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(Fotos de septiembre de 1993)
“Existen, de pronto, el desaforado sol de diciembre
en Buenos Aires, los colores, los nervios de llegar cuatro y
diez (de la tarde) a una cita que la secretaria de Borges proyectó
para las cuatro (de la tarde, de la insoportable tarde), la
emoción de enfrentar por primera -quizá por única, por última-
vez al maestro, al prosista que convocamos todos los
días, cuando, ante la tétrica aparición del cierre, hay que llenar
las columnas con adjetivos y frases.”
De este modo, tomando lo que podemos sintetizar como la “escritura” de Jorge Luis Borges, Miguel Briante nos introduce en un maravilloso reportaje a su admirado maestro realizado para la revista Confirmado en 1970 (completo en PDF, acceso al final de la nota), que es parte de una recopilación de entrevistas realizadas entre los años sesenta y los primeros noventa publicadas originalmente en las revistas Confirmado, Primera Plana, El porteño y los diarios Tiempo Argentino y Página 12.
Entrevistas que más que un convencional intercambio de preguntas y respuestas son un despliegue de las tramas, ideas y cuestiones que implican a la literatura, el arte, la cultura y sus vínculos con lo social y lo político, todos temas que eran los que más le interesaban a Briante.
En una conversación con Rodolfo Walsh, de 45 años en ese momento y 28 Briante, ambos trabajando en el diario “La Opinión” que dirigía Jacobo Timerman, se plantean “cuáles son y cuáles deberían ser las conexiones entre las obras de ficción y el país real, tanto desde el punto de vista de sus contenidos como del destino concreto que sus mensajes tienen finalmente”.
Voces de otro siglo, de otras encrucijadas y otras formas de plantearlas, ricas en situaciones, imágenes, este libro nos las trae vividas desde un espacio y un tiempo lejanos, resistiéndose a ser un anacronismo hueco por la potencia de las cuestiones desplegadas. En cada una hay algo que es una lección, o algo a atender o aprender.
Aquí, algunos extractos de las entrevistas recuperadas en el libro (con indicación, en cada caso, del diario o revista de su publicación original y de la fecha respectiva):
Pablo Neruda - ¿Por qué no se suicida?
(Revista Confirmado, 17 de diciembre de 1969).
“Ahora es el principio del fin. Ha terminado el reportaje,
el paseo por la casa, la representación de Pablo Neruda como
cantinero profesional, en ese bar de mesitas bajas donde han
desplegado -Neruda, su mujer Matilde, algunos amigos, las
ediciones más lujosas, más extrañas, más bilingües de sus libros.
El vate mira hacia el pacífico; abajo, entre las rocas de
Isla Negra -“Que no es Isla, ni es negra”, había dicho en Santiago-,
contra la arena, hay dos, tres muchachas en bikini, con
los muslos como calientes piedras al sol. Argentinos hasta la
muerte, es necesario decirle, como al descuido: Linda vista tiene
¿no? Don Pablo asiente, divertido. Se acerca un paso más
al ventanal; es el amanecer de la siesta; la sombra de una roca
interrumpe el tobillo de una muchacha. Sí -dice-, y está esa
roca. Con ella las niñas se creen ocultas y se cambian tranquilas.
Hay comentarios, alguien insinúa que se quitan el soutien.
Todo-dice Neruda-, todo. Se le pregunta: ¿Usted qué hace?
Dice: Tengo un largavistas para eso. Contra el vidrio, la arena
hace de las muchachas algo peligroso, cercano. Pero Pablo
Neruda asegura tener una estrategia, para que no lo descubran:
Es fácil, basta con quedarse a un metro del ventanal.”
Antonio Di Benedetto - Don Antonio vuelve a la otra libertad
(Diario Tiempo Argentino, domingo 10 de junio de 1984).
“Se queda en silencio. Le pregunto cómo hubiera hecho él
esta nota.
-Como la ha hecho usted, dejándome hablar. Porque parece
que tengo no ideas que sacar, pero sí impresiones que me
bullen, y son relativamente transfiguradas. Quizá le hablo de
lo que menos pienso. Pero son representaciones del caos que
llevo. Esta ciudad a mi me perturba mucho, no tengo aptitud
para estar entre tanta gente como hay acá. Tanto ruido.”
