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21/07/2019

“Hubbell, las personas son sus principios"

“Hubbell, las personas son sus principios" | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.
(Imagen: fotograma de la película “The way we were”).

Una película de Hollywood de los años ‘70 que refleja la época de la “guerra fría” entre la Unión Soviética y Estados Unidos, contiene diálogos que van a la esencia del comportamiento humano. Los principios definen la ética de una persona, que a su vez se trasunta en acciones cotidianas y permanentes.

Antonio Arias

Corría la década de los años ‘50 del pasado siglo y en Hollywood, Los Ángeles, como en todo Estados Unidos, una comisión del Congreso liderada por el senador Joseph McCarthy había emprendido una feroz persecución contra supuestos comunistas y, en general, opositores al gobierno. La perseguidos eran escritores, actores, guionistas, aquellos que estaban relacionados con el cine, teatro y el arte en general. Las películas eran ‘revisadas’ antes de su difusión.

Algunos sufrieron cárcel, otros el desempleo y el rechazo social. Se entiende que las acusaciones eran políticas y no judiciales, es decir, no importaba la veracidad del hecho, sino la fuerza de la acusación.

El mundo estaba en plena ‘guerra fría’ con dos polos enfrentados, la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) y Estados Unidos, en los que no había margen para la objetividad o la piedad de las personas que sufrían esa contienda. La gran mayoría fueron simples observadores de una realidad que los superaba.

Katie Morosky y Hubbell Gardiner son pareja, ella idealista y otrora militante comunista universitaria en la época de la guerra civil española. Él provenía de una familia acomodada, con cierto glamour, encanto, músculos, diletante de la lectura y buen reconocimiento como incipiente escritor. Se conocen en la universidad con motivaciones diferentes, que el amor se encarga de disipar. La segunda guerra mundial lo hace a Hubbell oficial del ejército. Regresa de la contienda para dedicarse a la escritura, como guionista en la industria cinematográfica de Hollywood. Hubbell también es individualista, sensible y a la vez distante, con capacidad para dominar sus emociones.

Viven frente al mar, tienen buen pasar y comparten encuentros con la sociedad intelectual hollywoodense, que es liberal y grácilmente pasiva a los dictados de los comisarios políticos del gobierno de entonces.

Determinado día, la comisión investigadora realiza interrogatorios a integrantes del mundo cinematográfico. Un grupo de personas se manifiesta a favor de la expulsión de “comunistas” y otros concurren en solidaridad con los compañeros que injustamente eran perseguidos. Katie y Hubbell están en el grupo solidario y al pasar frente a manifestantes ella recibe una agresión. Hubbell interviene y le da una trompada al acusador; se produce una trifulca y ambos son apartados a un lugar seguro.

Al quedar solos, Hubbell, enfadado y contrariado, le reprocha a su mujer la persistencia en anteponer principios e ideales en todos los órdenes de la vida. Hubbell, las personas son sus principios! exclama Katie, con racional desesperación.

Katie Morosky es interpretada por Bárbara Striesand y a Hubbell Gardiner lo personifica Roberto Redford. La película, The way we were, traducida en Argentina como “Nuestros Años Felices” y en España “Tal como éramos”, fue estrenada en 1973 y ganó un Oscar a la mejor musicalización con la canción homónima, cuya melodía nos vincula con la mejor Striesand.

La película tuvo cuatro guionistas, entre ellos un tal Francis Ford Coppola, y otro, Dalton Trumbo, que sufrió la cárcel del macartismo. El director, Sydney Pollack, desarrolló una destacada trayectoria con películas como África mía, Tootsie, Tres días del cóndor, El intérprete, entre otras.

La película es una historia de amor no lineal en un contexto que abarca tres épocas de la historia de Estados Unidos, y de algún modo prologó a Forrest Gump.

Los diálogos tienen precisión quirúrgica y van a la esencia del comportamiento humano.

Los principios definen la ética de una persona que se trasunta en acciones cotidianas y permanentes. Por ejemplo, defender los derechos humanos con gestos, no con declamaciones; ser solidarios con las personas que sufren; respetar a los otros; desear y hacer para que todos puedan lograr una vida digna; considerar las opiniones diferentes; no tomar lo que no nos pertenece, son algunos principios a los que cualquiera puede aferrarse para transitar por la vida. Al menos, sirve intentarlo.

¿No le parece a usted, lector, que la interpelación “Hubbell, las personas son sus principios” es más que una frase de discusión circunstancial?

29/07/2016

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