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27/01/2019

Equívocos con importancia

Equívocos con importancia | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.
Imagen: diario LMNeuquén, año 2015.

Focalizar en decisiones cuestionables de dirigentes que pueden llegar a la gobernación de Neuquén o seguir en el cargo, permite advertir riesgos. Ejemplos, la confrontación de Quiroga con los gremios estatales, el desapego al límite para su reelección que tuvo Rioseco en Cutral Co, o la proximidad de Gutiérrez con Macri.

Antonio Arias

El escritor italiano Antonio Tabucchi (1) disfrutaba descubrir los equívocos, pero no los amaba. Le atribuía cualidades que hacen a comportamientos humanos habituales y no deslices periféricos. Digamos que los equívocos pueden ser malentendidos, errores tontos e irremediables, contradicciones flagrantes, que provocan hilaridad, enojos u ofensas y todas aquellas cosas fuera de lugar. Básicamente, “todas aquellas cosas fuera de lugar”.

Entre las innumerables actividades humanas, la política es un manantial de equívocos, no diferentes de otras actividades, pero con la salvedad de que los protagonistas son aquellos que a la vez nos gobiernan. Es decir, sus pareceres, ideas, intuiciones, cultura, van a incidir en el resto de la sociedad, que se organiza y rige por normas de distinta índole.

Por ejemplo, un dirigente que no está acostumbrado a escuchar opiniones diferentes y le cuesta admitir errores, no será muy tolerante con los adversarios. Se trata de un aspecto menor para ciertas profesiones u oficios, por ejemplo un odontólogo o empleado de comercio, cuyos intercambios con pacientes y clientes es un tanto eventual y efímero. Sin embargo, un político irascible es un riesgo para el funcionamiento armónico de las instituciones de la democracia.

Con esos atributos, una persona en la cúspide del poder tiene la posibilidad de usar el aparato del Estado para perseguir, vigilar, atentar o cualquier otra acción ilegal. Ha ocurrido en la historia y no existen antídotos para prevenir esos males. Solo vale la advertencia de los riesgos que corre una sociedad.

Puesto que mi lugar en el mundo es Neuquén, me interesa focalizar en algunos equívocos de los dirigentes que compiten con posibilidades de convertirse en gobernador el próximo 10 de marzo, o de ser ratificado para continuar en el cargo.

Horacio ‘Pechi’ Quiroga, actual intendente de Neuquén, aspira a gobernar la provincia con la alianza Cambiemos. La provincia tiene una importante estructura estatal, con gremios fuertes y combativos como son ATE y ATEN. La confrontación ha sido constante en los últimos años y sin acercamientos o instancias de diálogo. Quiroga, en caso de ganar, va a tener a disposición la Policía provincial y, en caso de mantenerse la circunstancia actual con los gremios estatales, se incrementa la posibilidad de violencia social. Neuquén tuvo una época de confrontación y crispación social cuando fue gobernada por Jorge Sobisch, que culminó con el asesinato del docente Carlos Fuentealba. Con discursos y actitudes beligerantes desde el poder, se aleja la paz social.

Llama la atención la falta de diálogo con adversarios, algo que no hace ni el propio presidente Macri, quien según trasciende, cada tanto mantiene reuniones discretas con gremialistas opositores, como Hugo Moyano. Y no creo que ambos dirigentes se sientan con la intención de torcer la voluntad del otro o de persuadirlo a actuar de determinado modo. Seguramente lo hacen para dialogar las diferencias y reconocer al otro su representación.

La actitud del candidato Quiroga con los gremios estatales constituye un equívoco con importancia.

Ramón Rioseco pareciera que nació como intendente de Cutral Co, pero no es así. El actual candidato a gobernador de Unidad Ciudadana-Frente Neuquino se fraguó como dirigente en la pueblada de 1996, un reclamó legítimo de la comarca que expulsó al último gobierno municipal del MPN e hizo tambalear al gobierno provincial, por entonces a cargo de Felipe Sapag. Luego del estallido social, el pueblo de Cutral Co eligió para aquella transición a un dirigente de la UCR, Eduardo Benítez, secundado por Rioseco, del Frepaso.

Entre ambos dirigentes hubo un pacto de alternancia que se cumplió; en el 2007, Ramón Rioseco con el 46% de los votos, llegó a la intendencia. Cuatro años después, en el 2011, fue ratificado con más del 75% de los votos en una elección en la que el MPN no presentó candidato a intendente y solo propuso una lista de concejales. Es decir, que en Cutral Co gran parte de la dirigencia y militancia política y social fue subsumida por la fuerza de Rioseco. De un cuerpo de 9 concejales, 7 respondían al oficialismo municipal.

