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Entrevistas
04/07/2016

Sergio Wisky

“La corrupción es un problema estructural de la Argentina”

“La corrupción es un problema estructural de la Argentina” | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

El diputado nacional del Pro refiere las dificultades que encontró Cambiemos y que para resolverlas “hay que tomar este jarabe amargo por un tiempo”. Cuenta sobre la relación con el gobernador Weretilnek y menciona importantes obras para la provincia.

Agustín Mozzoni y Simón García Mayer

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Wisky es médico y hace política desde sus tiempos de universitario. Fue intendente de El Bolsón y con trayectoria también en Bariloche. Fue dirigente de la UCR y hoy es el hombre clave del Pro en Río Negro. Plantea este año como de “transición social, política y económica” en el país y apuesta al desarrollo de su partido: “lo nuestro es todo por crecer”.

-¿Cómo observa en general el desenvolvimiento del primer semestre del gobierno que encabeza Mauricio Macri?

Durante la campaña dijimos que lo más complicado sería encontrarnos con la realidad. Hubo mucha construcción de que estaba todo fantástico, pero la inflación estaba, la pobreza estaba, el trabajo informal estaba, la informalidad en la economía estaba. Tener un 30% de pobreza en la Argentina es un problema estructural, pasan los gobiernos aumenta o baja un poco pero siempre existió como problema.

La economía está informalizada, el resultado final a eso es el blanqueo que se genera en todos los gobiernos, donde cada tanto hay que blanquear, eso también es un trabajo estructural que hay que realizar. Entonces, qué pasa cuando se asume en un contexto así, pasa como a los médicos -yo soy médico- muchas veces hay que dar malas noticias. Es decir, estamos mal, este es el problema, este es el diagnóstico que hacemos y el jarabe que te tenemos que dar es amargo. Hay que tomar ese jarabe amargo durante un tiempo, el tema de tarifas, arreglar con los fondos buitres, son todos temas que a nadie le gusta tener, pero desde un lugar realista nosotros hicimos ese diagnóstico y dijimos que esto es lo que hay que hacer, y vamos a caminar juntos.

-Pero el país funcionaba bien, hay una sensación de cambio brusco y muchos no perciben que sea para mejor…

Las últimas medidas que tomó el gobierno de Cristina Kirchner fueron encepar (sic) a la sociedad. El cepo al dólar, cepo a las economías regionales, el caso del maíz y el trigo, cepo a las inversiones por el no arreglo con los holdouts, y también un cepo comunicacional con un aparato de propaganda muy fuerte del gobierno que mostraba una sociedad que no existía, y que al día de hoy cuesta mucho asumir.

El caso de las tarifas: que yo en mi casa estaba pagando 51 pesos de gas y ahora tengo que pagar 20 veces más, parece una enormidad. Por eso, todo ese cepo imaginario que vendió que estaba todo fantástico es el año que vamos a pagar el costo político y social para transitarlo, pero creo que vamos bien, el gran objetivo del gobierno este año es controlar la inflación y ya hay algunos indicadores, tanto monetarios como de precios que se está acomodando, sobre todo en el interior que hubo menor porcentajes de inflación, y en los grandes centros urbanos donde está empezando a bajar.

-¿Cuando habla de interior cómo ve en ese contexto nuestra región?

Con las grandes medidas que se tomaron en estos meses tenemos que lograr que esto macro baje a lo micro y se empiece a ver, sobre todo en lo regional, y ahí es donde caemos en nuestra gestión. Primero superar este año donde se pasa de un modelo de gestión política a otro.

Acá en el Congreso, los legisladores han tomado relevancia, todas las medidas y las leyes que han sido aprobadas tuvieron un nivel de debate muy amplio y en un 60, 70 % de los proyectos que elevó el oficialismo fueron modificados y eso habla de la apertura y la vocación de diálogo de este nuevo gobierno. En el caso del arrepentido, de los 237 presentes hubo 198 votos a favor en la general, incluido muchos diputados del FPV, y en algunos artículos hubo casi un 100% de coincidencias con todos los partidos. Es un salto institucional de la democracia que en la Argentina venia muy retrasada en calidad, hoy vemos que eso se modificó. Nosotros lo valoramos mucho, quizá no lo puedan apreciar aún, quizá no se vea en la basura tirada pero es algo que a la larga va a llegar, porque es una forma de relacionarnos distinto. La democracia en la Argentina venia muy retrasada en calidad, hoy vemos que eso se modificó.

