Entrevistas
29/11/2020

Belén Ennis

“La desdolarización no garantiza tarifas justas y asequibles”

“La desdolarización no garantiza tarifas justas y asequibles” | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

La directora del Oetec indicó que la pesificación de las tarifas de los servicios públicos es “el quid de la cuestión” para desmercantilizar la energía, aunque aseguró que “por sí sola no alcanza” para que las tarifas sean razonables.

Diego Colao

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Belén Ennis, presidenta del Observatorio de la  Energía, Tecnología e Infraestructura para el Desarrollo (Oetec) celebró la decisión del presidente Alberto Fernández de desdolarizar las tarifas energéticas a partir de marzo, cuando se comience a discutir el descongelamiento, aunque advirtió que esa medida de por sí sola “no garantiza tarifas justas y asequibles” para la población.

“Argentina es productor de hidrocarburos y generador de energía eléctrica, entonces, mantener las tarifas atadas al dólar no tiene sentido”, expresó la especialista en diálogo con Va Con Firma y agregó que “hay ciertos costos en la estructura de las tarifas que se podrían pesificar”.

Ennis afirmó que con la dolarización de tarifas durante el macrismo, las empresas fueron “las más beneficiadas” porque les permitió “un blindaje de las ganancias y de las rentabilidades”, mientras que los usuarios quedaron a merced “de un tarifazo atroz que crecía al ritmo de la dolarización y de la mercantilización energética”.

A pesar de esto, Ennis sostuvo que “la desdolarización sola, de por sí, no alcanza, porque no te garantiza que las tarifas vayan a ser justas, asequibles, pagables para la ciudadanía”, por lo que es necesario “hacer una revisión tarifaria integral de todo lo actuado y heredado en materia tarifaria del macrismo” para poder adecuar las tarifas “a los objetivos de la razonabilidad, de la justicia, y la asequibilidad”. 

En cuanto al atraso actual de las taridas, la directora del Oetec aseguró que “el gobierno va a tener que sentarse a ver, cuando se abra la estructura de costos, y se vea cuanto realmente pagábamos los argentinos de tarifas, si eran justas y razonables; y todos sabemos que no lo eran”.

“Primero que” las empresas “respondan por esto, y después hablamos si están atrasadas o no las tarifas”, aseguró.

Sobre los subsidios, Ennis aclaró que “el gobierno tiene una intención de focalizar en los sectores que más dificultades tienen”, aunque sostuvo que “eso no significa que la energía tenga que ser cara para el resto de la ciudadanía”. 

“La energía tiene que estar subsidiada, quizás un poco más para aquellos sectores que peor la están pasando, pero no podemos quitar los subsidios a la energía, porque es volver a la energía inaccesible”, remarcó.

-¿Cuál es la importancia de que las tarifas de gas y electricidad no estén dolarizadas?

-Ese fue el quid de la cuestión, porque muchos medios al levantar las declaraciones del presidente hicieron hincapié sobre el aumento de tarifas y no pusieron el eje en que van a ser tarifas desdolarizadas, que no van a estar indexadas al dólar, y es lo más importante a rescatar. Tiene que ver con dos procesos que desde Oetec veníamos remarcando y que van de la mano. Por un lado el tema de la desdolarización, durante el macrismo las tarifas estuvieron prácticamente actualizándose automáticamente con un parámetro dolarizado. La desdolarización significa la pesificación de los costos o los precios que efectivamente puedan ser pesificados. Esto quiere decir que en el armado de las tarifas no todos los costos y los precios de por sí tienen que estar dolarizados. En un país que no sea ni productor de hidrocarburos ni generador de energía eléctrica puede pensarse que el camino de la dolarización sería un poco más entendible, pero la Argentina es productor de hidrocarburos y generador de energía eléctrica, entonces, mantener las tarifas atadas al dólar no tiene sentido. Hay ciertos costos en la estructura de las tarifas que se podrían pesificar. Eso tiene que ser objeto de análisis y de investigación para ver cuáles son los costos que las empresas aluden como pesificables y cuáles otros tienen que seguir atados al dólar, sobre todo aquellos que tienen que ver con la exportación. Por ejemplo, es lógico que los hidrocarburos no convencionales estén más atados por la exportación a la dolarización, pero el 80% del petróleo que se produce en Argentina es de carácter convencional, entonces no debería si o si estar dolarizado. 

