No encontramos en consultadas realizadas a periodistas, y a dirigentes políticos, viejos y modernos, a quien recuerde o tenga presente algún antecedente de que en la historia de la provincia haya existido alguna vez semejante cantidad de candidatos interesados en ser gobernador.

Hasta este momento son 15 las personas que pugnan por llegar a ocupar la oficina ubicada exactamente en la esquina de Laprida y Belgrano de Viedma, y todavía falta al menos un año para que se realice la elección, por lo que, como vienen las cosas, no es descabellado pensar de que algún otro se sume a la grilla.

Repasemos. Por el partido gobernante han manifestado alguna intención el vicegobernador Pesatti, los ministros Silva, Valeri, Palmieri y ahora Zgaib; por el lado del justicialismo por ahora están anotados Martín Soria y García Larraburu; del lado de Cambiemos vienen marchando los intendentes Foulkes, Tortoriello, Genusso e Irribarren y los diputados nacionales Wisky y Matzen; mientras que por el radicalismo anti Cambiemos se ha manifestado interesado Germán Jalabert de la agrupación Raúl Alfonsín y seguramente habrá un candidato por la izquierda.

Entre ellos hay algunos postulados por estrategias propias de la dirigencia partidaria, otros casi autopostulados y algunos que quieren estar en el lote para terminar asegurándose un lugarcito en el legislativo.

Por ahora el que viene sufriendo más las consecuencias de las postulaciones es Juntos Somos Río Negro (JSRN), porque se camina en medio de algunos empujones y codazos en esta dura etapa de selección de candidatos, situación que también se sentirá en las distintas vertientes de Cambiemos en poco tiempo más y en menor medida, al menos por ahora, en el seno del justicialismo.

Ya hemos comentado en anteriores oportunidades los inconvenientes que presupone para el partido gobernante la existencia de demasiados candidatos porque inexorablemente genera divisiones internas que luego el consenso, la transparencia y la ecuanimidad que se pretendió impulsar, nunca alcanza para sanar heridas.

La otra cuestión es que por la conformación y las formas en que se ha desarrollado el partido provincial, el gran elector será indefectiblemente Alberto Weretilneck que, a no dudar, ya debe estar evaluando la mejor estrategia y su mejor candidato para apadrinar y todo parece indicar que se inclina por la conformación de una fórmula que necesariamente contenga a representantes del Alto Valle y Bariloche.

Evidentemente se trata de una cuestión de gravitación demográfica y electoral pero además, se tiene en cuenta que al principal contrincante hay que restarle la mayor cantidad de votos en su región y sobre todo en Roca, y sumar los más posibles en Bariloche que es la ciudad más poblada de la provincia.

Al gobernador se lo ve cada vez más cercano a las políticas del gobierno de Mauricio Macri, de las que se trata de despegar continuamente Pesatti, aunque aún no define si avanza o no con la alianza con Cambiemos, que muchos de sus más allegados e incluso los propios dirigentes del macrismo hoy alientan con insistencia.

Por ahora se mantiene aquella afirmación de que Juntos irá con fecha propia, candidato propio y partido propio.

Las especulaciones indican que las elecciones serán en mayo, aunque el gobernador, que tiene la exclusiva facultad de decisión sobre el tema evaluará, hasta que el cumplimiento de los plazos establecidos se lo permitan, como resolver de la mejora manera la estrategia electoral.

Todavía incluso, queda por definir si se hacen o no las PASO provinciales que están establecidas por ley y que en 2015 fueron suspendidas por un año y tras cumplirse ese plazo están nuevamente en vigencia, lo que no significa que puedan volver a suspenderse.

En este caso su realización serviría para resolver la inusual cantidad de candidatos y aparece como una buena herramienta para el oficialismo. Le permitiría poder conformar una fórmula integrada con la otra fuerza que está también frente a Soria.

Como el gobernador tiene la llave de la fechas y las formas especulará con ello hasta último momento e irá evaluando convenientemente si el macrismo recompone su posición, (hoy Macri tiene casi un 60 % de imagen negativa en la provincia según la encuestadora de Julio Aurelio), si la división del peronismo nacional repercute en la provincia y obliga a Soria a inclinarse por una u otra alternativa, si sostiene o hasta cuando sostiene, al “ala peronista” de su partido que encabeza Pesatti, y finalmente si le conviene ir junto o separado de las elecciones nacionales de octubre.

Los cercanos al vicegobernador dicen que su candidatura garantiza unidad, continuidad del proyecto provincial y lejanía discursiva con el macrismo, con quien trata de ligarlos Soria. Los otros coinciden con el diagnóstico pero están convencidos que con eso no se gana la elección y se repetirán los resultados de las PASO legislativas del año pasado.

Una legisladora oficialista nos dijo ayer que “no tiene por qué existir tanta ansiedad y apuro en la toma de decisiones y que Alberto (Weretilneck) tiene, entre otras virtudes, la de ser un excelente ‘tiempista’, y está manejando los tiempos”.

Es posible que muchos coincidan con la opinión de la legisladora, pero no es menos cierto que muchas veces las circunstancias propias o ajenas, provinciales o nacionales, el compromiso de gobernar en tiempos complejos, hacen muy difícil tener una clara visión del momento más adecuado para la toma de decisiones.

A juzgar por lo que sucedió, electoralmente hablando, el año pasado en la provincia, o los tiempos o alguna otra cosa no se manejó adecuadamente por parte del partido gobernante y cada día que pasa el tiempo se va diluyendo y junto a él, en las actuales circunstancias, también el Poder.