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20/09/2021

Columnistas

Tragedia del Covid, PASO y crisis del oficialismo

Tragedia del Covid, PASO y crisis del oficialismo | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Las violentas transformaciones que impuso el virus se hicieron obligada costumbre. En las primarias, el “voto bronca” por las penurias económicas aparenta no valorar lo que hizo el gobierno en la pandemia. Los conflictos que exhibió la coalición gobernante se definirán en la elección de noviembre.

Miguel Croceri

La pandemia del Covid-19 es una tragedia humanitaria mundial que ha cambiado la vida de los seres humanos en Argentina y en todo el planeta. Esa obviedad condiciona cualquier consideración que se haga sobre el resultado de las elecciones PASO (primarias abiertas simultáneas y obligatorias) realizadas el domingo 12 de este mes, que ha provocado la exhibición pública de grandes discrepancias internas dentro del gobierno de la Nación, del Frente de Todos (FdT), y muy especialmente entre el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Kirchner.

Sin embargo, los análisis realizados luego de la jornada electoral desde el propio oficialismo y desde cualquier sector de la política o la sociedad, generalmente sitúan como determinantes del voto ciudadano a los graves problemas económicos y sociales pero sin hacer alusión al trasfondo sanitario que atraviesa a la sociedad.

Las violentas transformaciones afectivas, psíquicas y emocionales sufridas por las personas -cada cual con sus particularidades- desde marzo del año pasado (en el caso argentino) son de una magnitud tan profunda que se van asimilando obligadamente hasta hacerse costumbre.

Por esa razón, la gravedad de situaciones tan extremas como no poder alimentarse y alimentar a la familia, y/o quedarse sin trabajo, y/o ser desalojados de la vivienda por no poder pagar el alquiler, y/o que las/los niñas, niños y adolescentes pierdan parcial o totalmente los imprescindibles hábitos de socialización escolar, etcétera, se convierten en urgencias que impiden apreciar otro tipo de razones.

Lo concreto, según evaluaciones prácticamente unánimes realizadas desde posiciones político-ideológicas diversas, es que en las PASO se manifestó de diversas maneras un “voto bronca” contra el gobierno nacional por la mala situación de las economías familiares en una gran parte de las clases populares y capas medias de la sociedad.

Pandemia, vacunas, festejo en Olivos

Aparentemente el voto ciudadano no expresó una valoración positiva, o tal vez las urgencias económico-sociales no dejaron lugar a que se valoraran, los esfuerzos de gestión gubernamental y la gigantesca responsabilidad que debió afrontar Alberto Fernández, como máxima autoridad política del país, para tomar decisiones ante la propagación de un virus amenazante para todas/os y potencialmente letal, al extremo de que se llevó la vida de más de 113.000 personas hasta el momento de la votación.

Ni siquiera, siempre según lo aparente, se valoró el importante grado de inmunización colectiva obtenido mediante el plan nacional de vacunación, ni menos aún el enorme logro que significó el propio hecho de conseguir vacunas -e incluso empezar a producir algunas en el país- dentro un sistema de poder mundial inhumano y cruel que privó y sigue privando de ellas a una gigantesca porción de la humanidad.

En este sentido, es necesario tener en cuenta que las últimas mentiras de la oposición desestabilizadora tanto desde los medios de comunicación y redes digitales como desde las dirigencias políticas, consistieron en promover la creencia de que las medidas extremas de prevención sanitaria en los primeros meses de la pandemia -quedarse en las casas, no poder trabajar, paralizar la educación presencial (lo cual en amplios sectores populares significó perder totalmente, o casi, el vínculo con el sistema educativo), etcétera, etcétera- fueron decisiones de gobernantes perversos. Ocultaron relacionar todas esas situaciones dramáticas y dolorosas con el Covid, que fue y es la verdadera causa de todos los trastornos.

El continuo machacar de la derecha y la ultraderecha mediática y político-institucional en los meses y semanas previas a las PASO fue una repetitiva falsificación de los hechos. Hablaron todo el tiempo de “nos quitaron nuestra libertad”, “nos encerraron en nuestras casas”, “nuestros hijos no pudieron ir a la escuela”, “miles de comercios y empresas tuvieron que cerrar”, etcétera, etcétera, sin mencionar la existencia amenazante y mortal de un virus aterrador.

