sucesivos imperialismos en la antigua Palestina aparecen en los textos poéticos como expresiones de una voz nunca silenciada y configuran una alternativa a la imagen que actualmente se tiene de eso que el centralismo occidental denomina Cercano Oriente. Es que la urgencia bélica no agotó la inspiración poética: el lirismo convive con lo épico y así la poesía transcurre y circula por senderos que buscan la paz. Esa poesía, que también es fragmentada, procura unir esos pedazos dispersos de la nación palestina en un universo que contenga el dolor y la esperanza, la resistencia y la victoria, el territorio y la bandera. 

Esta selección de poemas permite aproximarse a la vida cotidiana del pueblo palestino y asomarse a cómo la poesía pone algo donde antes nada había, o había otra cosa: un grito en rebelión, un clamor, una caricia, la resistencia al dolor y a la muerte, el canto del erotismo: el amor, siempre.

Es Mahmud Darwich (1942-2008), el poeta por antonomasia y principal referente de los palestinos actuales, quien devuelve a los árabes esa supuesta “reconquista” castellana: como en un espejo de Federico García Lorca, Darwich escribe que “Viajaría de nuevo por los caminos que llevan o no llevan a Córdoba... volvería, si pudiera volver, a mi misma rosa, a mis propios pasos... pero no regresaré a Córdoba”. Esa ciudad “lejana y sola” es el paraíso perdido y anhelado por la memoria colectiva de los árabes. Darwich también evoca la gesta católica: escribe que “Castilla izará su corona sobre el alminar de Dios”, mientras que ahora “desde que he aceptado el pacto de paz no tengo presente para pasar mañana cerca de mi ayer...”

El lazo con García Lorca es aún mayor. Pide el palestino que lo maten “deprisa / bajo mi olivar / con Lorca...” pues “yo soy uno de los reyes del fin... soy el último suspiro árabe...”, y “...no hay amor que interceda por mí...”.

Darwich nació en 1942 en Birwa, una aldea cerca de Akká, que fue arrasada seis años después. Vivió mucho tiempo en Ramallah, donde dirigió la revista literaria “Al-Karmel” -El Carmelo-, cuyos archivos fueron destruidos en el año 2002 por el ejército israelí.  

Estuvo en recitales organizados en países de todo el mundo árabe, pero su fama también se ha extendido en Occidente. Obtuvo los premios Lanzan Cultural Freedom Price (2001) y Príncipe Claus de Holanda (2004). Su poesía se caracteriza por la innovación. Los críticos lo asimilan por igual al sirio Muhammad Al Magut y a los occidentales Pablo Neruda, Louis Aragon, Federico García Lorca y Thomas S. Eliot. Murió en 2008 en Texas, Estados Unidos, cuando iba a ser operado del corazón. Entre sus obras publicadas figuran: Pájaros sin alas; Enamorado de Palestina; Los pájaros mueren en Galilea; Mi amada se despierta; Elogio de la alta sombra; Menos rosas; Once astros. (de estos dos últimos hay traducción castellana). (Más información).

 

ESPERANZA

 

Mientras en vuestros platos haya un poco de miel

espanten a las moscas de los platos

a fin de conservar la miel

mientras haya racimos de uva en los viñedos

echen a los zorros

Oh guardianes de viñedos

a fin de que madure la uva

mientras quede en sus casas

un mantel... y una puerta

protejan del viento a los pequeños

a fin de que los hijos duerman

viento... frío... cierren las puertas

mientras en sus arterias haya sangre

no la dila piden

pues en ustedes hay recién nacidos...

mientras haya fuego en la chimenea

y café... y una brazada de leña

 

 

DESAFÍO

 

Átenme

prohíbanme los libros

            los cigarros

obstruyan mi boca con arena

la poesía es sangre

el agua de los ojos

se imprime con las uñas

las órbitas

las cuchillas

La clamaré

en la cárcel

en el baño

            en la cantera

bajo el látigo

            la violencia de las cadenas

 

Un millón de pájaros

sobre las ramas de mi corazón

inventan el himno combatiente

 

EL IMPOSIBLE

 

Yo muero de esperanza

de ardor

            muero

muero colgado

degollado muero

pero no digo nunca

nuestro amor terminó y murió

nuestro amor no morirá

 

 

VEO LO QUE DESEO

 

Miro hacia atrás esta noche

en las hojas de los árboles y en las hojas de la vida.

