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Vaca Muerta y sus recursos hidrocarburiferos no convencionales vienen dando que hablar desde hace bastante tiempo dentro y fuera de los límites provinciales, erigiéndose como un tema de conversación obligado en círculos políticos, económicos y financieros del país y de otras partes del mundo, por la riqueza que atesora. Para los grandes centros urbanos de la Argentina, Vaca Muerta se ha convertido en un futuro oasis de recursos naturales capaz de aplacar la sed de una matriz energética nacional muy dependiente del gas, que viene condicionando no solo los consumos residenciales y la industria nacional sino también, al parque eléctrico del país que depende en un 62% del gas. También se están firmando los primeros contratos de exportación de gas con intención de monetizar rápidamente este recurso natural.
Según un estudio internacional, Vaca Muerta tendría unos 8.308 miles de millones de m3 de recursos de gas (shale gas) y 2.528 millones de m3 de recursos de petróleo (shale oil), aproximadamente unas 64 y 11 veces las reservas probadas de gas y petróleo del país. Estos recursos son, no probados, pero técnicamente recuperables, con las tecnologías actuales y las variables de mercado. Para transformar los recursos en reservas (probarlos) se necesitan inversiones para la perforación de pozos y la infraestructura. Al respecto, existen algunos estudios donde se hacen estimaciones hacia el futuro para poder calcular el valor actual aproximado del yacimiento. La metodología utilizada es la misma que para los convencionales, tratando de utilizar variables lo más realistas posible, además de otras cuyos valores sí surgen de la explotación actual de Vaca Muerta como ser, la productividad por pozo de shale gas y shale oil.
Una de estas estimación se refiere a un escenario base en donde se utiliza una inversión de 65.000 millones de dólares, en un período de tiempo de 20 años, con la perforación de 11.000 pozos, y con una proyección de transformación de recursos en reservas de aproximadamente 21% de gas y un 6,4% de petróleo. Con estas variables principales, más otras que se estiman (precios, incrementos de producción, tasa de actualización, etcétera), se alcanza un valor actual de Vaca Muerta de 42.677 millones de dólares. Estamos hablando de aproximadamente un 7% del PBI de la Argentina (627.000 millones de dólares – año 2017). Por supuesto que al ser estimaciones, se pueden obtener otros resultados si se toman valores diferentes para algunas variables por ejemplo, el precio del petróleo y el gas para los próximos 10 o15 años. De esta forma, el segundo resultado arrojó un valor actual de 18,7% del PBI. Existen otras estimaciones con valores superiores pero, menos probables.
La preocupación que nos sobrevuela en Neuquén es saber cómo se va a distribuir la riqueza de este mega reservorio, ya que hasta el momento siempre ha sido de una manera desigual, quedando solo en el territorio una pequeña parte en regalías (que son unas de las más bajas del mundo), salarios y pasivos ambientales millonarios. La realidad viene mostrando que Neuquén se ha convertido en una zona meramente extractivista y de sacrificio ambiental ya que actualmente existen aproximadamente 14.000-15.000 pozos perforados y se especula que con la tecnología actual para desarrollar Vaca Muerta, se necesitarían perforar como mínimo, más de 50.000 pozos. En más de 100 años de explotación de hidrocarburos convencionales no ha habido políticas de desarrollo industrial ni se ha podido lograr la instalación de un polo petroquímico de envergadura que agregue valor en origen a los recursos naturales no renovables, muy por el contrario, estos recursos enriquecen otras provincias o países fuera de Neuquén donde sí, le agregan valor.
Al respecto, la Cámara de la Industria Química y Petroquímica de Buenos Aires ya ha hecho proyecciones hacia el futuro una vez que se verifique la disponibilidad de materias primas en condiciones competitivas (reservas de gas aseguradas), y estiman inversiones por 15.000 millones de dólares, 6.000 nuevos puestos de trabajo en forma directa (recursos humanos altamente calificados), y la necesidad de unos 42.000 puestos adicionales en forma indirecta. Todo ese enorme desarrollo petroquímico, se realizaría como siempre, fuera del territorio neuquino, por ejemplo, en el Polo Petroquímico Bahía Blanca que con los nuevos descubrimientos, se están asegurando no solo el abastecimiento de materia prima a largo plazo (petróleo y gas más sus derivados) sino también, la caída de los costos que mejorará notablemente la ecuación económica de esa industria. Ante este panorama, nos invade la impotencia y la preocupación de que se siga manteniendo esa deuda histórica con la provincia sin saldar, la de agregar valor en origen y que ahora, se sigue repitiendo con los hidrocarburos no convencionales.
