En el Howard Johnson días atrás se reunió un amplio espectro del peronismo patagónico, se podría decir que el sector opositor al gobierno de Macri más influyente de esta región del país. Con un rechazo actual del 60% a la gestión del gobierno nacional, la gran mayoría de los sectores sociales y políticos hacen cola para formar parte de ese equipo.

Conviene recordar que hace menos de un año, en octubre del 2017, el gobierno conservador de Macri obtuvo un amplio respaldo en las urnas en todo el país. Ganó en los distritos más grandes para sorpresa de muchos.

¿Qué pasó en los últimos meses para pasar de ese enorme capital político a la menguada adhesión actual? Me viene el recuerdo del spot de Bill Clinton en la campaña electoral presidencial de 1992 con el eslogan que pegó en el centro de las expectativas de los estadounidenses; “es la economía, estúpido”.

En efecto, la mayoría de los argentinos sienten en el bolsillo que el poco o mucho poder adquisitivo se esfumó en pocos meses. Los que venden trabajo asalariado, no pueden escapar al deterioro general. Por experiencia saben que las corridas del dólar se trasladan en forma automática a los productos de consumo. Algunos ubican en ‘el Rodrigazo’ el origen de la compra de dólares de muchos argentinos como forma de ahorro; fue aquella una terrible devaluación del peso en los ‘70 cuando gobernaba María Estela Martínez de Perón.

Macri en campaña en el 2015 dijo que la inflación era algo “simple y fácil, que el 99% de los países del mundo” resolvió sin inconvenientes. Al parecer, tuvo una apreciación errónea que millones de argentinos están pagando con el deterioro de la calidad de vida. Macri dijo muchas cosas en campaña que luego en el ejercicio del poder incumplió ostensiblemente. En eso tampoco fue original, pero repasar su intervención en el último debate de los dos candidatos presidenciales del 2015 es una invitación de viaje al reino de la hipocresía.

En Neuquén los opositores de Macri abarcan un espectro amplio que incluye todas las variedades de peronismo, la izquierda tradicional y simpatizantes del radicalismo que aún no lograron visibilidad.

Entre los que estuvieron en el hotel HJ se cuenta al sector oficial del PJ que preside Darío Martínez, consecuente con el rechazo al gobierno nacional en los últimos tres años. Como diputado nacional denunció a los denominados Panama Papers, cuentas off shore del presidente y allegados. Antes de ser diputado, como concejal de la ciudad capital tuvo acuerdos con el oficialismo municipal por emprendimientos locales. En la actualidad es presidente del PJ neuquino, máxima autoridad institucional.

También participó el Frente Renovador Neuquino de los hermanos Rioseco, José, intendente de Cutral Co y Ramón, parlamentario del Mercosur y principal dirigente del sector. En verdad, Ramón tuvo un comportamiento ‘ecléctico’ con respecto al gobierno nacional. En los inicios del 2015 con expresiones “amistosas” y en el último tiempo ha criticado la gestión del macrismo. Esto, su candidatura a gobernador y los contactos ‘aceitados´ que mantiene con Oscar Parrilli le permitieron lograr hacer unos días la foto con Cristina Fernández de Kirchner. La foto provocó un sismo puertas adentro  del sector.  

Rioseco siempre mantuvo buen diálogo político con el intendente Horacio Quiroga, incluso acuerdos por el cual se especuló de una posible fórmula provincial. “Pechi” es el candidato natural de Cambiemos a la gobernación.

Rolando Figueroa, vicegobernador de la provincia, lanzado a una interna contra su ex compañero de fórmula, en el HJ hizo las veces de “ala peronista” del MPN.  El partido provincial desde su creación en 1961 ocupó en Neuquén el espacio del peronismo, fiel a su origen. Los hermanos Felipe, Elias y Amado Sapag, apenas si le dejaron el sello y algún otro instrumento de débil identidad. Se quedaron, eso sí,  con las políticas de justicia social y una forma de ejercicio del poder con vértice en los sectores humildes.

No obstante, la historia política de Figueroa no abrevó en las variantes peronistas de los orígenes, sino que por cuestión generacional conoció de cerca un  estilo de conducción que inculcó Jorge Sobisch en lo ’90. Conviene ver su acercamiento a la oposición macrista como la búsqueda de un espacio que le permite competir con el oficialismo emepenista, en la actualidad muy mimetizado con el gobierno nacional.  

El senador Guillermo Pereyra y su poderoso gremio de petroleros, a lo largo de su historia política ha desarrollado el don de evadir cualquier encasillamiento posible. Por ejemplo, puede reunirse por la mañana con el presidente previo a una votación importante en el senado y por la tarde votar en contra del oficialismo. Puede acordar una lista con el oficialismo emepenista para la conducción interna, sector concordante con gobierno nacional y a la vez participar de un encuentro opositor con el peronismo patagónico. En fin, una  gran “ductilidad” política preparada para saltear todas las clasificaciones posibles.  

La oposición neuquina al macrismo nacional se podría identificar con aquél poema que Jorge Luis Borges le dedicó a su ciudad natal; “no nos une el amor, sino el espanto, será por eso que la quiero tanto”.