Adolfo Bioy Casares - La trama de vivir
(Revista Primera plana, N° 420, 16 de noviembre de 1971)
“Para mí la literatura está dentro de la vida, es una parte de
la vida, No es lo único. La mejor ayuda para aquella melancolía
la encontré en las mujeres; sus cuerpos, su presencia, el
hecho de que existan. A los trece años, el portero de mi casa
(vivíamos en la calle Quintana) me dijo: “Adolfito, desde ahora
se acabaron tus juegos. Tu preocupación son las mujeres”.
Y con el pretexto de llevarme al cine, para poder salir con él,
me llevaba al Maipo, a otros teatros de revistas. Con él entraba
a los camarines: a los catorce años me había enamorado
de una corista, una hermana de Sofía Bozán, que se parecía a
Dorothy Lamour.
Carlos Alonso - “Con la democracia puedo volver a pintar personas”
(Diario Página/12, 30 de junio de 1989).
-¿O sea que la democracia no le entró enseguida? ¿Hubo
un largo reacomodamiento después del exilio?
-Sí, ese reacomodamiento es todavía como una transición.
Porque una de las quebraduras que se producen, a los que trabajan
con la imagen, es esa degradación de la persona humana
que instalan las dictaduras. Cuando uno dibujaba la carnicería
puede salir indemne y de pronto está incluso sano hasta para
dibujarlo. Recuerdo que lo hice antes, como una premonición.
Ahora, cuando a la carnicería la ves, es muy difícil dibujarla.
Esa manera premonitoria es la única forma de hacerlo. Porque
ya no me siento dando testimonio, sino más bien pulsando
ciertas presiones internas, ciertas percepciones internas que
aparecen en el dibujo de una manera casi automática
-Digamos que usted no es el cronista ni testigo posterior.
Pero le tocó en carne propia.
-Desde luego, yo perdí una hija, en el Proceso. Paloma.
Quiero decir que entonces esa recuperación de poder volver
a dibujar al hombre, esa nueva posibilidad, te cuestiona toda la
estructura de tu ideología, tu concepción del hombre, tu fe en la
vida.
Griselda Gambaro - Narrar y nada más no es nada más
(Revista El Porteño, enero 1983).
“Se me imputaba que no era una escritora de acá,
que era una escritora snob y europeizante.
-Lo que pasa es que había una cosa, me acuerdo que yo
hice una crítica una vez de un libro tuyo en la que yo te imputaba
eso.
-Lo vas a tener que leer otra vez a ese libro.
-Es bastante probable que tengamos que revisar muchas
cosas.
-Además en el calor de las circunstancias uno no siempre
ve claro.”
“Entrevistas”
El libro “Entrevistas”, editado por la editorial Mil Botellas, incluye desde Borges hasta Litto Nebbia con Cadícamo, Juan Rulfo, Carlos Gorriarena, Carlos Alonso, Griselda Gambaro o Manuel Puig, entre otras tantas.
Briante murió en 1995 al caer mientras reparaba un techo en su casa de General Belgrano, localidad donde había nacido en 1944. Tenía un lugar en la literatura argentina desde muy joven. En pocos años publicó “Las hamacas voladoras”, “Hombre en la orilla”, “Ley de juego”, obras que lo convirtieron en la joven promesa de la literatura argentina.
Miguel Briante, entrevistado por María Moreno
(Revista Pluma y Pincel. Año 1977. Entrevista realizada en el mítico BárBaro de la calle Tres Sargentos, de Buenos Aires).
“Poné una coma para bajar a tomar agua”, solía decirme
Miguel -alguna vez mi severo editor- como quien enseña a
desmalezar un campo. Recuerdo sus sentencias que tenían
siempre algo de consejo de viejo Vizcacha -“si ganás siempre,
no vas a perder nunca”- o de cachada de peón: “Entraste como
yegua sudada”.
………
-¿A qué le temés? (No me digas que a la muerte).
-A lo mismo que busco: la fama, la gloria, el reconocimiento.
-¿Qué pensás en una noche de insomnio?
-Que me gustaría ganar el Premio Nobel para ir a recibirlo
borracho.
(Texto completo de la entrevista de Miguel Briante a Jorge Luis Borges).
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