-Lo que afirma va a contramano de la idea de muchos dirigentes políticos, sindicales, sociales…

El Estado reactivó algo que se había frenado que es el tema de la construcción. Desde agosto del año pasado no se pagaba, siguieron por inercia los últimos tres meses pero después frenaron. Lo hemos reactivado y eso impactó mucho, porque ahí se habían dado la mayoría de los despidos, y ahora se está reactivando de nuevo todo el circuito.

En la provincia también se están reactivando deudas que se tenía con la sociedad en materia de infraestructura. En Bariloche por ejemplo, hace años que se viene pidiendo una segunda red, para mejorar el tendido de red de Alicura, y ni bien se asumió, a las dos semanas se autorizó ya el proyecto y el financiamiento por medio de Camesa. Bariloche como centro productivo del turismo viene con un retraso de dos años con la obra de un gasoducto. Esa obra que ya se debería haber terminado la finalizaremos a principios del año que viene y se realizó un plan de obra que se empezará a licitar el año que viene y será uno de los tres gasoductos prioritarios que tiene la Argentina, uno en el norte, otro en Buenos Aires y el nuestro. Eso implica apuntalar la industria base de la zona que es el turismo, por eso es muy importante. Este año será así: transición política, transición social y transición económica.

-Claro, pero en el medio de esa transición hay una sociedad con muchos problemas y con una preocupación creciente.

Tenemos un panorama global difícil, por múltiples aspectos, pero nuestros funcionarios nos dicen que Argentina está siendo observada con atención como un país para invertir. Eso nos mantiene muy optimistas, porque es lo que necesitamos, para dar otro salto productivo y de desarrollo. Y como dice nuestro presidente, Argentina no tiene que ser el granero del mundo, tiene que ser el supermercado del mundo. En ese contexto la provincia de Río Negro es muy importante, porque tiene muchas tierras productivas. Dentro de las expectativas del millón de hectáreas que Nación quiere poner bajo riego, el 30% es en nuestra provincia. Dentro de las expectativas del millón de hectáreas que Nación quiere poner bajo riego, el 30% es en nuestra provincia.

¿Cómo es su relación con el gobernador Alberto Weretilneck? A priori tenemos la impresión de que es buena, de cordialidad mutua…

Primero que tener una buena relación es un mandato presidencial. Una de las líneas estratégicas nuestras tiene que ver con la unión de los argentinos, y si las instituciones que son las que marcan estas cosas no lo hacemos estaríamos mal.

Segundo, que nosotros creemos en la institucionalidad. Nosotros protegemos al gobernador, no protegemos a Alberto Weretilneck, y al gobernador que representa a los rionegrinos elegido por un 54% de votantes que no es menor, con lo cual tiene un doble valor. Además en lo personal tengo muy buena relación con él, así que cierra todo.

¿No queda claro si es sólo respeto institucional o algo que va más allá de eso?

Por ahora nosotros no hemos hablado electoralmente. Hemos dicho que vamos a caminar sin limarnos y sin tirarnos bombas entre uno y otro. Vamos a hacer una política de competencia sana.

A nosotros nos sacudieron en la campaña a presidente muy fuerte. Y nunca respondimos, tratamos de reflexionar, de construir una Argentina diferente. Cuando aprobamos el pago a los holdouts no aplaudimos, más allá de que no nos gustó pagar lo que había que pagar, pero en otro momento político se hubiera preparado una hinchada, se hubiera enrostrado la derrota de la oposición. Son cosas que no son solamente formas, es algo de fondo. Nosotros creemos que la unión supera el conflicto. Entonces no queremos que en Río Negro gane Cambiemos si para ganar el propio Cambiemos le serrucha el piso a Weretilneck y nos llevamos puesta a la provincia. Si le va bien a Weretilneck le va bien a la provincia y nos obligará a nosotros a ser más competitivos. No queremos que en Río Negro gane Cambiemos si para ganar el propio Cambiemos le serrucha el piso a Weretilneck y nos llevamos puesta a la provincia.

