“Adoro ese poema de Tejada Gómez y es central dentro del disco” exclamó entusiasmada respecto de “la lucha”, un texto maravilloso en el que el mendocino apunta a la batalla de la naturaleza humana y sentencia que “el hierro será el hierro, pero el lirio es el lirio”.

El poema convertido en canción es el eje de su nuevo trabajo titulado, casi a modo de balance, declaración de principios y toma de posición; “todo lo que tengo”. La tapa del disco exime de mayores comentarios: Está ella sola, abrazada a una guitarra. Dice que fue lo primero que hizo con ese instrumento que le regaló su abuela cuando tenía 9 años. “Cuando tuve mi primera guitarra la abracé y la apreté contra mi pecho, esa vibración y profundidad se hicieron parte de mi cuerpo” describió.

Teresa Parodi dialogó con antes de su llegada a Neuquén, donde se presentará el próximo sábado 16 de junio, en el Teatro Español.

“Todo lo que tengo” es un disco de 11 canciones nacidas de poetas argentinos y latinoamericanos, 10 poemas que no fueron originalmente escritos para ser musicalizados y una canción (la que le da título al trabajo) compuesta completamente por ella. A ocho poesías les puso música, las restantes son obras de Pedro Aznar (presente en el disco) y Víctor Heredia. “La música viene del poema y lo que te resuena. La poesía está llena de música, tantas músicas como lecturas tenga y como emociones te provoque. Y ese trabajo de musicalizar poesía lo hago desde que tengo 16 años”, explicó.

“Y me gusta musicalizar poemas que no fueron pensados para ser trabajados por alguna estructura musical. El ejemplo es el de Manuel J. Castilla. Él ha escrito grandes canciones, poemas con estructuras para canciones. Pero yo elegí uno que no fuera escrito para la música porque no quería que estuviera atado a ninguna estructura. Las canciones del folclore están atadas a una estructura porque son una danza”, continuó.

Su carrera en la música popular la llevó a ocupar un lugar ineludible en la historia del arte en la Argentina. Toda su trayectoria, sin embargo, no alcanza a dimensionarla en su justa magnitud. Porque para ello hay que agregarle su compromiso militante. Teresa Parodi es una artista comprometida con su pueblo. Ese compromiso la llevó a ser la primera mujer ministra de Cultura de la Nación. 

Dijo a , sin repetir y sin parar, que “la lucha que no se detiene es la lucha de los pueblos por vivir mejor, en un mundo mejor posible, de los hombres y mujeres por ser felices; la lucha de la música popular por existir, de la poesía por existir más allá de la banalización, del mercado que todo lo destruye y la avasalla y la pisotea y hace que después pase al olvido lo más profundo que tienen los pueblos, que es la palabra del poeta. La palabra del poeta no puede desaparecer, tenemos que cuidar eso, porque es ahí donde verdaderamente reside la patria”.

El Instituto Patria

Teresa Parodi ocupa la secretaría del Instituto Patria, presidido por el neuquino Oscar Parrilli. Del ex secretario general de la Presidencia, opina con un afecto singular. “Oscar es un gran amigo –dijo- le tengo un gran respeto porque es un ser humano que está lleno de convicciones, es capaz de una lealtad que conmueve, que es un ejemplo, es generoso, solidario; es muy importante trabajar cerca de Oscar. Más de una vez, he ido a tocar a algún lado y él sacaba su entrada e iba con Ángela (su esposa) y luego me decían “estaba Parrilli!, a él nunca le gustó usar ese lugar de poder que ocupaba”, confesó.

Sobre el rol del Instituto Patria, aseguró que es “muy necesario para pensar la política y tiene la misión de dar todo lo que los ciudadanos necesiten para pensar su propio país, en qué país quieren vivir, qué proyecto de país quiere y a quién va a elegir”.

“Es muy importante que la tomemos en serio a la política; es una herramienta de construcción colectiva, la única posible; y es necesario pensar que país queremos porque si no, nos pasa lo que nos pasa. Por eso es tan importante el instituto”.

Parodi trabaja y milita en el mismo edificio que la ex presidenta, Cristina Fernández de Kirchner. Dijo que la ve “trabajando como siempre, es incansable. Trabaja todo el tiempo, hasta muy tarde, siempre fue tremendamente militante. Se la ve activa, convencida, solvente, con todas las energías que hay que tener para afrontar este momento. No sólo está preocupada por sí misma, por las cosas que le hicieron siempre, está sobre todo profundamente preocupada por lo que le pasa y sufre su pueblo”.

Esa musiquita

Teresa Parodi habla, compone y canta sobre su pueblo. “El chamamé era considerado una musiquita menor, traída por la gente del interior, la música de las empleadas domésticas de la capital. Se escuchaba en la piecita del fondo. Había mucho desprecio hacia la música del pueblo”, recuerda.

“Yo ví a esa muchacha de la canción –cuenta-. Yo abracé la música del pueblo. La canción “esa musiquita” describe lo que yo vi. Yo llegué a Buenos Aires y militaba en una villa. Una tarde, caminando, por los pasillos vi en una de las casitas de chapa a una muchacha que escuchaba chamamé y bailaba frente a un espejo abrazada a su música. Me detuve y esa imagen no se me va a borrar nunca. Llegué a mi casa y escribí la canción. Se trae tanto dolor y al mismo tiempo no alcanza en una valija todo lo que uno va añorar, tanta soledad tanta falta, tanto no poder, tanta nada”.

“Esa musiquita que la salva, la que la vuelve a su pueblo, que le da abrigo, del alma, la raíz, la memoria que no se te va nunca. Yo la vi a contraluz y sintetizó todo lo que hace la música con nosotros. A veces hay una sola palabra de un poema o de una canción, que te hace un click, que te despierta un millón de sensaciones, cuando alguien la encuentra es el momento perfecto, es el momento en que la creación cumple su misión”, concluyó.