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31/12/2018

Malvinas: 185 años de usurpación y en el país un gobierno pro-inglés

Malvinas: 185 años de usurpación y en el país un gobierno pro-inglés | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Este 3 de enero se cumple otro aniversario de la invasión inglesa a las islas argentinas del Atlántico Sur. El macrismo ejecuta la estrategia que quiere la potencia colonial ocupante: prósperos negocios y explotación de los recursos naturales, sin discutir la soberanía. Esa política viola la Constitución.

Miguel Croceri

“La Nación Argentina ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes, por ser parte integrante del territorio nacional. La recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la soberanía, respetando el modo de vida de sus habitantes, y conforme a los principios del derecho internacional, constituyen un objetivo irrenunciable del pueblo argentino”.

Los dos párrafos anteriores son textuales de la Constitución Nacional. En las “Disposiciones transitorias” que la misma contiene al final de su articulado, la primera de ellas manifiesta exactamente lo que aquí se transcribe.

Este 3 de enero se cumplen 185 años de usurpación británica en el archipiélago constituido por Malvinas y las islas adyacentes. La historia colonial iniciada por la invasión inglesa de 1833, tuvo su capítulo más trágico para nuestro país y nuestro pueblo en la guerra que desató la dictadura genocida argentina en 1982.

El actual gobierno que encabeza Mauricio Macri, en sus tres años de gestión, ha mantenido una actitud de total displicencia y desinterés hacia la lucha por la defensa de los derechos soberanos argentinos en las islas, en una estrategia que es violatoria del mandato constitucional.

Los antecedentes de lo que hoy es la política gubernamental se pueden rastrear periodísticamente en 1997, cuando Macri era presidente del club Boca Juniors y hablaba con una sinceridad que luego fue limitada, atenuada, condicionada, por su entrenamiento (“coaching”, en inglés) que fue y es parte del uso intensivo del marketing para dedicarse a la carrera política.

Ese año, durante un reportaje que le hizo el diario Página 12 por su condición de dirigente deportivo, Macri también fue consultado sobre otros temas de interés público, entre ellos el de la soberanía argentina en Malvinas.

“La verdad es que los temas de las soberanías con un país tan grande como el que tenemos, nunca los entiendo mucho. Nosotros no tenemos un problema como los israelíes, que tienen problema de espacio. Acá lo nuestro es casi un amor propio. Es más, creo que las islas Malvinas serían un fuerte déficit adicional para la Argentina. Tengo entendido que al Tesoro de Inglaterra le cuesta bastante plata por año”. Esa fue la respuesta, hace algo más de 20 años, del actual presidente argentino. (Tales declaraciones fueron recordadas por dirigentes políticos que criticaron a Macri durante la campaña electoral de 2015, según una nota que publicó esa vez el propio Página 12. Nota del 04/04/15).

Era un Macri en estado puro. Genuino y desembozado. Hoy sus funciones públicas en el más alto cargo político-institucional del país le impiden tamaña sinceridad. Pero en los hechos, sin embargo, las acciones de su gobierno responden a aquellas convicciones expresadas tan auténticamente.

Pacto Foradori-Duncan

Pocos meses después de asumido el gobierno macrista, el 13 de septiembre de 2016, el vicecanciller Carlos Foradori firmó un documento con su par británico, Alan Duncan. El texto aludía solo temas comerciales, de negocios y de explotación de recursos naturales, sin mención a la disputa de soberanía. Definía una agenda “onmicomprensiva, multidimensional y multisectorial”, en la cual se acordaba “remover todos los obstáculos que limiten el crecimiento económico y el desarrollo sustentable de las Islas Malvinas, incluyendo pesca, navegación e hidrocarburos”.

Conocido como “pacto Foradori-Duncan”, el documento produjo reacciones adversas en sectores de la política y la sociedad civil en nuestro país. Entonces el gobierno le bajó el perfil, y dijo que solo era un “comunicado conjunto” de las cancillerías. Pero en los hechos, el pacto se está llevando a la práctica.

En aquel momento, legisladores, diplomáticos, ex combatientes de Malvinas, personalidades de la cultura y referentes en Derechos Humanos emitieron un comunicado titulado “Manifiesto por Malvinas”, en el que repudiaban el acuerdo. Entre los firmantes estaban referentes éticos y luchadores populares como Adolfo Pérez Esquivel y Nora Cortiñas, y algunas de las personalidades públicas que más se han destacado en los últimos años en su lucha por la causa Malvinas, como el diputado nacional Guillermo Carmona y la ex embajadora argentina en Gran Bretaña, Alicia Castro.

La declaración afirmaba que el contenido del pacto Foradori-Duncan “presupone el levantamiento de todas las medidas administrativas, legislativas y judiciales que ha tomado la República Argentina para proteger sus recursos naturales frente a la explotación ilegal de nuestra pesca e hidrocarburos”

Luego le recordaba al gobierno “que los recursos renovables y no renovables de los que pretende disponer para ceder alegremente a manos británicas, pertenecen a 40 millones de argentinos. No queda claro si el presidente Mauricio Macri se apresta a derogar o a violar la Ley de Hidrocarburos y su modificatoria, que prohíben la explotación ilegal de petróleo en plataforma continental argentina y establecen las sanciones pertinentes”.

