Queriendo o sin querer, la estancia por pocas horas y unas pocas palabras en la ciudad de los lagos, fueron suficientes condimentos para que el gobernador salteño, Juan Manuel Urtubey se metiera en la interna del peronismo provincial y comenzara a provocar una serie de reacciones que parecían escondidas en varios dirigentes que, por ahora, siguen bajo la conducción de Martín Soria.

Pero además también, como especulábamos la semana anterior, marcó un nuevo momento para el oficialismo rionegrino.

Incluso hace unas pocas horas el gobernador Weretilneck, si bien desmintió alguna alianza, dijo que “Urtubey está construyendo un proyecto federal con el que siempre vamos a estar de acuerdo y con el que uno se entusiasma. No integramos Cambiemos ni el kirchnerismo. Si esta construcción alternativa, federal nos saca de esta discusión permanente de Macri y Cristina Kirchner será un tema para analizarlo”, señaló el mandatario.

Como se sabe el salteño realiza una gira por diferentes puntos del país en busca de adhesiones a su posible candidatura a presidente por el peronismo federal, cuya estructura comanda el senador Pichetto.

Urtubey quiere sumar en el proceso a partidos como el socialismo de Santa Fe, el Movimiento Popular Neuquino y por qué no, a Juntos Somos Río Negro.

Igualmente Pichetto se cuidó de aparecer por estas tierras e incluso circuló la versión de que estaba un tanto enojado con el mandatario norteño porque su hermano, el senador, votó en disidencia con el bloque cuanto se trató el tema del freno al tarifazo, pero la historia de las relaciones del peronismo rionegrino y las declaraciones del propio Pichetto y de su principal espada en la provincia, el legislador Ariel Rivero alientan la especulación de que no se trató solamente de una reunión para firmar un acuerdo turístico.

“Hay que darle prioridad al proyecto provincial” le expresó el senador rionegrino a Martín Soria en el encuentro que mantuvieron en el Congreso y públicamente reconoció la conducción del proceso en la figura del intendente roquense.

Pero pocas horas después en una radio del alto valle, Pichetto dejó entrever la llegada del Peronismo Federal en la primavera y reflexionó que “en la provincia tiene que haber una visión más de centro y no tan cercana al modelo sesgado hacia la izquierda que solo puede servir para una coyuntura”.

No es la primera vez que el senador utiliza su capacidad de argumentar en un sentido para lograr otro distinto.

Después de aquella reunión salió el diputado Doñate, férreo opositor de Pichetto, a pedir a la conducción del peronismo rionegrino que se defina y que “la unidad no tiene que ser solo una estrategia electoral de nombres y de sellos, sino de proyectos”

Llamativamente casi con los mismos argumentos el legislador provincial Ariel Rivero, alter ego de Pichetto en Río Negro, se manifestó contrario al rejunte, confirmó que el peronismo federal va a venir a Río Negro y será una opción política, y pidió identificación ideológica a Soria, ya que hay que definirse entre lo que representa Unidad Ciudadana y el peronismo federal.

Por todas estas cuestiones es que aquella especulación inicial fue tomando otra dimensión y muchos creen que el desembarco del salteño forma parte de una estrategia que podría minar las aspiraciones de Soria hacia el 2019, y coincide con la idea de Pichetto de la Argentina Federal y con personas más posicionadas más al centro.

Weretilneck, aunque diga enfáticamente lo contrario, necesita de apoyarse en figuras nacionales para administrar los tiempos políticos. Hoy observa que Cambiemos viene complicado y que conformar una alianza le provoca mucha ebullición puertas adentro de su partido y del gobierno.

En cambio, sin distanciarse demasiado del macrismo, se suma a la jugada de dos figuras como Pichetto y Urtubey que son aliados estratégicos del gobierno nacional, pero sin abandonar sus lugares y mantiene el vínculo necesario para terminar los más decorosamente posible su gestión.

Posiblemente también a Cambiemos le motive la idea ya que en 2019 además de presidente y gobernador se eligen diputados y senadores y al ser consciente que por las suyas no va a sumar mucho más de lo que tiene, juegue a que los que lleguen a sentarse en las bancas sean los más amigos posible para un hipotético segundo gobierno macrista.

En el juego de la política muchas veces es mejor evitar jugar a dos puntas y plantearlo a tres bandas.

En la lucha por el poder, la mitad del trabajo es saber elegir el adversario y si este es uno conveniente obviamente es mucho mejor.