En la primavera parisina de 1981 un grupo de jóvenes socialistas, idealistas, brillantes y ambiciosos, se reúne en un cómodo departamento céntrico para definir la estrategia de comunicación de su candidato presidencial para la segunda vuelta: Francois Mitterrand. Es la tercera vez que compulsa por la primera magistratura luego de sendas derrotas. En un cuaderno anillado, de tapa azul, el anfitrión, Laurent Fabius, escribe los puntos “débiles” del candidato: Madagascar, Observatorio, guerra de Argelia, demasiado viejo, colmillos largos y siempre pierde.    

Jack Lang, Robert Badinter, Régis Debray, Jacques Attali y Serge Moati diseccionan las flaquezas. A las seis mencionadas, Moati agrega una lejana editorial de Jean Daniel en Le Nouvel  Observateur, que data de 1966 y se nota por el color e impronta ajada del trozo de papel.

Alrededor de una mesa pequeña, en la que prevalecen algunas masas, café, chocolate, galletas y jugos, los estrategas del candidato inician el intercambio. ¿Madagascar?, la masacre ocurrió en 1947 y Francois fue ministro de Colonias en 1951; fue un hecho desgraciado pero no tiene las manos manchadas de sangre, explica Attali. ¿Argelia?, el tema del colonialismo no es bueno para la derecha porque en primer lugar está la traición de Charles De Gaulle y no van a correr riesgo con el voto ‘pied noir’ (*), acota Fabius. ¿Y lo del Observatorio? ...nunca se ha esclarecido el oscuro asunto del falso atentado y todo se basa en un dudoso testimonio de un ex gaullista pasado a la extrema derecha que encima ha modificado varias veces su versión de los hechos, señala Lang (**). ¿La edad?, pregunta Fabius; es experiencia, responde Attali. ¿Y los colmillos? pregunta Lang; ya tiene turno con un dentista que le va a dejar la sonrisa de Paul Newman, desliza Moati.

Moati lee en forma pausada un fragmento de la editorial de Daniel que sume a todos en el silencio: “…no es solo que este hombre dé la impresión de no creer en nada, es que delante de él uno se siente culpable de creer en algo. Insinúa, casi a su pesar, que nada es puro, que todo es sórdido y que no se puede permitir ninguna ilusión”. 

El 10 de mayo de 1981 Mitterrand fue elegido presidente de la República Francesa con el 51,8% de los votos frente a al 48% que obtuvo su contrincante, Valéry Giscard d’Estaing.

Jean Daniel, periodista y escritor de 98 años, mantuvo un vínculo con el presidente Mitterrand con los condicionantes que supone el vínculo. “Es difícil seguir siendo durante mucho tiempo un verdadero amigo de un hombre de poder cuando se escribe sobre él casi todas las semanas”,  definió alguna vez dicha relación.

A la vez, a modo póstumo describió características propias de los políticos que transitan por el poder; “Mitterrand se pone a preguntarme sobre los míos, sobre mí, con las preguntas más atentas y delicadas. Uno se pregunta cuál es el secreto de su seducción. Es sencillo: cuando este hombre quiere gustar, se interesa sinceramente por el otro, sale de sí mismo, se entrega. Consume una energía que sólo se puede juzgar como generosa. En esos casos, es la seducción lo que le hace salir del narcisismo. Era difícil querer a este hombre. Pero cómo le he querido”.

Francois Mitterrand presidió Francia durante 14 años, de 1981 a 1995.

 (*) Pied noir (literalmente pie negro) expresión que alude a los franceses nacidos en la colonia que tuvieron que salir de Argelia en 1962 con la independencia del país africano.

(**) Controvertido atentando contra Mitterrand ocurrido el 15 de octubre de 1959 en la Avenida El Observatorio. Se dudó de un autoatentado.

Fragmento de “La séptima función del lenguaje”, novela de Laurent Binet, editada en 2015.

Fragmentos de artículos de Jean Daniel