El proceso de dolarización de la energía, de los precios y de los costos, está muy atado con lo que fue la mercantilización energética durante el macrismo, esta cuestión de pensar a la energía como un commodity, sin su factor humanizador, la convierte en una energía deshumanizada, mercantilizada, eso significa quitarle a la energía su rol de motor de desarrollo tanto económico como social, y solamente ubicarla en el lugar de cuánto me va a beneficiar en la balanza comercial. La salud energética de una Nación va mucho más allá de la balanza comercial, tiene que ver con la salud energética y social que el país necesita para desarrollarse y crecer, y para mejorar los índices de desarrollo humano y de calidad de vida de la población. Tratar de desmercantilizarla tiene que ver con el proceso de desdolarización.

-¿Cuál es el segundo aspecto importante?

-La desdolarización sola, de por sí, no alcanza, porque eso no te garantiza que las tarifas vayan a ser justas, asequibles, pagables para la ciudadanía. Por eso decimos que el segundo paso está en línea con lo que el presidente afirmó y lo que le encargó a los entes reguladores en su momento con las intervenciones para cumplir con la ley de solidaridad social y reactivación productiva que dice que hay que propender a una reducción de la carga tarifaria sobre hogares comercios e industrias. Entonces necesitamos hacer una revisión tarifaria integral de todo lo actuado y heredado en materia tarifaria del macrismo. Ese sería el segundo paso que nos va a permitir adecuar las tarifas a los objetivos de la razonabilidad, de la justicia, y la asequibilidad. Que las tarifas vuelvan a ser pagables para la ciudadanía, tanto para el bolsillo de los ciudadanos de a pie como para los comercios y las industrias, y efectivamente es lo que nos va a garantizar en este contexto económico, donde no solamente contamos con todo lo heredado por la administración neoliberal anterior sino también con la pandemia. La fórmula para poner a la Argentina de pie y encender la economía nuevamente son las tarifas justas, razonables y asequibles. Sin una energía barata y abundante para la sociedad  y para su aparato productivo industrial no hay mercado interno posible, no hay desarrollo posible ni crecimiento económico posible.

-¿Qué intereses hay en pugna y quienes se beneficiaron con este proceso durante el macrismo?

-Las empresas son las más beneficiadas con la dolarización porque lo que lleva es a un blindaje de las ganancias y de las rentabilidades. Las empresas se aseguran una ganancia en dólares, un retorno, y se blindan de los procesos inflacionarios y devaluatorios. De lo que nosotros no nos pudimos blindar. Fuimos víctimas durante cuatro años no solamente de un tarifazo atroz que crecía al ritmo de la dolarización y de la mercantilización energética, sino que estuvimos sufriendo los avatares de la economía macrista que fue un desastre. Aranguren pactó a fines de 2017 un precio de comercialización del precio del gas en boca de pozo en dólares por dos años, para las productoras y para las distribuidoras, uniforme para todas las cuencas, donde las empresas blindaron sus ganancias. Y después cuando la administración macrista devaluó en 2018, ahí las distribuidoras quedaron atadas a pagarles a las productoras en dólares. Se generó una mega deuda de las distribuidoras de gas para con las productoras y la idea de Iguacel en su momento fueron las famosas 24 cuotas de las tarifas de gas que íbamos a pagar los usuarios para salvar esa deuda, para que las distribuidoras no asumieran esa deuda en dólares. La primer medida fue que la paguen los usuarios a través de la facturas. El repudio social fue tan grande que dieron marcha atrás y la nueva medida fue el art 7 del DNU 1053 que estatizó directamente la deuda de las distribuidoras con las productoras. Si los usuarios no la pagaron directamente, las pagamos todos los argentinos, en 30 incómodas cuotas. De las cuales una la pagó el macrismo antes de irse y las otras fueron endilgadas al gobierno que asumió. No solamente nos mandaron la deuda privada de las distribuidoras, a través del Estado, sino que se la tiraron al gobierno que entraba. Ese decreto fue rechazado por el Senado hace unos meses atrás y estamos esperando que se trate en Diputados y el resultado de esa revisión.