Y concluía: “Los abajo firmantes, por nuestra parte, entendemos que la forma de eliminar dichos obstáculos para el desarrollo económico de las islas, es, precisamente, buscando y alcanzando la solución pacífica a la controversia de soberanía”. (Se puede acceder al texto completo y al listado de firmantes a través del sitio web del diario cooperativo Tiempo Argentino. Publicación del 08/01/17).

Soberanía no, negocios sí

Hace muy pocas semanas, a mediados de diciembre, el embajador argentino en Londres, Carlos Sersale, incurrió en una de las más alevosas faltas a los códigos de la diplomacia: consideró como “las máximas autoridades de las islas”, a los funcionarios ingleses designados para ejercer el mando en el archipiélago en nombre de la potencia usurpadora.

Lo hizo con motivo de una visita a la zona en disputa del empresario Eduardo Eurnekian, quien había tenido intervención en las gestiones -iniciadas durante el gobierno kirchnerista- para que familiares de los soldados y militares muertos en la guerra de 1982 pudieran visitar las tumbas del cementerio de Darwin.

Sersale escribió en su cuenta de Twitter: “Colaboración, agradecimiento y reunión cumbre en Malvinas: Eduardo Eurnekian fue recibido por las máximas autoridades de las islas”. Ante las reacciones que produjo su reconocimiento a los usurpadores como “máximas autoridades”, el embajador borró esa expresión de la red y solo dejó un texto que dice: “Colaboración, agradecimiento y reunión cumbre en Malvinas: Eduardo Eurnekian”. (Un detalle del tema se encuentra en la versión digital de Página 12. Nota del 18/12/18).

Pero más allá de la incalificable conducta de diplomático, lo que se avanza es el tipo de relación que Gran Bretaña desea y a la cual el gobierno de Macri accede complacido. Esto es, que en la zona ocupada por la potencia colonial se puedan hacer prósperos negocios y explotar los recursos naturales, y que no haya discusión alguna por la soberanía.

Como parte de ese proceso, cuando hace un mes estaba por empezar en Buenos Aires la reunión de los gobernantes más poderosos del mundo -cuyos países están nucleados en el Grupo de los 20 (G-20)-, las autoridades británicas y argentinas acordaron que la empresa privada Latam realizará vuelos a las islas partiendo de San Pablo (Brasil), con dos escalas mensuales en Córdoba. (Una de las crónicas fue publicada por el diario Ambito. Nota del 28/11/18).

Dos días después de ese anuncio, Macri concretó su último gesto -público, al menos- de sumisión a los intereses de los ingleses: mantuvo una conversión formal y oficial con la primera ministra británica Theresa May, quien participaba de la Cumbre del G-20, pero sin hacer mención alguna el reclamo por los derechos soberanos argentinos en las islas del Atlántico Sur.

“De Malvinas, se habló sobre el vuelo” (el transporte aéreo recién mencionado), según informó oficialmente el canciller macrista, Jorge Faurie. (El diario La Nación publicó una crónica/análisis de la reunión entre ambos gobernantes. Nota del 30/11/18).

Fanatismo ideológico

La contribución de la gestión Cambiemos a la reafirmación del dominio colonial sobre una zona de nuestra Patria usurpada por una potencia extranjera desde hace 185 años, de cierta forma es “una mancha más al tigre”.

Se trata de un presidente/gobierno que paso a paso pone en práctica su fanatismo ideológico de derecha en todos los órdenes de la vida pública. (Las consideraciones al respecto del autor de esta nota fueron publicadas por Va Con Firma en mayo pasado, cuando “los mercados” desataron un golpe financiero que desestabilizó al macrismo y a la economía nacional. Nota del 21/05/18).

En consecuencia, sus convicciones, su conveniencia y su placer quedan perfectamente unificados en una política pro-inglesa. Igual que durante la etapa de la presidencia de Carlos Menem en la década de los años ‘90, actualmente los británicos vuelven a disponer en Argentina, para su uso, de un gobierno aliado a sus intereses.

El actual oficialismo perpetra desde sus comienzos una violación del texto constitucional (citado en el primer párrafo de esta nota), donde se establece que “la recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la soberanía (...) constituyen un objetivo irrenunciable del pueblo argentino”.

En los hechos, Macri exhibe nulo interés en enfrentar a los usurpadores de una parte del territorio nacional, y le importa nada honrar la vida de nuestros compatriotas -en particular jóvenes soldados, muchachos comunes del pueblo argentino- que dejaron su vida en las islas durante la contienda bélica desatada por la dictadura de nuestro país en 1982.

Para los caídos en combate y sus familias, y para los/las sobrevivientes de la guerra, el macrismo solo devuelve olvido, desprecio e indiferencia. Para Gran Bretaña, como potencia capitalista que constituye un actor fundamental de los grandes poderes mundiales, ofrenda en cambio todo el servilismo, la obsecuencia y el sometimiento.

29/07/2016

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