Contemplo la memoria del agua y la memoria de la arena.

No percibo esta noche

sino el final de esta noche,

sonidos del reloj que roen mi vida segundo a segundo

y reducen la vida de la noche.

No queda de la noche ni de mí tiempo en el que combatir

pero la noche regresa a su noche

y yo caigo en la fosa de esta sombra.

 

 

TU NOCHE ES DE LILAS

 

La noche se sienta donde tú estás. Tu noche es de

lilas. A veces, de los rayos de tus hoyuelos

se escapa un signo que rompe la copa de vino

y alumbra la claridad de las estrellas. Tu noche es tu sombra,

un fragmento de tierra legendaria para igualar

nuestros sueños. Yo no soy el viajero ni el residente en

tu noche de lilas. Soy el que un día fue

yo. Cada vez que la noche te rodea, mi corazón

duda entre dos moradas: y

ni el ser ni el alma se satisfacen. En

nuestros cuerpos, un cielo abraza a una tierra, y toda tú

eres tu noche... una noche que resplandece como la tinta de los astros. Una noche,

bajo la protección de la noche, repta por mi cuerpo

aletargada, cual sopor de zorros. Una noche que rezuma misterio,

luminosa sobre mi lenguaje. Cuanto más se aclara, más

temo el mañana en el puño de la mano. Una noche

que contempla segura y tranquila su

inmensidad que sólo rodean su espejo

y las canciones de los antiguos pastores al verano de unos emperadores

enfermos de amor. Una noche que florece en la poesía

preislámica sobre los brincos de Imru Al Qays y otros

y, para los soñadores, ha ensanchado el camino de la leche hacia una luna

hambrienta en los confines de las palabras...

 

(Imru Al Qays es el poeta más famoso de la época preislámica. Es autor de una de las casidas que componen las muallaqat (las “colgadas”), los poemas más logrados de la época que constituyen el prototipo de la casida árabe. Según la tradición, recibieron ese nombre porque cada año los mejores se escribían con letras doradas y se colocaban en la Meca “colgados” en el templo de la Kaaba).

 

Fadwa Touqannació en Nablusa en 1917, en la Cisjordania ocupada, y murió en 2003. Simbolizó la resistencia palestina y no llegó a ver su nación liberada. De origen cristiano en una familia de intelectuales y políticos, Touqan vivió su infancia y su juventud encerrada en el harén, aislada y en su primer poemario titulado Sola con los días, de 1952, critica esa vida a la que era destinada ayudada por su hermano, el también poeta Ibrahim Touqan (1905-1941), que fue su único -y reconocido- maestro. Desde su primer diván (colección de poemas no extensos, pertenecientes a un solo autor, que se recitan o se cantan), compuesto luego de la muerte de su padre, en la Nakba de 1948, habla de la tragedia de la dispersión palestina. Es una de las principales voces de la poesía palestina contemporánea. Estudió literatura en universidades de Inglaterra. Es la única mujer palestina cuya obra se difundió internacionalmente antes de la guerra de los seis días. 

Tras esa invasión, Nablusa quedó bajo dominio israelí, hecho que incidió directamente en la poesía de Touqan por lo cual se enroló definitiva y activamente con los “poetas de la resistencia”. El sentimiento del exilio y del desgarramiento adquirieron protagonismo en sus textos. El general Moshe Dayan, que comandó las operaciones israelíes, dijo que los poemas de esta mujer eran más subversivos que diez atentados guerrilleros. En su último libro -Julio y otra cosa- hay un homenaje a la Intifada. Entre otras, sus principales obras son La noche y los jinetes; Ante la puerta cerrada. . (Poema “Mi libertad”, video). (Poema “Basta...”, video).(Poetisas árabes, presentación de libro).

 

 

LA PESTE

 

Cuando la peste se propagó por mi ciudad

salí

con el pecho descubierto

gritando al viento lo implacable de la tristeza

Sopla oh viento

y tráenos las nubes

haz que la lluvia caiga

para que purifique el aire de mi ciudad

para que lave las casas, las montañas y los árboles

Sopla oh viento

y conduce las nubes a nosotros

y que la lluvia caiga

que la lluvia caiga

 

De La noche y los caballeros

 

ME BASTA PERMANECER EN SU REGAZO

 

Me basta con morir en mi país

ser enterrada allí

y disolverme allí y anonadarme

resucitar hierba sobre su tierra

resucitar flor

que arrancará un niño crecido en mi país

me basta estar en el regazo de mi patria

tierra

            hierba

                        flor

 

 

SÓLO QUIERO ESTAR EN SU SENO

 

Sólo quiero morir en mi tierra,

que me entierren en ella,

fundirme y desvanecerme en su fertilidad

para resucitar siendo hierba en mi tierra,

resucitar siendo flor

que deshoje un niño crecido

en mi país.

