Miles de personas salen de sus países para buscar una mejor vida, para escapar de la guerra y del crimen organizado, para escapar del hambre y de la pobreza, para vivir.

Las corrientes migratorias hacia los Estado Unidos, integradas por familias de países centroamericanos, pone de manifiesto una vez más los desajustes de la política internacional provocados por los países centrales desde hace más de cinco siglos.

Las permanentes malas noticias que llegan desde los mares aledaños al continente europeo, con víctimas mortales de los países africanos que tratan de alcanzar “la libertad”; las tensiones en Ceuta y Melilla, ciudades bajo jurisdicción española pero situadas en el norte de Africa y donde se agolpan quienes quieren ingresar desde ese continente a Europa; y los vaivenes sobre los muros en la frontera México-EEUU, son una consecuencia de siglos de opresión. La respuesta no está en muros, en alambres ni en patrullas.

Los bloqueos económicos -los “legalizados” y los de hecho-, las sanciones, los saqueos, las coacciones, los apoyos desestabilizadores, las intervenciones históricas que los norteamericanos han hecho sobre las Américas y que los europeos han hecho sobre Africa, encuentran un boomerang histórico difícil de detener.

La prensa hegemónica global consolida las políticas xenófobas bajo el manto de supuestas “invasiones” a los poderes centrales por parte de ciudadanos de países periféricos empobrecidos. 

Cerca del 40% de la población africana “vive” con menos de un dólar al día. Violaciones permanentes de los derechos humanos, guerras que son producto de una desastrosa descolonización, gobiernos corruptos y dictatoriales, son los marcos generales de los países de Africa.

En el caso americano, las corrientes actuales de ciudadanos y familias de Honduras, El Salvador y Guatemala no superan las 12.000 personas. Sin embargo, ocuparon la agenda internacional y fundamentalmente la norteamericana.

En los últimos días de octubre, alrededor de 2.000 migrantes salvadoreños comenzó a entrar a México desde Guatemala con el objetivo de tratar de alcanzar EE.UU.

En la ciudad guatemalteca Tecún Umán, fronteriza con la mexicana Ciudad Hidalgo, se han agrupado cuatro caravanas de migrantes que han trazado distintas rutas para llegar al norte. Familias con cochecitos de bebés, niños y niñas con caras pálidas y sedientos, hombres y mujeres, todos caminan miles de kilómetros como un último intento para intentar vivir.

La ruta más corta hacia Estados Unidos es de 1.450 kilómetros, pasando por los estados mexicanos de Chiapas, Oaxaca, Veracruz y Tamaulipas hasta llegar al estado norteamericano de Texas. Los migrantes pidieron al gobierno de México que se les facilitasen autobuses para llegar a la frontera con EEUU. pero su petición no ha sido escuchada.

Elección, en la mitad del mandato de Trump

La política norteamericana discute qué hacer con la caravana de migrantes, y de qué forma proceder para interrumpir su paso. En medio de esa discusión, se meten las elecciones legislativas de medio término que se realizan hoy en Estados Unidos.

Durante la jornada, se renovará la Cámara de Representantes y un tercio del Senado, y Donald Trump apuesta a que su partido, el Republicano, consiga mayoría en las dos Cámaras. Además, también se elegirán gobernadores y otros cargos de distintos estados y ciudades.

La política migratoria fue uno de los debates principales en la campaña, donde además de la resolución del drama de los afectados propiamente dicho, está la postura sobre la política exterior aplicada por Trump.

Para evitar concentrar el interés allí, el mandatario utilizó las permanentes noticias de las caravanas para acusar al Partido Demócrata de privilegiar las fronteras abiertas y las leyes débiles. Criticó también que los presidentes de Guatemala, Honduras y El Salvador hayan hecho, a su criterio, “muy poco” para detener este gran flujo de personas, “incluidos muchos criminales”, según dice Trump.

La posición demócrata sobre la “desastrosa política diplomática” de Trump en relación con China, Medio Oriente, el debate mundial por el medio ambiente, Rusia y la OTAN, pasó a un segundo plano por astucia del oficialista Partido Republicano.

Así, la caravana migrante fue utilizada por Trump como un arma electoral con ideas de derecha radicalizadas en contra de la inmigración, al igual que ocurrió en la campaña de las elecciones de 2016 que lo llevaron al poder.

Por su parte, el presidente de México, Enrique Peña Nieto, está a poco menos de un mes de entregar el poder, luego de la victoria del candidato de centroizquierda Andrés Manuel López Obrador. El actual mandatario realiza acciones muy medidas, y evita cualquier tipo de incidente con las caravanas de migrantes.

La ONU, con algún que otro interés también en las elecciones legislativas de EEUU, sostuvo en un documento publicado este fin de semana que la “migración responde a valores normales” y que de ninguna manera “se deberían reforzar la frontera”.