Columnistas
13/07/2019

Decime si exagero

“Hasta un reloj estropeado acierta dos veces al día”

“Hasta un reloj estropeado acierta dos veces al día” | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Hijo de Lovecraft, de Cerati, del counter strike jugado en cibers, de las historias en Instagram, de Los Simuladores, de una coca en botellita de plástico, de la revisión de Malvinas, de los youtubers “con contenidos”, de Scorsese, Les Luthiers y Paul Kalkbrenner. Facundo Lezcano tiene 25 años y ya editó su música en sellos internacionales y estrenó su primer largometraje.

Fernando Barraza

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Quienes provenimos de la usina cultural del Siglo XX -nos vamos poniendo viejxs- solemos arremeter a menudo contra los principales aspectos formativos de las nuevas generaciones y nos la pasamos tirando frases hechas contra muchos de los aspectos que construyen culturalmente a la joven franja de personas que recién han ingresado a la adultez, lxs que están transitando su primer lustro en ella. Somos tajantes, nos creemos esclarecidos, tiramos las críticas sin piedad, pero lo que hacemos (y cómo lo hacemos) es bastante contradictorio; porque si bien sentimos admiración por las posibilidades infinitas que el desarrollo virtual ha abierto para que las juventudes consuman culturalmente DE TODO, hay un resentimiento inconsciente -y no tanto- toda vez que evaluamos cómo nuestrxs jóvenes están viviendo su propia formación, tan ecléctica como inagotable. Por eso hacemos lo que suele hacer el que duda un poco arrinconado por la ignorancia o la incompletud: criticamos.

Si bien solemos tildar a lxs jóvenes de superficiales y poco comprometidos, quizás los que surfeamos en consideraciones demasiado vagas seamos nosotros y no ellxs. Hay una enorme cuota de pereza de nuestra parte en suponer que nuestrxs hijxs o nuestrxs hermanxs de entre 18 y 25 años (por poner límites de edad) están “desaprovechando” las posibilidades que la actual Babel de la virtualidad les está ofreciendo. Esto no es nuevo, es un ciclo histórico, porque también hicieron algo parecido quienes nos antecedieron. La romantización de nuestra propia formación (que mezcla muchas horas de televisión, algunos libros y un puñado importante de películas) no nos deja ver con claridad que no somos tan distintxs a ellxs, y que lo que no terminamos de entender del todo es su “modo” de vivir las influencias y por eso los criticamos. Seamos un poco honestxs: si les vamos a acusar de ser superficiales, de no profundizar demasiado “nada” -a pesar de la supuesta oferta inagotable de fuentes culturales que tienen a mano- deberíamos también ser lo suficientemente francxs como para admitir que taaaaan brillante no ha sido nuestro propio paso por la vida camino a la adultez y -de paso también- admitamos además que, aún hoy, andamos a los manotazos tratando de entender y construir nuestra propia época. Tanto o más que ellxs, bah.

Tengo un ejemplo a mano para graficar un poco todo este introito para que no quede solo en un “bla-bla-bla” teórico. Traigo hasta aquí un ejemplo local que le va a poner cara y cuerpo a la cosa, él es un representante de la que -de manera bastante snob- hemos dado en llamar “Generación Millenial”. Prestá atención, vamos de paseo a la vida de un pibe entrando -sin retorno- a la adultez, ¿te parece?. Agarrá la valija, ahí vamos...

Facundo Lezcano acaba de cumplir 25, es neuquino de nacimiento, desde hace casi cuatro años se gana la vida como cámara y editor de video en el equipo de comunicación del ministerio de las Culturas de la provincia, la mayoría de las piezas visuales que se pueden ver en las redes sociales de esa cartera están editadas por él y una enorme cantidad tienen su música original. Si bien es comunicación institucional, esta es, regionalmente hablando, la cara más visible de su trabajo actual, pero no es la única posibilidad de conocer lo que hace: hay redes sociales que acogen su trabajo en música y realización audiovisual.

De esas dos cosas vamos a hablar en esta nota. 

Si existiera una suerte de cláusula de obligación comunicacional entre quien escribe esta nota y ustedes, que la leen, y hubiera que decir si Facundo es más realizador audiovisual que productor de música electrónica e incidental, o viceversa, el problema sería mayúsculo, porque ambas cosas son completamente necesarias para mantener su vida con sentido, la vida según Facundo. Bueno, si le preguntás a él, te contesta con una frase de “Los Soprano” (su serie de ficción favorita): “mirá, la pregunta es compleja, así que te voy a decir lo mismo que dijo alguna vez Tony Soprano -y pone su sonrisa de niño maldito-: Dirijo un negocio, no un puto concurso de popularidad”, y entonces suelta una sonora carcajada que hace que se den vuelta varios parroquianos del bar en el que hacemos la nota. Inmediatamente se pone serio: “realmente me da igual de qué lado me reconozcan, del de la música o del del cine -aclara-siempre y cuando esté relacionado a lo artístico, todo está más que bien. Me da mucho placer que me reconozcan desde cualquiera de los dos lados, es una verdadera suerte poder hacer lo que hago”. Dicho esto, entonces, es hora que conozcas un poco de ambos Facundos, de a uno por vez, claro está.