Sin perjuicio de lo anterior, debe considerarse que si bien es difícil o imposible determinar la magnitud exacta, parte del rechazo al gobierno se originó en la indignación generalizada que produjo -cuando el hecho trascendió mediante la difusión de fotos y videos- del festejo del cumpleaños de la pareja del presidente en la residencia de Olivos, en julio de 2020, en pleno confinamiento de la población como medida preventiva imprescindible ante el avance del coronavirus.

Conflictos “a cielo abierto”

Una vez conocidos los resultados electorales del reciente domingo 12 de septiembre, el oficialismo nacional y cada uno de sus sectores componentes, y sus principales líderes y dirigentes, realizaron a lo largo de una semana una exhibición “a cielo abierto” de profundos conflictos internos.

Dentro del conjunto de hechos resonantes ocurridos en apenas unos días, los siguientes pueden resaltarse entre los principales:

1) Apariciones públicas por actos de gestión del presidente Alberto Fernández el lunes 13 (presentación de un proyecto de ley para apoyar el crecimiento de empresas nacionales en sectores estratégicos de la economía) y elmartes 14 (puesta en marcha de 25 obras públicas en 14 provincias). Siendo, en principio, acciones gubernamentales sumamente auspiciosas, desde una perspectiva crítica podría decirse que en los primeros dos días posteriores a la derrota electoral el primer mandatario siguió actuando “como si no hubiera pasado nada”. Aunque a la vez, trascendía que se estaban analizando nuevas medidas de contención social y reactivación económica que serían lanzadas en breve.

2) Presentación, el miércoles 15, de renuncias “a disposición del presidente” por parte de cinco ministros/as y otros/as funcionarios/as de altísima responsabilidad (como la secretaria de Comercio Interior, las titulares de la Anses y de PAMI, el presidente de Aerolíneas Argentinas), casi todos/as alineados/as con el sector más kirchnerista del Frente de Todos.

3) La comunicación vía Twitter del jefe del Estado, el jueves 16 al mediodía, en un gesto de reafirmación de su autoridad institucional a través de conceptos como “(…) He oído a mi pueblo. La altisonancia y la prepotencia no anidan en mí. La gestión de gobierno seguirá desarrollándose del modo que yo estime conveniente. Para eso fui elegido. (…)”. Y donde además desactivó una marcha de organizaciones sociales en su apoyo que se había convocado para horas después. (Acceso al Twitter de Alberto Fernández. Hilo de tuits del 16/09/21, poco después de las 12 del mediodía). Esa tarde, el periodista Mario Wainfeld publicó que el presidente “está enojado, sorprendido”, por la decisión de funcionarios/as que pusieron su renuncia a disposición. El reconocido profesional de prensa agregó que el mandatario “cuestiona” a la vicepresidenta: “Ella me conoce, sabe que por las buenas a mí me sacan cualquier cosa. Por las malas, no me van a obligar”, transcribió el artículo de Wainfeld. Publicado en Página 12, nota del 16/09/21). 

4) La difusión ese mismo día 16 al anochecer de la carta publicada en sus redes sociales por Cristina Kirchner. Del extenso y contundente contenido de la comunicación, sobresale su revelación de que ella había advertido al primer mandatario y a otros dirigentes acerca de “una política de ajuste fiscal equivocada” que “iba a tener consecuencias electorales”. Agregó que “me cansé de decirlo”. También denunció “operaciones de prensa” en su contra “desde el propio entorno presidencial” y acusó por ello al “vocero presidencial”. (Se refería al secretario de Comunicación y Prensa, Juan Pablo Biondi, quien al día siguiente renunció en forma “indeclinable” aunque negó y dijo sentirse “ofendido” por tales acusaciones). Cristina afirmó además que confiaba en que “con la misma fuerza y convicción con que enfrentó la pandemia, el Presidente no solo va a relanzar su gobierno sino que se va a sentar con su ministro de Economía para mirar los números del Presupuesto”. Finalmente recordó que fue ella quien le propuso a Alberto Fernández ser candidato a presidente de la Nación, le pidió que “honre aquella decisión”, y “lo más importante antes que nada: que honre la decisión del pueblo argentino”. (Texto completo de la carta pública, en la página web oficial de CFK. Posteo del 16/09/21). 

