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Hay muchas chicas y chicos jóvenes en el Parque Lezama. Los más entusiastas se apretujan en la valla que está frente al escenario y ante el requerimiento de un videasta gritan frente a cámara “!Viva la libertad, carajo!!!!”. También se hacen fotos con unos personajes que recorren el espacio grabando con sus teléfonos celulares, aunque en realidad están haciendo “vivos” de Instagram, uno de los canales de transmisión más potentes de las consignas y la figura disruptiva de Javier Milei. Son sus youtubers, una de las columnas capitales de esta campaña que ha acercado por este vehículo a miles de jóvenes que no miran televisión y tampoco se interesan mucho por los liderazgos políticos habituales.
“La libertad avanza” es el nombre del espacio político, y justamente las palabras libertad y casta son las que más se repiten, machacan, en los discursos de los candidatos que tienen un tono amenazador. “La casta tiene miedo, están cagados” dice Milei con tono profético. Hay una agresividad larvada y contenida en las frases y en los tonos, aunque no se reprimen de insultar abiertamente tanto a personas y personajes de todo el arco político como a militantes de la izquierda (“zurdos de mierda”, literal).
Alguien que quiera tomarse el trabajo de diseccionar todos los elementos semánticos y simbólicos (por que no psiquiátricos) que confluyen en el relato de los dirigentes y seguidores de “La libertad avanza” puede hacerse un banquete aunque luego resulte difícil de digerir.
En plan de buscar referentes intelectuales, antes de la actuación de Milei aparece en una pantalla desde un lugar indefinido en el tiempo y el espacio, un prócer del liberalismo argentino, Alberto Benegas Lynch hijo, hablando del sentido filosófico y práctico de esa ideología aprovechando además para contar algunos aspectos intrascendentes de su trayectoria de vida ocurridos hace casi un siglo atrás.
Una experiencia casi paranormal que solo puede empatarse con la reivindicación de la dictadura y sus procedimientos que hace la candidata a diputada en segundo lugar de “La libertad avanza”, Victoria Villarroel, que fue presentada por el “maestro de ceremonias”, el periodista Carlos Maslaton e invitada a acercarse al micrófono a la voz de “¡al ataque!, ¡proceda!”.
No es un chiste. Podría ser como sucede en Brasil, Polonia, España, la instalación de un sentido común de derecha opuesto a los intereses de las mayorías presentándose como lo contrario. Una forma de “fascismo cool”. Hoy Milei tiene más del 13% de los votos y aspira a convertirse en una fuerza consolidada en el mapa político. Algo está diciendo y es importante entender por qué ideas y conceptos que a muchos nos parecen retrógrados y engañosos tienen un anclaje en amplios sectores de la sociedad, sobre todo en muchos jóvenes ávidos de sentidos y proyectos de vida.
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