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24/03/2019

El MPN cruje, incluso en la victoria

El MPN cruje, incluso en la victoria | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

No siempre los triunfos electorales logran tapar los problemas políticos que existían hasta el día anterior. Cuando una vieja estructura partidaria emite crujidos, ya no los puede silenciar la mejor de las victorias.

Antonio Arias

En democracia ocurre algo similar al fútbol cuando se trata de medir resultados; en un caso son goles, en otro, votos. El MPN se impuso una vez más el pasado 10 de marzo en la lección provincial, esta vez con el 40% de los votos y un margen holgado del 13% con respecto al segundo, Unidad Ciudadana, que redujo su caudal comparado al 2015 cuando era oficialismo nacional. Cambiemos, con el 15% cayó como un piano desde el décimo piso, para quedar lejos en  un tercer lugar, con poco más de 50 mil votos y una pérdida de la mitad de esa cantidad entre ambas elecciones.

Los números invitan a la aventura de intentar explicaciones, sin más pretensiones que la de explicitar una mirada sobre la escena política neuquina.

Para la gran mayoría de los neuquinos el MPN es “previsible” para aplicar políticas públicas en las que mantiene una larga tradición de administraciones equilibradas en el sentido de atender demandas sociales. Si bien, nadie identifica al partido provincial como un manantial de virtudes, o ejemplo de ejercicio republicano, ‘transparencia’ o de actitudes  franciscanas, la gente percibe que los competidores tampoco lo son. Como un observador apuntó hace días al evaluar las elecciones provinciales; “en Neuquén, hasta los progresistas son conservadores”.

En esta elección el MPN puso en juego el relevo generacional, luego de los escarceos de las internas y el resultado también le fue favorable. No obstante, mientras que la lista 151, genuina del partido provincial, continúa disminuyendo el caudal elección tras elección, otra vez las colectoras le dieron un plus de votos significativo para lograr el triunfo. Las 4 le aportaron aproximadamente 50 mil votos.

Las colectoras son defendidas por dirigentes del partido provincial como una oferta de diversidad política a las que ‘todos’ pueden recurrir. Se trata de listas de diputados que llevan como candidato a gobernador a la fórmula del partido provincial. Técnicamente, se multiplica la oferta en la pantalla en la que eligen los electores. Los candidatos a diputados de las colectoras en general no tienen trascendencia o conocimiento en escala provincial. Sin embargo las 4 listas superaron el piso del 3% de los votos y lograron incorporar diputados en la Legislatura.

Las colectoras son una suerte de rémoras políticas del partido provincial, que en esta ocasión lograron 6 diputados; el MPN genuino incorporó 9 legisladores. Parece risueño, pero de mantenerse la tendencia en las próximas elecciones, las colectoras pueden llegar a ser primera minoría, con la salvedad que dada su condición de rémoras, no tienen autonomía.

Es claro que el diseño no se sostiene por la diversidad política, sino por los recursos que el oficialismo pone a disposición de las colectoras para ‘ayudar’ en la campaña a fuerzas con escasa presencia territorial, o en otros casos, agrupaciones que funcionan como pymes familiares.

Como novedad, en esta ocasión el MPN tuvo como colectora mayor al oficialismo nacional (Pro) que le sumó los votos escamoteados a su propio candidato, “Pechi” Quiroga. Días antes al 10 de marzo, el diputado nacional Leandro López (Pro) convocó a pronunciarse con un ‘voto útil’. Fue casi un vocero de la Casa Rosada, que no quería en Neuquén un eventual triunfo de los opositores kirchneristas. A una sociedad que le han instalado la grieta como móvil político, el ‘susto’ tracciona  más votos que la mejor propuesta positiva. ¿Habrán sido 6 o 7 puntos (aproximadamente 25 mil votos) los que migraron desde Cambiemos a MPN? En el partido provincial hicieron clink caja, sin complejos por el origen o motivaciones de la adhesión.

El reelegido gobernador Omar Gutiérrez ha sido un socio importante de las políticas del gobierno de Cambiemos, de modo que la retribución del 10M tiene una lógica de contraprestación en la que las partes obtienen ganancias.

Con el resultado electoral, en Neuquén se mantiene una díada de poder que se remonta a la historia del MPN; Felipe y Elías Sapag en la etapa fundacional; luego devino la época en la que administraba Pedro Salvatori y conducía Felipe Sapag. En los últimos años se repite el esquema, esta vez con otros actores; Omar Gutiérrez y Jorge Sapag.

