Columnistas
14/08/2019

Universidad del Comahue

La paradoja de crisis presupuestaria con excelencia académica

La paradoja de crisis presupuestaria con excelencia académica | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

La falta de presupuesto adecuado, como se ha visto en más de una ocasión, erosiona más temprano que tarde el desarrollo académico científico.

Enrique Mases *

La universidad pública en la Argentina se ha caracterizado, en su devenir a lo largo del tiempo, por una serie de debilidades pero también de fortalezas.

Entre las primeras se destaca sin lugar a dudas su fuerte imprevisibilidad; las crisis económicas recurrentes con la secuela de bajos presupuestos, los conflictos laborales, o aquellos surgidos de los propios actores universitarios, muchas veces alteran los planes de cursado y de finalización de sus respectivas carreras de grado de los miles de estudiantes que la frecuentan e incluso demoran o dejan truncos, en no pocos casos, los proyectos de investigación y de transferencia. 

Pero al mismo tiempo, esa misma universidad muestra acabadamente signos de excelencia  en términos de formación de profesionales, de transferencia y particularmente de uno de sus objetivos principales cual es la creación de conocimientos (1). No es casualidad que los cinco premios noveles con que cuenta nuestro país se hayan formado en la universidad pública.

Esto que sucede en términos generales respecto al sistema universitario estatal se replica en cuanto analizamos la realidad de la Universidad Nacional del Comahue (UNC)  tanto en términos de debilidades como de  fortalezas. En efecto, hace pocos días las autoridades de dicha universidad informaron sobre la paralización de las obras de infraestructura por la falta de los fondos comprometidos por el Poder Ejecutivo Nacional. En ese mismo orden, a lo largo del primer cuatrimestre se han sucedido medidas de fuerza de los docentes reclamando mejoras salariales y el escenario se completa con las protesta de los docentes investigadores y becarios por la drástica reducción del presupuesto del Conicet y de otras agencias de Ciencia y Técnica. Todo este cumulo de dificultades sin duda ha originado no pocos inconvenientes en las distintas actividades de docencia, investigación y extensión que desarrolla la institución.

Pero, paradójicamente esta misma universidad que sufre severos apremios económicos vuelve a sobresalir por su nivel de excelencia.

El lunes pasado se dieron a conocer los resultados de la octava edición del Center for World University Rankings (CWUR) con sede en Arabia Saudita.

Este ranking se confecciona a partir de datos cuantitativos como cantidad de alumnos, galardones internacionales, menciones en papers científicos, entre otros indicadores. Califica a las universidades tomando siete factores: calidad de educación, empleabilidad de los graduados, calidad de la universidad, investigación, publicaciones de alta calidad, influencia y citas. 

En un total de 26.000 universidades en el mundo la Universidad de Buenos Aires (puesto 344) se mantuvo, como en años anteriores, como la tercera de Latinoamérica. Las otras dos argentinas dentro del top 1.000 son la Universidad de La Plata (puesto 596) y la de Córdoba (puesto 854). Además de estas tres universidades hay otras ocho casas de altos estudios argentinas incluidas en el ranking, todas ellas públicas: la Universidad de Rosario (puesto 1298). Mar del Plata (puesto 1.342), Cuyo (puesto 1423), Litoral (puesto 1.450), Comahue (puesto 1.450), del Sur (puesto 1.578), Tucumán (puesto 1746) y Río Cuarto (puesto 1997).

Del análisis de estos datos se infiere que la UNC, ocupa el octavo lugar en el conjunto del sistema universitario nacional tanto público como privado, y a la vez forma parte del seis por ciento de las universidades más prestigiosas del mundo.

Ahora bien, el interrogante que se nos plantea es si esta curiosa paradoja, en la que está inmersa actualmente la UNC, en términos de debilidades presupuestarias y fortaleza académico científica se puede cristalizar en el tiempo. Y la respuesta es no, decididamente no. Porque la falta de presupuesto adecuado, como ya hemos visto en más de una ocasión, erosiona más temprano que tarde el desarrollo académico  científico. Pero además porque el nivel de excelencia a la que ha llegado la UNC no es un hecho coyuntural sino que por el contrario es la culminación de un largo proceso que se inicia mucho tiempo atrás casi diríamos con la restauración democrática y la normalización de la institución.

La implementación del sistema de concursos, el diseño y puesta en marcha del sistema de Ciencia y Técnica como primeros pasos al desarrollo de los posgrado y el incremento de las relaciones con Conicet que permitieron acrecentar el número de institutos de investigación de doble dependencia fueron hitos en el tiempo que permitieron consolidar el lugar que hoy ocupa en el concierto de las universidades nacionales tanto públicas como privadas. Pero este sistemático desarrollo pudo llevarse a cabo a partir de los flujos de fondos que provinieron del Estado Nacional más allá de los gobiernos de turno. Fondos que entre otros aspectos sirvieron para mejorar la infraestructura edilicia, la apertura de nuevas carreras de grado,  la formación de recursos humanos a través del crecimiento de los posgrado y el financiamiento de cientos de proyectos de investigación; así como el equipamiento de laboratorios y gabinetes para llevar adelante la tarea.

Por lo tanto, sin este soporte económico y sin la restauración de los flujos de inversiones necesarios, y a pesar de los esfuerzos del conjunto de los actores universitarios, esta extraña paradoja que mencionábamos en el comienzo de la nota, va a desaparecer rápidamente por la ausencia de uno de sus términos –la excelencia-, para dejar paso a una nueva realidad  caracterizada por la decadencia académica y la crisis científica.

 

(1) Para tener una magnitud de este fenómeno, en 2015 el 80% del total de artículos del Conicet estuvieron firmados en conjunto con alguna universidad nacional. Esa superposición es además muy significativa en el conjunto de la producción total: el 46% de los artículos argentinos de ese año fueron firmados en conjunto por el Conicet con las universidades públicas.



(*) Catedrático de la UNC, integrante del Gehiso.
29/07/2016

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