Improvisar significa realizar algo sin haberlo preparado con anterioridad. Mentir, significa formular una declaración a sabiendas o con sospechas de ser falsa, en todo o en parte, esperando que los receptores le crean, de forma que se oculte la realidad en forma parcial o total.

Nicolás Dujovne pidió un adelanto de 3.000 millones de dólares al Fondo Monetario Internacional, ante el escenario de una imparable corrida bancaria que afecta al devaluado peso argentino.

En diálogo con agencias internacionales de noticias, Dujovne reconoció luego de una postergación de mentiras y dilación de verdades, que la economía caerá el 1% en 2018, producto, ahora, de los efectos de una “feroz sequía” sobre el sector agrícola.

Por supuesto, el ministro de Hacienda y Finanzas prometió que para 2019, ya en el último año de mandato de la administración Cambiemos, habrá crecimiento, alargando así el discurso del futuro prometedor. Para Dujovne, la economía se expandirá con un crecimiento del 1,5%.

Dujovne, el alfil económico de Macri, confirmó que le solicitó al organismo internacional el adelanto y que además, se removiera del acuerdo firmado los incisos sobre los que la Argentina se comprometía a llevar adelante un plan para que el Tesoro recompre letras intransferibles que actualmente están en manos del Banco Central.

Esto significa que el plan que el gobierno había diseñado junto al FMI, basado en la eliminación progresiva de las Lebac a través de la recompra por parte del Tesoro de la llamadas “letras intransferibles”, se modificará.

Luego de algunas semanas, el gobierno considera más conveniente y “razonable” cancelar las letras del Central con reservas, decisión que en el día de ayer tuvo el visto bueno del organismo de crédito internacional.

Aunque cobijado por los medios masivos de comunicación, que se encuentran orientados a coberturas disuasorias, Dujovne sostuvo permanentemente un discurso contrario al accionar. Por impericia, por improvisación o simplemente mintiendo, el ministro no puede sostener sus predicciones ni siquiera una semana.

En marzo de 2016, el hoy ministro de Hacienda hablaba de una “campaña contra el oficialismo” que asociaba el pago a los “fondos buitre” con la vuelta al FMI. Con los hechos consumados, se pudo saber que esa campaña estaba en lo cierto.

En setiembre de 2017, el mismo Dujovne, ya a cargo de la economía argentina advertía que "nosotros no tenemos programa con el FMI ni vamos a tener. Ahora el Fondo es un buen ámbito de discusión".

El 19 de agosto de 2018, es decir el domingo previo, en una entrevista publicada en Clarín, el ministro anunció que “Argentina no necesita un adelanto de los desembolsos del FMI” y señaló estar “satisfecho con las medidas tomadas hasta aquí”.

¿Mentira o improvisación? Cualquiera sea la respuesta, Argentina está a la deriva.

En el día de ayer, en el mundo de la acción, el Banco Central vendió unos 100 millones de dólares para contener la moneda que estuvo cerca de alcanzar los 32 pesos.

Ante el impostergable reconocimiento de su pedido de auxilio al FMI de un “adelanto”, Dujovne debió reconocer que Argentina atraviesa dificultades financieras que están afectando el crecimiento. Sin embargo, el presidente argumentó que esas dificultades surgen de la “causa de los cuadernos”.

Más allá del circo, cuando el FMI otorga un desembolso, el país que lo recibe se compromete a ajustar su economía precisamente para superar los problemas que lo llevaron a pedir el auxilio. Sin embargo, el gobierno miente o improvisa en su diagnóstico.

El FMI, en todos los casos del acuerdo, busca asegurar siempre que se avance en la implementación del programa firmado para hacer los desembolsos en forma gradual. A poco más de dos meses del pacto, el gobierno argentino confirmó que no pudo cumplir lo firmado, y además solicitó un adelanto. Pero en los medios, se habla de Cristina.