 

Sólo quiero estar en el seno de mi patria

siendo tierra

hierba

o flor

 

EN LAS OLAS

 

Aquella noche

las caras se desvanecieron en torno nuestro

y todo desapareció

menos el brillo azul de

tus ojos y la llamada

 

En aquel brillante azul

donde mi corazón

navegó cual barco

guiado por las olas.

 

Las olas nos condujeron

a un mar sin playas,

sin límites

y sin resistencia

a que las olas contaran

la eterna historia de la vida

resumida

en una mirada.

 

Y la tierra se inundó con

el impulso de la marea, el viento y la lluvia.

 

Aquella noche

mi jardín se despertó

y los dedos del viento

arrancaron su cercado.

 

En mi jardín, la hierba,

las flores y los frutos se estremecieron

con la danza del viento y la lluvia.

 

Todo se desvaneció

aquella noche

menos el brillo azul de tus ojos

y la llamada

en el brillante azul

donde mi corazón navegó

cual barco guiado por las olas.

 

Samih al-Qásim(1939-2014) vivió en Palestina toda su vida, rechazó un exilio que en muchas ocasiones lo tentó y que varios de sus amigos, como por ejemplo Mahmud Darwich, eligieron. Si se leen las cartas que ambos intercambiaron, puede reconstruirse el surgimiento de los “poetas de resistencia”, que sumó también a Tawfik az-Zayad en 1948 tras la Nakba -el desplazamiento forzoso de 800.000 palestinos para dejar lugar al establecimiento del Estado de Israel. La familia de al-Qásim pudo permanecer en su casa del pueblo de Rameh, en Galilea. Rameh forma parte de un puñado de poblaciones que sobrevivieron a la destrucción de la Nakba y que concentra hoy la mayor densidad de población palestina de Israel. 

De la obra poética de al-Qásim se destacan los aspectos políticos, que por momentos esconden sus otros registros, especialmente los de reflexión filosófica que se nutren de la tradición esotérica del islam druso. En la cosmología drusa, muy compleja, chií y neoplatónica, al-Qásim se inspiró en busca de un significado que trascendiera lo ilusorio, lo falso, de la realidad contemporánea. Ciertos críticos consideran que Persona non grata (1986), es el título más representativo de su obra ya que en él se aúnan lo político y lo filosófico. Como ocurre con Darwich, su relación peculiar con España tenía a García Lorca y a Alberti como dos de sus principales fuentes. Publicó más de veinte libros de poesía. (Acceso a video).

 

ASÍ

 

Como se plana una palmera en el desierto

como mi madre deja un beso en mi frente

como mi padre se cubre con su capa

y revisa con mi hermano la lección de lectura

como la espiga brota de la tierra

como sonríe a los enamorados una estrella

como  un soplo que borra la fatiga del rostro del obrero

como se alza una fábrica entre las nubes

como cantan algunos amigos un refrán

como sonríe el extranjero al extranjero

como retorna el pájaro a su amado nido

como un niño que lleva sus cuadernos

como el desierto cuando recibe la lluvia

así late en mi pecho mi condición de árabe

 

 

LOS LABIOS CORTADOS

 

Yo habría podido relatar

la historia del ruiseñor asesinado

habría podido relatar

la historia...

si no me hubieran cortado los labios

 

 

TE QUIERO COMO AMA LA MUERTE

 

Más pesado,

más bajo,

cargo con mi experiencia y me marcho.

mientras seas la cima del mundo,

mientras la superficie de la tierra sea convexa,

descenderé y me alejaré,

descenderé y me alejaré.

 

Un día las arenas movedizas me engullirán,

me hundiré poco a poco

en la oscura eternidad de tu amor,

perderé el conocimiento,

me esconderé de las miradas,

las masas asistirán a la celebración de mi muerte,

los aventureros y los poetas me envidiarán

y tú

arrojarás una nueva joya

al cofre de tus mártires.