“Cuando lo que decís se vuelve en contra”

Es un clásico de las campañas electorales neuquinas, pero cada vez que un candidato a gobernador habla en su campaña del agotamiento y fin del MPN, seguro que pierde, y por mucho. Le paso a “Pechi” Quiroga en el 2015, cuando fue asesinado el docente Carlos Fuentealba  a 2 meses de una elección provincial y culpó desde la tribuna al partido provincial. Los neuquinos esperaban entonces una propuesta y no una acusación; fue el nacimiento de la “la paz social”.

En la última campaña electoral, Ramón Rioseco, candidato a gobernador kirchnerista de Unidad Ciudadana, se hartó de vociferar que el modelo del MPN estaba agotado y que el ciclo ya finalizaba. Como se vio el 10 de marzo, la gente mucho no le creyó. Rioseco tendrá ahora un tiempo de espera para  “recalcular” sus propuestas.  

En 1983, en el reencuentro de los argentinos con el sistema democrático luego de la última dictadura militar, en el acto de cierre previo al 30 de octubre, un joven dirigente nacional del justicialismo arremetió con un arsenal de adjetivos contra el candidato del MPN, Felipe Sapag.  Los neuquinos ignoraron la virulencia verbal de Carlos Grosso y casi el 55 % de los electores votaron por el partido provincial.

“Pechi” a la intemperie

“Pechi” Quiroga, como muchos radicales, ven que el barco nacional comienza a ‘escorarse’ y ya sin confianza en el capitán, se apresta a dejar el navío. Fue el gran perdedor de la elección provincial, con el agravante de ser el blanco de “fuego amigo”.  Los socios del Pro le han dejado en la mano los argumentos que utilizaron otros gobernantes radicales para separar las elecciones distritales de las nacionales. Se trata de un recurso que le permitiría zafar del pesado salvavidas de plomo del Ejecutivo nacional.

Lo hicieron los gobernadores radicales de Jujuy y Mendoza, que luego de fotos sonrientes con Mauricio Macri, al llegar a sus provincias convocaron a elecciones en fechas diferentes a la presidencial.

Habrá que ver hasta dónde llega la disciplina del intendente de Neuquén.

¿Piso o techo?

El regreso de Jorge Sobisch, esta vez como candidato a gobernador por  la Democracia Cristiana, no implica una novedad en cuanto a votos obtenidos. Es casi lo mismo que alcanzó en la interna del MPN del 2015, con la diferencia que ahora tiene 3 diputados y una gimnasia adquirida para ser opositor cuando las circunstancias se presenten. Al parecer en esta elección tuvo dos motivaciones centrales; reivindicarse como dirigente político luego del ‘ninguneo’ interno del 2015 y en concordancia, en un plano más general, buscó su reinserción luego del asesinato del docente Carlos Fuentealba, que lo tuvo y tiene en el centro de las acusaciones como responsable político del hecho. 

Sobisch fue 3 veces gobernador de la provincia por el MPN y ese antecedente explica de algún modo la performance electoral. Queda la duda si dicha adhesión representa un piso o  un techo para el futuro del dirigente provincial.

Espejo del PRI

El MPN fue creado en 1961, como desprendimiento del peronismo. En la etapa institucional moderna que arranca en 1983, ganó las 9 elecciones provinciales y mantiene una vigencia de 58 años en el poder.  

El PRI (Partido Revolucionario Institucional) nació a la política mexicana en 1929 y ganó todas las elecciones nacionales en forma ininterrumpida desde 1930 hasta el 2000.  

Zapala no es Querétaro, pero algo en común tienen el PRI y el MPN; ambos son políticamente de centro y viran hacia la derecha o izquierda según las circunstancias históricas y ambos han logrado una continuidad en el poder poco frecuente en el resto de los sistemas democráticos del mundo. Querétaro tenía 30 mil habitantes en 1929, cuando fue creado el Partido Nacional Revolucionario que luego se convirtió en el PRI.

Claro, la escala no es comparable; México es un país con más de 130 millones de habitantes y una potencia económica en Latinoamérica. Neuquén es una provincia de 700 mil habitantes.

 El PRI le dio 14 presidentes a México, con un interregno desde el 2000 hasta el 2012 en el que gobernó la derecha del PAN. En 2018 por primera vez en la historia de ese país, accede la izquierda mexicana a la presidencia, con Manuel López Obrador, desplazando al PRI del poder con un resultado electoral humillante.

Coda

Los triunfos electorales suelen tapar los problemas políticos que existían hasta el día anterior a la elección. Sin embargo, no siempre es así, cuando una vieja estructura partidaria emite crujidos que ya no puede silenciar la mejor de las victorias.

29/07/2016

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