 

Uno: el productor de música

Si arrancamos por la música para delinear el perfil personal de Lezcano, bien podemos comenzar con una (otra) duda conceptual más:

¿Es Facundo un músico o un productor musical?

A él no le gusta la primera definición, en público se la pasa negando el ser “un músico”. A pesar de que escribe, arregla y graba sus propias composiciones musicales, Lezcano se despega constantemente de la definición de “músico” y prefiere utilizar para sí el concepto de “productor musical” pues, dice muy serio, la totalidad de lo que produce lo hace desde su ordenador y ésto lo vincula directamente con la tradición de la música electrónica mundial, donde sus hacedores -por definición- son productores musicales y no músicos. “Músico es Cerati” aclara, como intentando explicar con un solo ejemplo que existen dos planos distintos para otorgarle a la sociedad un mismo resultado: música.

Si bien por edad es hijo directo del rock, Facu es fanático de Cerati, Megadeth o Coldplay, sí, sí, pero sus ídolos TOTALES son tipos que han compuesto bandas sonoras para films y videojuegos: “Esa es la música que me conecta con las cosas”, dice.

En música para cine, el tipo tiene su propio Olimpo y lo venera, este lugar sagrado está habitado por cinco compositores: James Horner, Thomas Newman, Alan Silvestri, Mychael Danna y Ennio Morricone, de quien es tan pero tan devoto que no duda en llamarlo “El Papu”.

En materia de música para videojuegos (dice que son la nueva manera de hacer “el arte del grande, de verdad”, de manera interdisciplinaria) también tiene su podio: Kelly Bailey, Mikolai Stroinski y Jack Wall están allí, de pie, como dioses. El primero hizo la banda sonora de “Half life”, el segundo la de “The Witcher 3”, y el último hizo la banda sonora de “Mass Effect”.

Con todos esas influencias en la cabeza y el alma, Facundo ha compuesto la totalidad de la música de sus cortometrajes y también la de su largometraje: “Nexo Delictivo” (2019); pero también ha compuesto íntegramente la música para los largometrajes neuquinos “Una obra maestra” (2014), “20 millones de razones para ser feliz” (2015) y “El círculo de la vida” (2016). En todas esas experiencias combina diferentes coloraturas, que pueden ir de lo más electrónico a lo más acústico. En este sentido, Lezcano tiene un referente musical que lo inspira para mezclar sin miedo, un artista que tanto en el mundo de los videojuegos como en el del cine ha construido un verdadero “carrerón”: el argentino Gustavo Santaolalla. A él fue a quien le dejó un dvd con su obra completa la última vez que (Gustavo) tocó en el Cine Teatro Español. “Ojalá lo escuche, y si le gusta, que me llame, yo me voy hasta EEUU a verlo, al toque eh?” (risas).

Ya trasladados al terreno de la música electrónica pura y dura, Lezcano se declara un “seguidor perdido” de popes del synth-pop del siglo pasado como Jan Hammer, Giorgio Moroder o Kenny Logins, pero todos ellos “reposan” tranquilos detrás de sus actuales referentes, gente que le fascina y le inspira: el berlinés Paul Kalkbrenner, el francés Worakls y el brasileño Guillerme “Gui” Boratto, “Los amo. Son tipos que sacan lo mejor de la música electrónica actual, la transforman en poesía para oídos inteligentes”, confiensa Facu.

Su primer track lo compuso a los 15 años: “fue un delirio de cuatro canales compuesto desde el virtual instruments, algo repetitivo y con un groove monótono, pero aún lo conservo, porque es la mejor manera de comparar las cosas, de leer mi propia evolución”. Esa evolución que menciona lo ha llevado desde aquel prehistórico y rústico track electro-casi-house a explorar y componer en lo que dentro del género de la electrónica se llama “progressive” y -desde allí- comenzar a expandir su música hacia lugares poco encasillables, casi como si componer música se tratara de un “viaje cinematográfico”.

La prueba de este presente ecléctico y más complejo es su álbum digital “Silenced by Fear”, publicado en Spotify, donde en su perfil personal se puede leer la siguiente reseña:

“Lezcano produce y compone con la misma pasión y dedicación, en este sentido, la balanza del resultado final de su música es clara: entre lo que crea y cómo lo expresa hay un equilibrio notable. Es adicto al progressive, pero su vital inquietud por las melodías lo lleva a componer lejos de los clichés del género. Es un hijo del más tradicional techno alemán, pero con la vena atravesada del sonido latinoamericano, Lezcano piensa su música como si cada track fuera un film de fusión. Fresco por edad y juventud, maduro por influencias, su sonido no está atado a una tendencia”.