-¿En qué medida se puede hablar de un atraso de tarifas con las ganancias que tuvieron las empresas durante el gobierno anterior?

-Eso lo van a tener que analizar empresa por empresa y el gobierno va a tener que sentarse a ver, cuando se abra la estructura de costos, y se vea cuanto realmente pagábamos los argentinos de tarifas, si eran justas y razonables, y todos sabemos que no lo eran. Porque además las empresas tienen que garantizar calidad en la prestación del servicio, que no sucedió, los cortes eran cada vez más importantes. La cantidad de usuarios residenciales incorporados en los 3 últimos años del gobierno de Cristina, de 2012 a 2015 comparado con el periodo entre 2016 2019 de Macri, muestra que casi un 40% menos de usuarios fueron incorporados a la red de gas. Es decir que las inversiones no se hicieron. Eso por el lado de las distribuidoras. Por el lado de las transportistas, no sumaron un solo kilómetro de gasoducto en tres años, recién en 2019 sumaron 48 kilómetros a la red. Estamos hablando de que a pesar de todo el tarifazo aberrante que cargó sobre sus espaldas la ciudadanía, del otro lado no hubo ningún tipo de esfuerzo. Entonces, cuando los entes reguladores terminen esa revisión tarifaria integral que están haciendo de la estructura de costos, de las inversiones de las empresas, si se hicieron o no, cuando vuelva a sentarse a negociar tarifas, el gobierno va a tener que sacar todo esto a la luz y las empresas van a tener que responder. Primero que respondan por esto y después hablamos si están atrasadas o no las tarifas; hay que ver la herencia en la cual la población fue la que pagó los platos rotos. No digo que no vayan a aumentar las tarifas, pero el tema es que sean pagables para la ciudadanía. Que estén pesificadas lo más que se pueda en sus costos, que las empresas inviertan lo que tienen que invertir y que estén acordes al desarrollo del mercado interno y al buen vivir de la ciudadanía y al desenvolvimiento del aparato productivo industrial. El eje no tiene que estar puesto en cuánto van a aumentar sino en si van a ser pagables o no. Si van a formular una polinómica de armado de tarifas donde no solamente estén contemplados los costos de las empresas sino también el nivel de inversiones, de inflación, cuánto es el salario mínimo vital y móvil, cuales son los ingresos de los argentinos. No solamente tienen que entrar los costos dolarizados de las empresas, también tiene que entrar la otra parte. La idea sería que se contemplen todos estos factores y que la tarifa también sea factible de revisión.

-¿Cómo ve el tema de los subsidios?

-Siempre hemos estado a favor de los subsidios energéticos, porque creemos que una energía barata, que este subsidiada, hace funcionar a la Argentina en su totalidad, porque además aquel dinero que se ahorre la población en pagar tarifas es dinero que vuelve a la economía. Eso hace girar todo el círculo virtuoso de la economía. Estamos a favor también de que los subsidios permanezcan diferenciados a los sectores vulnerables, donde el impacto es mucho más importante. Durante el gobierno de Macri se excluyeron de la tarifa social de gas a 61.000 usuarios, y ahora la secretaría de Energía le encomendó revisar a la Anses por instrucción del Enargas, para que se incorporen a la tarifa social. El gobierno tiene una intención de focalizar en los sectores que más dificultades tienen. Pero eso no significa que la energía tenga que ser cara para el resto de la ciudadanía. La energía tiene que estar subsidiada, quizás un poco más para aquellos sectores que peor la están pasando, pero no podemos quitar los subsidios a la energía, porque es volver a la energía inaccesible. La idea es subsidiar la energía como lo hacen las grandes naciones del mundo. En Estados Unidos se está hablando de que Biden va a dar marcha atrás con el fracking y el subsidio a las petroleras pero no lo va a poder hacer porque Estados Unidos necesita de la industria del acero para poder competir con China y lo va a conseguir si sus industrias consumen energía barata. Los subsidios existen en todo el mundo, no solo para la ciudadanía sino también para las empresas.

29/07/2016

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