La democracia exige de sus adláteres el cumplimiento de la letra fría de las leyes. Se trata de normas que se encuentran en la Constitución Nacional (CN), la Constitución Provincial (CP) y las Cartas Orgánicas municipales. Todas las autoridades electas juran al asumir el cargo sobre estos preceptos, que después muchos tratan de ‘eludir’.

Rioseco no fue una excepción. Cuando avanzaba su segundo mandato, el Concejo Deliberante de Cutral Co aprobó en el 2013 una ordenanza que habilitaba la reelección indefinida del intendente. Fue un procedimiento ‘opaco’; una semana de tratamiento, y se sancionó con el aval de los 7 concejales del riosequismo. La denuncia de un concejal de la oposición y la posterior intervención del Tribunal Superior de Justicia (TSJ), primero con una cautelar de no innovar (2015) y luego con sentencia (2017), puso las cosas en su lugar.

El fallo del TSJ fue unánime y según el vocal Oscar Massei, el artículo 305 de la CP “responde a la convicción de que la adopción del principio democrático de alternancia en el mando se postula como un mecanismo adecuado para evitar la perpetuación de las personas en la ocupación de cargos gubernativos electivos”.

El desapego que tenía entonces Ramón Rioseco para respetar las leyes del sistema democrático, dan cuenta de un equívoco con importancia.

Omar Gutiérrez, al asumir como gobernador en 2015, heredó un principio político que su antecesor y gestor puso en práctica como forma de relación con el gobierno nacional; “el federalismo de coordinación”. Con esa herramienta, el MPN como fuerza de distrito, se posicionó frente al poder central. Equivale a decir, “te apoyamos en todo lo concerniente a políticas del Estado”, “te reconocemos la legitimidad que te ha dado el pueblo argentino” y “no seremos un obstáculo a tus pretensiones”. Digamos que es una práctica que el partido provincial ha cultivado casi desde sus inicios y con buenos resultados. Claro: entre el antes y el ahora existen algunas particularidades que merecen una distinción.

El federalismo de coordinación que puso en marcha Jorge Sapag en 2007 se daba con una administración nacional que ampliaba derechos en sus políticas de Estado; los trabajadores recuperaban en paritarias el poder adquisitivo; se valoraba la producción nacional de las pymes y otras fábricas; había una defensa de las fuentes de trabajo; la economía funcionaba con el mayor consumo en el mercado interno; las universidades públicas aumentaban su presupuesto en términos reales y había políticas de incentivo a la investigación científica, entre otras. No todo era color de rosa; por ejemplo, los gremios y la CGT hicieron varios paros contra el impuesto a las Ganancias del sueldo de los trabajadores. Fue tan importante el reclamo, que fue promesa de campaña del actual presidente, Mauricio Macri. Una vez que se sentó en el poder, la olvidó.

El actual gobernador neuquino al asumir continuó con el federalismo de coordinación, pero esta vez con una administración nacional que ‘redujo’ derechos y aplicó un plan de ajuste como hacía bastante no se veía en el país. La caída del consumo y del poder adquisitivo de la mayoría de los trabajadores; los acuerdos con el FMI; la baja de la actualización de los jubilados mediante ley; la reducción del presupuesto para las universidades y la investigación científica; la pérdida de fuentes de trabajo y en la región, el vaciamiento de la PIAP (Planta Industrial de Agua Pesada); cierre de oficinas públicas nacionales; la agonía del proyecto de represa Chihuido, son indicadores que no alientan al optimismo. La enumeración de medidas negativas se compensa, un poco, con definiciones favorables hacia el sector hidrocarburífero y decisiones locales de reajuste salarial.

Mientras la política económica del gobierno nacional va en un tobogán, Macri sigue esperanzado en revertir la caída para las elecciones de este año. Por caso, veremos si tiene vigencia aquel viejo apotegma de Perón, “la víscera más sensible del hombre es el bolsillo”.

La proximidad con el gobierno nacional, gestos y decisiones políticas de Gutiérrez, dejaron al MPN en un lugar incómodo para la historia y la realidad actual. Vale recordar que el federalismo y la justicia social son principios fundantes del partido provincial. A esta altura resulta conveniente saber cuáles son los límites del federalismo de coordinación, si es que los tiene. Elías y Felipe Sapag, en su época y a su modo, practicaron esa modalidad. Como fueron hábiles conductores, pareciera que no se notó el vínculo.

El alineamiento de Gutiérrez con el gobierno nacional de Macri puede ser visto como un equívoco con importancia.

 

(1) Antonio Tabucchi, escritor italiano, 1943-2012. Entre sus obras, Sostiene Pereira.

29/07/2016

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