Quien tenga una horita de su vida para concentrarse y prestarle oreja, bien puede adentrarse a este disco recientemente editado. Vale la pena:

Actualmente Facundo toca periódicamente en clubes de Neuquén, su último set en vivo fue hace quince días, cuando abrió para el concierto neuquino de la genial Miss Monique, una joven productora ucraniana, de sonido bien intenso y definido, que va desde el progressive house al techno melodico sin que nadie se percate de sus geniales saltos estilísticos “Es una genia, una persona adorable y sencilla. Mi mayor logro en esta juntada fue haberle contagiado la adicción por el mate”, bromea. El mundo de la edición digital le ha deparado algunas sorpresas grandes: hace un par de años otro de sus máximos referentes, el argentino Hernán Cattaneo,“puso un track mío en uno de sus podcast mensuales, escuchados por miles y miles de personas en todo el mundo. El track se llama Plumas, remixado por Pablo Germán, ¡casi me muero!”.

Sus planes futuros con la música son muchos y claros: “mis planes son los de siempre, seguir produciendo y seguir mostrando lo que hago. A nivel música para películas, te puedo decir que me interesa muchísimo empezar a llegar a otros realizadores para que depositen su confianza en mí, y realizar bandas sonoras. La idea de musicalizar las ideas de otras personas me entusiasma muchisimo”.

Bien, damas y caballeros: hasta aquí tienen una postal del Facu músico, así que esta es solo la primera mitad de un todo “millenial”. No se vayan, porque aún queda la otra mitad...

 

Dos: el tipo del cine

Facundo Lezcano vive pensando en términos de cine: “estoy charlando con vos y veo las cámaras que tendrían que ir para filmar esta conversación, una que nos toma picada desde allá (señala algún rincón de la pared cercano al techo) y otra que hace un contraplano desde allá (señala la mesa de atrás del bar). ¡Soy una persona que realmente está enferma!” (risas).

Esta pasión irrefrenable por contar las cosas audiovisualmente le nació, dice él, hace ya quince años: “Me di cuenta de que iba a hacer cine, tarde o temprano, una noche, cuando tenía 11 años. Estaba de vacaciones en Las Grutas con mi familia, mi vieja salió y yo decidí prender la tele para ver películas. En I-Sat estaban pasando “Casino” de Scorsese, la película me sacudió la cabeza por completo. Esa noche me dije que quería hacer películas así, esa noche decidí hacer cine”.

Lo cierto es que ya tiene publicado en su canal de Youtube (Enoc TV) un puñado de cortometrajes (cuatro listos y uno en proceso), número que se engrosará bimestralmente, ya que Facu está convencido de que rodando y rodando es la única manera en la que conseguirá ir creciendo como realizador: “Estoy haciendo cortometrajes independientes por lo menos cada dos meses. Mi meta es seguir trabajando y perfeccionarme. Encontrar gente que le guste actuar, gente que quiera formar parte de un equipo técnico, y que comparta la ambición de realizar, dentro de muy poco, un nuevo largometraje”. Cuando habla de largo, se refiere al que sucederá a su ópera prima, el policial negro “Nexo Delictivo”, pre-estrenado en una gala hace casi un mes, en el auditorio del Museo Nacional de Bellas Artes neuquino.

Si bien adora su película y la devolución en su estreno fue auspiciosa y bien recibida, Lezcano sabe que en unos años revisará con mucho cariño pero con ojos muy críticos esta pequeña-gran aventura de haber filmado su primer largo de manera completamente independiente a los 23 años, rodando un guión que había escrito años antes. Inclusive no tiene ningún tipo de empacho en reconocer que el registro del film se “corrió” muchísimo desde que la película estaba en su cabeza hasta salir de la mesa de edición:

“Al principio era todo negación y crisis -rememora- yo tenía algo completamente diferente en la cabeza. Mientras montábamos la película con Marcos Arcas (Productor y DF de la peli) yo veía que era completamente diferente a lo que tenía en la cabeza y me asustaba y frustraba. Habían escenas que las había imaginado distintas, hubieron cambios que por temas de tiempo se tuvieron que trabajar de otra manera. El camino que tomó Nexo Delictivo fue diferente pero lo terminé aceptando y le tomé cariño”. Entonces, sin dejar de mirar el fondo de la taza de café vacía, lanza una frase matadora que sintetiza casi de manera poética lo que siente al respecto: “Supongo que es como dijo Tony Soprano -sonríe-: 'Hasta un reloj estropeado acierta dos veces al día', ¿no?”