5) El anuncio oficial, pasadas las 22 del viernes 17, de los cambios en el gabinete nacional. Allí aparece una coincidencia clave entre el presidente y la vicepresidenta: se designó como jefe de gabinete al hasta ahora gobernador tucumano Juan Manzur, quien según la carta de Cristina es una persona que ella misma le propuso a Alberto justamente para ese cargo cuando se reunieron el martes, por única vez tras la derrota electoral y a solicitud de la vice.

6) Viaje del presidente el sábado 18 y el domingo 19 a La Rioja para reunirse y dialogar con los gobernadores/as del FdT -ocho de forma presencial y cinco mediante comunicación remota- sobre la derrota electoral, el relanzamiento del gobierno y la nueva campaña electoral. Fue un gesto de recíproco respaldo entre el mandatario nacional y los/las provinciales para encarar los comicios del 14 de noviembre y los posteriores dos años de gestión.

Ocho semanas

Faltan ocho semanas para las elecciones generales que definirán la composición de las dos cámaras del Congreso Nacional en el segundo bienio del mandato de Alberto Fernández y del Frente de Todos.

Las interpretaciones más optimistas desde el oficialismo acerca de lo ocurrido en su interior tras la derrota en las primarias, es que las discusiones tuvieron lugar de cara a la sociedad, no se ocultaron las discrepancias sobre el rumbo de la política económica y social, y no hubo ruptura de la alianza política integrada por corrientes diversas del peronismo más sectores aliados.

Igualmente, siguiendo ese punto de vista, el presidente y la vicepresidenta ejercieron lealmente sus respectivas responsabilidades -ella, además del cargo institucional, como líder del sector mayoritario dentro de la coalición- y tras las decisiones del jefe del Estado en cuanto a la toma de conciencia sobre la necesidad de dar un inmediato “golpe de timón” para reencauzar la gestión, y además respetando sus atribuciones sobre la conformación del gabinete, el conjunto del gobierno y del Frente seguirán unidos para enfrentar las elecciones de noviembre y luego las responsabilidades gubernamentales y parlamentarias.

Por fuera de las evaluaciones del oficialismo, desde una perspectiva general puede considerarse que en ocho semanas no se podrán hacer “milagros” para revertir la grave situación económico-social de grandes grupos sociales en las clases bajas, medias-bajas y medias.

En consecuencia, si la unidad política prometida en la coalición gobernante se lleva efectivamente a los hechos, y su primer objetivo es achicar la diferencia ante la derecha triunfante en las PASO, o como hipótesis de máxima revertir el resultado, el mayor recurso a su alcance es hacer valer la influencia de sus estructuras territoriales para que más gente vaya a votar y, entre quienes lo hagan, se reduzca el voto el blanco y predomine el apoyo al FdT.

En esa tarea, gobernadores/as e intendentes/as tendrán una responsabilidad fundamental, como conductores/as en sus respectivas jurisdicciones de las dirigencias intermedias y militancias de base que deberían intentar persuadir a la ciudadanía.

Al mismo tiempo, aunque en estos días casi todos los espacios políticos y los medios de comunicación parecieran haberlo olvidado, los responsables de gobernar la Nación, las provincias y cada municipio deberán tener siempre puesta la prioridad en la evolución epidemiológica del coronavirus y en las eventuales decisiones a adoptar si se produjera un nuevo agravamiento por la propagación de la variante Delta u otras que pudieran aparecer.

Que aparentemente la población haya asignado poca valoración -en su pronunciamiento electoral- a la estrategia llevada a cabo contra el virus, e incluso hacia los logros en materia de vacunación, no exime a ningún representante público de hacerse cargo, en primer lugar, de atender prioritariamente la salud comunitaria y defender la vida humana ante todo.

Así, con la tragedia del Covid-19 como trasfondo aunque se hable mucho menos de ella, y después de una semana en que el gobierno y el FdT fueron un tembladeral por su derrota en las PASO, empieza a ejercer sus funciones un gabinete renovado y todo el país espera de forma inmediata decisiones importantes de las máximas autoridades públicas.

La crisis del oficialismo no sigue abierta ni tampoco está cerrada. Eso recién se sabrá cuando se cuenten los votos del 14 de noviembre. Las derrotas agigantan los problemas, como se comprobó una vez más la semana pasada. En cambio, los triunfos o atenuación de un retroceso los mantienen dentro de niveles tolerables y, quizás, fructíferos para sus protagonistas, para el proyecto político que representan y para la Nación toda.

29/07/2016

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