Columnistas
26/07/2020

Un cacho de cultura

Un cacho de cultura | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

En la ciudad de Neuquén, siete de cada diez artistas no perciben ingresos estables; el 40 por ciento desempeña un empleo no registrado y el 35,5 por ciento es monotributista, según un relevamiento de la Asamblea del sector. Piden la sanción de una ley de emergencia cultural.

Gerardo Burton

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'El sol sale para todos' es un dicho popular. Pero su aceptación acrítica suele ocultar, al menos, alguna mentira piadosa. Es cierto que la luz alumbra a todos, pero no a todos por igual: muestra cómo en esa supuesta igualdad esconde tantas diferencias que muchas se convierten en injusticias, inequidades, desequilibrios. Eso ocurre también con el covid-19: ataca potencialmente a todos sin aparente discriminación, pero hay sectores de la población, hay actividades de la economía y hay clases sociales que están mejor preparadas para enfrentarlo o sortearlo. Otras, no.

En el país, el 73 por ciento de los artistas y hacedores culturales trabaja de manera independiente y nueve de cada diez de esos trabajadores no tiene ingresos estables, según una encuesta realizada en abril pasado por el Ministerio de Cultura de la Nación. Sobre más de 15 mil casos, mayoritariamente de Buenos Aires -ciudad y provincia- y la zona centro -Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos-, el sondeo establece que en el primer cuatrimestre del año el 60 por ciento hizo aportes jubilatorios, el 40 por ciento tiene obra social y el 28 por ciento se atiende en hospitales públicos. De los trabajadores encuestados, cuatro de cada diez desempeñan actividades docentes pero sólo el 26 por ciento de esa porción tiene trabajo estable e ingresos fijos. Además, ocho de cada diez personas que se dedican a la enseñanza de manera independiente lo hace sin percibir una remuneración formal, según la encuesta nacional

¿Y en Neuquén? En el relevamiento realizado por la cartera que conduce Tristán Bauer, la región Patagonia participó con menos del 5 por ciento de las respuestas. Sin embargo, en el ámbito local, la Asamblea de Artistas constituida en la provincia para reclamar por la declaración de la emergencia para el sector hizo su propia consulta. Son actores, actrices, directores y directoras de teatro, escritores, poetas, artesanos, bailarinas y bailarines, artistas plásticos, artistas callejeros y urbanos que, en gran parte, trabajan por fuera de los circuitos formales y que, desde el inicio de las cuarentenas sucesivas, están sin empleo o buscan alternativas para garantizar sus ingresos.

El sondeo de la Asamblea, focalizado en esta capital, establece que siete de cada diez artistas no perciben ingresos estables. En efecto, el 40 por ciento desempeña un empleo no registrado y el 35,5 por ciento es monotributista. Además, esos siete artistas de la muestra son el único sostén familiar y probablemente integran el 41 por ciento que alquila la vivienda que habitan, sin contar con que el 30 por ciento vive con un familiar. Sólo el 22 por ciento tiene vivienda propia. Este relevamiento se realizó sobre 141 artistas que desarrollan sus tareas en ámbito de la ciudad de Neuquén.

Teatristas Neuquinos Asociados -TeNeAs- amplió el universo y relevó la situación en el territorio provincial. Determinó que “hay 170 personas en emergencia total, de las cuales, 90 están sin ningún ingreso desde el inicio de la cuarentena”, según indicó la actriz Micaela Araujo, integrante de la Asamblea. Los únicos ingresos que registraron en este período, además de quienes se inscribieron para recibir el Ingreso Familiar de Emergencia, IFE, fueron los subsidios del programa Sostener, por ejemplo, de los institutos nacionales de la Música -Inamu- y del Teatro -INT-, todos con origen nacional. Este último organismo distribuyó en el país unos 100 millones de pesos como aportes para grupos y salas de teatro. En tanto, el ministerio de las Culturas de la provincia, a cargo de Marcelo Colonna, elaboró un plan de contingencia que se enlaza con los programas nacionales. En este punto, los artistas reclamaron el pago de la segunda cuota de un subsidio total de 140 mil pesos para marzo y abril. “Sólo recibimos los 70 mil correspondientes a marzo”, dijeron. También la cartera adquirió funciones por adelantado y contenidos digitales para las plataformas institucionales, con un mecanismo que supone la compra a un beneficiario por vez hasta completar la ronda. La Municipalidad, que también inició una inscripción de artistas en su página web, distribuyó una colaboración “por única vez” de diez mil pesos que se entregaron a aproximadamente 150 personas mientras se aguarda el relevamiento que realice el Consejo de las Artes y la Interculturalidad. Estas acciones, si bien son importantes, “no alcanzan a cubrir las necesidades de la gente”, explicaron. Como complemento, lanzaron campañas solidarias de venta anticipada de entradas -en el caso de los teatros- para recaudar fondos y alimentos y otros artículos de primera necesidad para abarcar a quienes no reciben ninguna clase de asistencia. Las convocatorias con los mecanismos de aporte circulan por las cuentas de estas organizaciones en las famosas redes sociales.