Ecléctico e inquieto, si uno lo obliga a realizar un top 3 de sus películas favoritas te tira este: “La primera es 'The Shawshank Redemption' de Frank Darabont, una película que trabaja de manera excelente el espíritu humano, aún con todas las probabilidades en contra. Luego está 'Goodfellas' de Scorsese, a mi gusto la mejor película de gangsters de la historia, aún más que 'El Padrino' de Coppola. Después está 'Life Of Pi' de Ang Lee, una odisea fantástica llena de magia; y puede que para muchos sea una más del montón, pero aún no me explico del todo por qué la veo al menos diez veces al año y me sigo emocionando. Bueno, con las otras dos me pasa lo mismo, pero es de esperarse con dos obras maestras de ese tamaño”.

Si de cine argentino se trata, tiene su favorito absoluto y es un nombre que sorprenderá a quien tenga más de 40 años, pero muy poco a la gente de su edad:

“Damián Szifron es para mí, el mejor director argentino -nos dice- No porque sus películas sean 100% originales, si no porque entendió que para ser un gigante hay que subirse a hombros de gigantes, y solo basta con mirar Los Simuladores, Tiempo De Valientes o Relatos Salvajes para darte cuenta. Fabián Bielinsky sería otro candidato sin dudas. Nueve Reinas y El Aura son el legado de la creatividad latina, así como muchas películas de diferentes autores”.

En materia de esperanzas, le tiene mucha fe a la proliferación y consolidación de un cine local fuerte: “es que a nivel cine, Argentina es un país muy rico en ideas. Veo que hay que apoyar más a las producciones regionales y no poner tantas trabas a la hora de ayudar, de ir, de ver de qué se trata”. Completa esta idea con una de sus frases ocurrentes: “Vos pensá que ser argentino, vivir en Argentina y hacer cine es ser Rabinovich de Les Luthiers: es hacer un monologo mal leído pero con onda... lo importante es hacer el esfuerzo, como Esther Psícore!” (risas).

En materia pendiente y por venir, exagerando y cumpliendo sueños que hoy pueden parecer lejanos, Facundo entrecierra los ojos y dice: “sueño con hacer la trilogía entera de un libro de fantasía que estoy escribiendo en ratos libres. Pero eso es algo que va a llevar su tiempo, me parece. La película que sueño con hacer muy pronto es ''La Felicidad Del Padre'', un drama que, creo yo, tiene una linda historia. En esta película el protagonista es Pablo Beiner, mi actor fetiche (risas). Me encantaría que participaran eminencias del cine argentino como Rita Cortese, o Rodrigo De La Serna, así que si están leyendo esta nota, vamos... ¡escríbanme!” (risas).

Con el desparpajo propio de su generación, sueña Lezcano también con rodar una buena historia de zombies, con las influencias de sus dos maestros totales del género: George A. Romero y Shinji Mikami: “será una peli ambientada en la EPET 8 de Neuquen, un lugar de terror al que siempre amaré y odiaré en iguales cantidades”. Y sueña con filmar con “Sophie Turner (la actriz que hizo de Sansa Stark en GOT), simplemente porque... la amo”. En tren de definir su cotidiano dice que su país está “re bueno” y que aunque le cueste descifrarlo un poco a veces: “es un país hermoso, en manos de gente indicada seríamos Aman, las Tierras Imperecederas de Tolkien, pero en manos de gente inoperante somos... ¡Mordor! La verdad es que siento que la sociedad argentina está muy extremista. O es blanco, o es negro, no hay matices. Como argentino, vivo y siento mi país con mucha pasión, pero no llego al punto del patriotismo extremista. Primero soy humano, antes que argentino, así es como lo siento”.

Facundo Lezcano le pide al público lector de este medio que estén atentos al estreno oficial de su largometraje “pronto, pronto, no sean ansiosos, estén atentas y atentos”, dice. A dos minutos de irse del bar, le tiramos por la cabeza la última pregunta, quizás la más desubicada y altisonante de todas cuantas se puedan hacer: ¿Qué te parece que le falta a la gente para ser feliz?... Facu nos mira con su mejor cara de sorprendido y en el fondo de la mirada uno puede ver al muchachito, serio (muy serio) y dubitativo: “me parece que le falta dejar todo en manos de el Mesías, que le falta más música, más cine, más arte...” dice con seriedad; pero inmediatamente muta la seriedad tras su sonrisa de niño maldito y tira sin anestesia: “ojo, si nada de eso funciona, yo conozco un grupo de personas que resuelve problemas...” se levanta el buzo, y nos muestra su remera de “Los Simuladores”. Su carcajada suena por todo el local. Un “millenial” hecho y derecho, ¿no? Decime si exagero...

29/07/2016

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