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Ver y oír

Aproximación al universo cedroniano

Juan Cedrón, el “Tata”, desde hace unos 60 años viene desplegando una obra extensa, de gran coherencia, muy propia, enraizada en la tradición popular tanto del tango como del folclore y con un vínculo potente con la poesía, lo que le da unas características únicas y, quizás, irrepetibles.

Pepe Mateos

Madrugada, el encuentro con Gelman

En el principio fue “Madrugada”,un texto de Juan Gelman que Juan “Tata” Cedron adaptó de “Velorio del solo” para convertir en canción. De ahí salió un disco grabado en 1964, que visto hoy es fundacional, en algunos aspectos premonitorio de mucho de lo que después vino.

Fue el primer disco del Cuarteto Cedrón, -completado por César Strocio en bandoneón, Carlos Francia en cello y Carlos Lavochnik en violín- que antecede a una discografía de alrededor de 50 discos.

 

Jugos del cielo mojan la madrugada de la ciudad violenta,

ella respira por nosotros,

somos los que encendimos el amor para que dure

para que sobreviva a toda soledad

hemos quemado el miedo, hemos mirado frente a frente al dolor

antes de merecer esta esperanza

hemos abierto las ventanas para darle mil rostros”

 

¨Conocí a Juan Gelman por mi hermano Alberto, que era un tipo extraordinario, él fue el que nos dio a todos mis hermanos y a mi una orientación en todo. Gelman me da el libro “ El velorio del solo” en el ‘62 y me dijo, “elegí de acá algo, porque tangos como Sur puedo hacer mil”. Que compadrito, pensé en ese momento, pero después me di cuenta que imitar la forma, una manera de hacer tangos era algo del pasado, había que salir de ese lenguaje y yo me metí en otro, hice tango con otro texto.”

Nunca quise ser vanguardia

“No sabía lo que era esa palabra. Yo venía del campo, había escuchado mucha música en la radio y no quería ser Pugliese, Piazzolla o Yupanqui. Tenía una melodía dentro mío y cuando quise componer agarré a González Tuñón, Gelman, poetas que tuvieran otro lenguaje. No reniego del farolito, me gusta el farolito, pero ese era un lenguaje perimido. También traje la música del campo. Me crié en mi adolescencia en Mar del Plata, en el campo, con payadores, guitarreros de milongas, tabas, carreras cuadreras. Tenía todo ese bagaje. Uno no puede desconocer a sus clásicos, yo tenía a Gardel, De Caro, Pugliese, Angelito Vargas, Troilo, Corsini, Magaldi, el Martin Fierro, los hermanos Abalos, después a Ramón Ayala, Carlos Di Fulvio, muchos. Hubo una música popular extraordinaria, una verdadera época de oro”.

Unas largas vacaciones

“Me fui en el ‘74 y volví en el 2004, me tomé unas largas vacaciones en Francia”, dice el Tata en uno de sus últimos recitales con el cuarteto, con cierta ironía, desdramatizando la cuestión del exilio. En la película “El regreso de Juancito caminador” de Fernando Pérez le preguntan si de vez en cuando pensaba en volver a la Argentina, “de vez en cuando no, todos los días”, contesta.

“Nunca me quise ir “, cuenta, “en el ‘71 fui invitado por Paco Ibáñez y fuimos varias veces a tocar a España y Francia. Cuando me amenazan en el ‘75 me fui hasta ver qué pasaba y me fui quedando. Milité mucho en el exilio denunciando a la dictadura y haciendo cosas y seguía cantando con el cuarteto, nunca paramos de trabajar. Fue muy fuerte cuando vinimos en el ‘84 y actuamos en el estadio de Obras y toda la gente cantaba Sur como susurrando, una de las cosas más emotivas que he vivido. Estuve volviendo un par de meses todos los años siempre a tocar hasta que en el 2004 lo hice definitivamente, quería transmitir mi experiencia aquí”.

 

La poesía

“Invente una forma de combinar poesía y música. Cuando leo, agarró algo que tiene un ritmo, algo que me conmueve, que me da como un soponcio, siento que necesito cantarla y ahí está mi oficio de hacer canciones. La poesía es sonido, es ritmo, las palabras suenan, al escucharlas descubrís cosas, los poetas te hacen sentir y descubrir cosas, el sonido, la humedad, el sentido oculto de una palabra”.

Dice el Tata y recita varios fragmentosacentuando el carácter musical de las palabras para ejemplificar lo que dice, “ desde lejos se te embrooooocaaaa”.

Esa fascinación por las palabras lo ha llevado a musicalizar a Oliverio Girondo, Jorge Luis Borges, Roberto Arlt, Enrique Molina, Luis Alposta, así como también la obra de numerosos poetas menos conocidos y otros tantos de las nuevas generaciones.

Una obra que no cesa

Hay un blog, http://cuartetocedronobracompleta.blogspot.com, adonde uno, para darse una idea, se puede internar a recorrer la extensísima, inabarcable obra del Cuarteto.

Hay un libro, “Cuarteto Cedron, tango y quimera” de Antonia Garcia Castro que da cuenta de la historia del Cuarteto con mucha data. Los miembros del Cuarteto se han ido renovando. Miguel Praino, viola, permanece desde hace 60 años. “ Si se arreglan algunas cosas me gustaría hacer algo con el cuarteto original” dice el Tata que a los 82 años sigue proyectando, imparable.

En estos días está terminando un disco grabado con la obra de Osiris Rodriguez Castillo, un compositor prácticamente olvidado con el acompañamiento de un joven y virtuoso guitarrista, Alejo de los Reyes.

“ Empezamos a tocar con el cuarteto en un espacio que no se como consiguió Julio Coviello, el bandoneonista, “La Tierra Invisible” y está en Del Barco Centenera 1099en el barrio de Parque Chacabuco. Es una esquina, se ven las luces, el adoquinado, la gente que pasa. Tocar ahí como hice hace unos años en “ La verdulería” o durante la pandemia, en la puerta de mi casa, sin avisos, que la gente lo descubra, quien quiera venir que venga.”

29/07/2016

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