Ya antes de tener estos datos en la mano, los artistas habían iniciado una campaña para exigir la sanción de la ley de emergencia cultural en la provincia, a partir de una iniciativa impulsada por las diputadas provinciales Lorena Parrilli (Frente de Todos) y Patricia Jure (Frente de Izquierda de los Trabajadores). Si bien se trata de atender la situación actual, el interés de los artistas es elaborar una legislación general en la provincia que atienda la actividad cultural en su totalidad, dijo Araujo. Como modelo, propusieron la ley chaqueña, que crea un instituto de cultura con autonomía administrativa y fondos garantizados en el presupuesto anual de la provincia. (Texto de la ley de Chaco). 

El pasado 22 de julio se realizó una conferencia de prensa virtual con la participación de artistas, las legisladoras Parrilli y Jure, el defensor del Pueblo de Neuquén, Ricardo Riva, donde se expusieron los contenidos del proyecto y los pasos para obtener la aprobación en la Comisión de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología de la Legislatura provincial, que preside la emepenista María Fernanda Villone. La Asamblea informó en la rueda de prensa que los artistas elaboraron protocolos para poder recuperar la actividad “lo antes posible” en “este contexto adverso para el desarrollo artístico y cultural”. Se refirieron específicamente a la necesidad de reanudar actividades en virtud de “la situación desesperante que atraviesan tantos y tantas compañeras cuyo sostén económico depende de poder llevar adelante la profesión”. 

En el relevamiento nacional, el 33 por ciento consideró que la modalidad de desempeño virtual es sólo parcialmente aplicable; el 25 por ciento de los artistas consultados requiere asesoramiento o fomento y el 24 por ciento considera directamente imposible “virtualizar” sus actividades. En Neuquén esta modalidad es utilizada por músicos, poetas y, en menor medida, por teatristas y para impartir clases.

La crisis pandémica puso en el centro de la escena un tema irresuelto pese a las -declamadas- intenciones de los sucesivos funcionarios. En la provincia hay políticas de Estado que se sostienen en el tiempo y atraviesan todas las administraciones provinciales sin riesgo de desaparición -por ejemplo: salud, educación, energía, turismo- pero no ocurre lo mismo con la cultura. Se plantea una contradicción casi fundamental en el momento de planificar la actividad. La cultura puede concebirse como la síntesis de las manifestaciones artísticas de una sociedad y la construcción de sentido que definen su identidad, de ahí la importancia de considerar en un pie de igualdad el patrimonio tanto como la producción creativa viva, contemporánea. En el otro extremo, está la concepción de la cultura como una sucesión de actividades y espectáculos más o menos programados asociados con la oferta de productos culturales masivos disponibles en el mercado. Esto ocurre, por ejemplo, con las ferias del libro y las fiestas de la Confluencia, donde son habituales los desequilibrios contractuales entre los locales y los foráneos. Es decir, se necesita definir si se gestiona la cultura de un pueblo o la espectacultura. Quizás este tema, junto con el presupuestario, sea lo primero que tienen que resolver las carteras de Cultura en los distintos niveles del Estado.

Como conclusión, conviene recordar que desde la época de la administración territorial, la actividad cultural de Neuquén iniciada con los primeros grupos de teatro, se desarrolló de manera independiente, con escaso o nulo apoyo estatal y ningún fomento por parte de empresas privadas. Esto se ha modificado en los últimos tiempos, pero la intervención privada, cuando no es con fines de lucro, se ejerce por cuestiones decorativas, filantrópicas o para lograr alguna dispensa fiscal con los mecenazgos. Ese componente independiente en la gestión ha sido una característica de la cultura neuquina -como en el resto de la Patagonia- a lo largo de su historia desde, al menos, comienzos del siglo pasado, y le permitió atravesar todos los vaivenes políticos -dictaduras, neoliberalismos, conflictos sociales-, con mayor o menor fortuna. Quizás por esto, uno de los rasgos característicos de las expresiones culturales de Neuquén sea la búsqueda constante de nuevos caminos sin importar demasiado en quién pueda molestarse. Y eso es necesario conservarlo. La actividad cultural no pide, para sostenerse, más que un contexto propicio garantizado por el Estado como lo tienen el turismo, la fruticultura o los hidrocarburos, por ejemplo.

29/07/2016

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