¿Entonces usted ya lo considera candidato?

Al menos eso es lo que está lanzado. El no lo dijo formalmente y ni nos metemos. En lo que es política de construcción hacia el futuro nuestro espacio es el PRO y nuestro socio y a quienes queremos que le vaya bien es a la UCR. No hay sociedad sustentable si a tu socio le va mal. Si se hunde la UCR nos hundimos nosotros, necesitamos que al radicalismo le vaya bien. A veces se sigue leyendo a la política con los lentes antiguos, hay un cambio del paradigma político, y vamos de a poco.

¿Cómo ve al radicalismo en la provincia en ese sentido?

Cuando perdés el poder te cuesta mucho acomodarte. Le está pasando al FpV. Los partidos que han estado mucho tiempo gobernando como el radicalismo le suceden esas cosas. Ahora están emergiendo dirigentes interesantes como Miguel Martínez, la "Tata" Hernández, Alanís en Bariloche, Foulkes que se ha ido consolidando. Pero insisto, organizativamente cuesta después de tener tanto tiempo el poder y perderlo. El Pro viene haciendo el camino a la inversa, viene naciendo. El radicalismo rionegrino siempre fue un partido especial, con liderazgos muy fuertes, hasta el día de hoy se extraña a Pablo Verani. Hay que darle tiempo a los procesos.

El PRO arrancó con muy poca gente, después terminó gobernando la ciudad de Buenos Aires, la provincia de Buenos Aires y la Nación. Y eso se va a extender al conjunto de las provincias. Nos fue muy mal en la Patagonia el año pasado, y eso se va a revertir. Una vez que se vayan todos los prejuicios que tenían con nuestro sector creemos que vamos a crecer. Lo nuestro es todo por crecer, hay otros partidos como el FpV o el propio JSRN que lo que quieren es mantenerse.

-¿Qué plan de acción llevan adelante con esa idea de crecimiento?

Estamos trabajando fuerte desde el 23 de noviembre, con una campaña permanente que es la cercanía a la gente. Con los productores en forma particular, con el que te pide una garrafa en forma particular, con el que te pide un trabajo porque no lo tiene o con aquellos que están en algún lugar precario...

Nosotros hicimos campaña sin regalar nada, no hicimos entradas masivas de gente al Estado, y nosotros creemos que nos deben elegir en el futuro porque gestionamos bien, porque gobernamos bien y porque somos un espacio político que los representa y no que les regala.

-¿Volviendo a lo nacional. Cómo ve el proceso que está atravesando el FpV?

Ningún hecho de corrupción se puede evaluar como un beneficio para alguien. Yo soy muy crítico con los que creen eso. Creo que hay que aislar a la gente buena del FpV de ese hecho. Hay que aislarlos de las críticas esas. Uno tiene que tener la grandeza de no ser un energúmeno y agarrar la media para pegarle a todo el mundo. Aquél que quiera seguir defendiendo obviamente que nosotros le vamos a plantear nuestras diferencias y les vamos a discutir. Si es un chorro es un chorro, no tienen que hacer defensas corporativas, a ellos no los beneficia y a nosotros tampoco nos beneficia.

Es cierto que nos saca de los medios, pero el 30% de la pobreza está, el 40% de los trabajadores informales está, la inflación sigue, digo, esos son problemas reales que la gente nos reclama. Lo cierto es que la corrupción que nosotros denunciábamos y nos decían que vendíamos humo, está y hay que resolverlo. Tiene que aparecer el otro poder que es la justicia. En democracia y en un Estado de derecho lo que te dice lo que está bien o mal es la ley, no la moral de Sergio Wisky ni de nadie.

Pero cuando vos ves, que un tipo revolea nueve millones en bolsos, y vos como persona individual necesitás gastar 12.000 pesos por día durante treinta años para llegar a eso, ves la dimensión. La corrupción es muy complicada, tiene un impacto en la vida real. Pero si la política lo ve, o lo mira como algo exclusivo del FpV comete un grave error. Es un problema estructural de Argentina en general y lo tenemos que tomar como tal.

29/07/2016

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