 

Te quiero,

no te arrepientas,

no tiendas la mano para socorrerme,

permíteme quererte

como ama la muerte.

te quiero como ama la muerte.

 

 

EL MIEDO

 

El fuego se apagará en la chimenea,

la botella se vaciará,

el disco se parará,

los invitados se marcharán,

haremos juntos la cama

y dormiremos juntos.

 

Te levantarás por la mañana,

prepararás nuestro maravilloso café,

los pájaros de tu apacible bosque cantarán en mi honor,

me preguntarás: ¿te despiertas?

temo que la muerte me sorprenda en mi sueño.

 

No, no me dormiré,

velaré hasta la mañana amiga

y observaré en tu rostro dormido

los astros de nuestro mundo futuro.

al alba

te tapo con la colcha

y me deslizo como un gato familiar,

ligero, hasta la cima del mundo,

preparo nuestro maravilloso café,

corro hacia ti,

beso tu mano dormida

y exclamo: ¡Vamos, despierta!

buenos días, razón de mi vida.

 

¡Vamos, despierta!

sin ti el sol no se pondrá,

sin ti el sol no saldrá.

 

Tawfik az-Zayad (1940-1994) fue tal vez el primer palestino que supo macerar y revalorizar la poesía popular de su país, entroncada en una tradición milenaria rica en resistencias contra la ausencia y el dolor. Nació en Nazaret, fue miembro del Partido Comunista de Israel y diputado en el parlamento de ese estado. Estudió en la Unión Soviética y en 1973 fue electo alcalde de Nazaret. Durante su actividad política, asumió la defensa contra la intolerancia de las autoridades israelíes y del sionismo en general hacia la población palestina. 

Zayad fue uno de los máximos exponentes de la obra lírica de la resistencia palestina. Su propuesta poética consiste en revalorar e integrar los recursos y tópicos de la literatura popular de su país. En sus poemas los hechos se transfiguran según las formas expresivas de los ritmos y los refranes de la poesía árabe palestina. Se dirige siempre a un interlocutor: el pueblo y su ansia de liberación. Fue también novelista y dramaturgo y escribió ensayos sobre la literatura palestina. Entre sus obras, se mencionan: Estrecho sus manos; Entierren sus muertos y levántense; Canciones de revolución y rabia; Comunistas; La hoz, el sable y la melodía; Júbilos de la muerte y el martirio; Los prisioneros de la libertad y otros poemas prohibidos; Circunstancia del mundo. Zayad disfrutó de una gran popularidad y el 30 de marzo de 1976 lideró «el día de la tierra» (día de la Intifada Nacional) a pesar de la oposición de los comités locales. (Acceso a video).

 

NO NOS IREMOS

 

Aquí

sobre vuestros pechos

persistimos

            como una muralla

en vuestras fauces

            como cascos de vidrio

                        imperturbables

y en vuestros ojos

                        como una tempestad de fuego

 

Aquí

sobre vuestros pechos

persistimos

            como una muralla

en lavar los platos en vuestros tugurios

en llenar los vasos de los señores

en frotar el enlosado de las cocinas negras

para poder sacar

            el bocado de nuestros hijos

de vuestros colmillos azules

Aquí

sobre vuestros pechos

persistimos

            como una muralla

hambrientos

            desnudos

            provocadores

            declamando poemas

 

Somos los guardianes de la sombra

de los naranjos y de los olivos

sembramos las ideas como la levadura en la masa

nuestros nervios son de hielo

pero nuestros corazones vomitan fuego

cuando tengamos sed

            exprimiremos las piedras

y comeremos tierra

            cuando estemos hambrientos

Pero no nos iremos

y no seremos avaros con nuestra sangre

 

Aquí

tenemos un pasado

            y un presente

Aquí

está nuestro futuro

 

 

PROVERBIOS

 

Según nuestro primer antepasado

se ha dicho en los proverbios

 

“Como un zorro

que se traga una hoz”

 

“Lo que el viento trae

se lo lleva la tempestad”

 

“Quien despoja a los demás

vive

todo el tiempo

en el terror”

 

 

Traducción del árabe: María Luisa Prieto

Versiones del inglés: G.B.

Fuentes: www.poesiaarabe.org/www.banipal.org y “Poesía palestina de combate”, La Habana, Nuestra América, 2003.

29/07/2016

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