Para los que vienen conduciendo los destinos de la provincia por más de medio siglo, este yacimiento apareció como otra nueva joya de la abuela y por lo tanto, se ilusionan con seguir captando más recursos frescos y fáciles de obtener, como los que provienen de las regalías petro-gasíferas pero, para seguir destinándolos como viene sucediendo hace ya muchos años, a maquillar y mantener un modelo económico y político que está en el ocaso de su tiempo, algo que estanca, retrasa y condiciona el desarrollo de otras potencialidades con que cuenta la provincia. Dan a entender con sus acciones que están cómodos con esta situación, además de estar siempre condicionados por los gobiernos nacionales por la falta de recursos dinerarios. Obsérvese que ahora, ni siquiera esgrimieron palabra alguna sobre el hecho de que YPF en el sur le esté enviando gas a Chile a cambio de metanol, siendo que en Plaza Huincul está la planta de Metanol de esta empresa, la cual recibió por varios años subsidios millonarios de parte de la provincia. ¿Por qué no amplían la planta local?
Por lo tanto, creemos que es necesario tener muchos encuentros más como el Clúster Vaca Muerta que se desarrolló el 18 de septiembre pasado, pero más que nada para ver esto como una herramienta útil, adecuada y capaz de promover el alcance de mayores niveles de desarrollo económico y tecnológico en la provincia, además de incentivar a la innovación y capacitación permanente. Un clúster económico es una concentración de empresas e instituciones que se agrupan y están interrelacionadas alrededor de una actividad común (por ejemplo, Vaca Muerta) y en una determinada localidad geográfica (Neuquén) para alcanzar un alto nivel de beneficio y eficiencia (anclar en origen una mayor parte de la renta generada por la actividad).
Se analizó en el Clúster la última información oficial disponible de un informe del año 2014 de Pyme Adeneu, donde se daba cuenta que, sobre el total de contrataciones en la industria hidrocarburífera, solo el 31,6% pertenecían a empresas neuquinas; el resto provenían de otras zonas del país o del exterior. Este sector de empresas locales se caracteriza por una baja especialización tecnológica, algo que los podría condicionar por ejemplo, con un bajo poder de negociación ante las empresas mayores, o terminar disputando solo una pequeñísima parte de la renta total de la actividad.
Otro elemento que se evaluó en el Clúster Vaca Muerta tiene que ver con la falta de presencia, o poca incidencia de las empresas neuquinas en distintos rubros de la actividad, por ejemplo, en Info-tecnología, instrumentos y comunicación, la participación local alcanzaba solo del 31,74% del total;Servicios Petroleros en Yacimientos solo el 3,0%; Servicios Ambientales 8,34%; Servicios, Obras y Productos Metalmecánicos 1,75%; y Consultoría y Asesoramiento 0,0%, entre otros. Como vemos, aquí existen varias cosas para mejorar hacia el futuro, pero para esto se necesita aplicar políticas superadoras y un fuerte acompañamiento de los distintos gobiernos.
Para dar un ejemplo al respecto, si analizamos cuales son las necesidades principales para la exploración y explotación del reservorio de Vaca Muerta hacia el futuro, en los próximos 50 años tenemos, entre otras: caños; compresores de fracturas; equipos de perforación; equipos de terminación; productos químicos; agente sostén (arena de fractura); bombas; tubing; varillas; trépanos; etc. Obsérvese que ninguno de estos insumos principales se genera o fabrica en Neuquén, todo viene de afuera del territorio donde está la actividad.
¿Qué paso en más de un siglo de explotación petrolera en la zona? Esto es lo que la política vernácula que viene conduciendo los destinos de la provincia debería explicitar con claridad y no lo hace, o directamente, no le interesa. Después de más de 100 años de explotación, ¿No deberíamos fabricar aquí aunque sea algo de lo que se necesita? Qué hubiese pasado con Hidrocarburos del Neuquén SA (Hidenesa) si en estos últimos 28 años y desde su creación hubieran tenido visión política, ¿No tendríamos la YPF neuquina?
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