El operativo de seguridad dispuso una división de la plaza frente al Congreso para que los militantes a favor, del lado izquierdo; y en contra de la ley, a la derecha; se manifiesten sin inconvenientes y sin cruzarse.

En el corredor verde, se dispusieron dos carpas y dos escenarios donde tocaron bandas en vivo, hubo charlas sobre aborto y política y los manifestantes se reunieron y conversaron con los diputados que se acercaron al lugar.

Del lado de quienes “defienden las dos vidas”, la concurrencia fue muchísimo menor y se vieron banderas argentinas, los pañuelos celestes que eligieron para identificarse, y carteles negros que decían “No me mates”.

No faltaron del lado de los “pro vida” altares con velas y figuras religiosas donde rezaban de rodillas, los clásicos embriones de diferentes tamaños y hasta realizaron ecografías para protestar contra el voto de este proyecto.

“Déjenlos nacer”; “El aborto es un fracaso social”; “Yo voto por los dos”, “Jugate por la vida”, fueron algunos de los carteles que llevaron a la plaza Congreso.

La nutrida marea verde colmó el espacio propio y luego la totalidad de la plaza donde se vivió una fiesta popular, con recitales en el escenario de la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito de bandas como Eruca Sativa, La Delio Valdez, Miss Bolivia, Jimena Barón ante miles de defensores de la legalización.

Algunos de los carteles que identificaron a la marea verde fueron “Saquen sus rosarios de nuestros ovarios”; “Mujer no es sinónimo de madre”; “Ni puta por coger, Ni madre por deber, Ni presa por abortar, Ni muerta por intentar”.

 La confesión de Massot

Nicolás Massot, jefe de la bancada de Cambiemos, protagonizó un hecho particular mientras argumentaba sobre el papel del Estado y de la política para solucionar el problema de las muertes por abortos clandestinos en lugar de legalizarlo; y les dijo a los diputados Juan Cabandié y Horacio Pietragalla, hijos de desaparecidos apropiados por la dictadura, “¿Vos dónde estás parado hoy, Juan? nunca nos animamos a tanto”, ni “en democracia ni en otro momento”.

Cuando la diputada kirchnerista Mayra Mendoza le respondió que en la dictadura sí se animaron, Massot le retrucó “tampoco en ese momento Mayra, tampoco en ese momento nos animamos a tanto”; en una actitud que dejó en evidencia que para el diputado del Pro legalizar el aborto es más grave que el genocidio que cometió la dictadura cívico militar de 1976 y que durante esa época dejaron vivir a los hijos de los desaparecidos que fueron apropiados de sus padres.

Massot sostuvo que el debate debe ser sobre “la discusión del Estado, que está obligado a velar por el derecho a la vida, y nosotros tenemos que velar por ese derecho” y agregó que en los argumentos a favor “la libertad de la mujer se impone sobre el derecho humano a la vida”; mientras que la segunda opción “también obliga, pero no obliga a la mujer sino al Estado a no claudicar en sus funciones”.