19/01/2018

Fruticultura

El Libro Blanco, desde una oficina en las nubes

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El autor de esta nota, cuestiona los contenidos del plan de reconversión del sector frutícola aprobado por decreto por el gobierno rionegrino y esboza una visión diferente, desde una perspectiva opuesta al neoliberalismo.

Julián Alvarez *

El Libro Blanco de la Fruticultura es un derroche de conclusiones a partir de una tecnocracia avasallante. Plantea una comparación para explicar la competitividad, con dos de los países más injustos del planeta (Chile y Sudáfrica) de los cuales deberíamos, según los autores, tomar ejemplo. En el trabajo hay una ausencia total de análisis del mercado en el mundo y especialmente de la capacidad de decisión de nuestros importadores (países poderosos) en cuanto a la defensa de sus economías, para protegerlas junto con sus compatriotas, por más que declamen el libre mercado.

 En el LB falta de comparación de precios en las góndolas de los países poderosos con  los salarios de sus trabajadores y sus derechos sociales. También se ignora que el asociativismo es un tema cultural, que se incentiva con políticas de intervención del Estado y no se puede hacer por decreto. Otro tanto o curre con el “espíritu emprendedor”  que no se puede asignar a un ser humano si no tiene esa condición en su personalidad. Esto es negar la diversidad.

En fin el LB es una suerte de “buenas”  intenciones volcadas en una planilla de Excel, donde se pueden variar los costos con fantasías asombrosas -como por ejemplo la aplicación de malla antigranizo, o del riego presurizado, o las plataformas-, cuando los productores no tienen un peso para echar gasoil a su tractor y las tasas de financiamiento están entre las más altas del mundo.

Sería bueno que entre las fantasías existiera el plan para llevar el consumo interno de manzanas y peras al triple con un precio acorde a los ingresos de la mayoría de los argentinos, y para que se industrializaran los excedentes, más allá de los jugos concentrados para exportar. Esto dispararía un debate. Pero no, esa fantasía no tiene lugar.

Para terminar, la fantasía mayor que se lee en el plan es que la salvación es solo la agroexportación, consiguiendo precios que puedan competir en el mercado internacional, bajando costos aunque después nuestros compatriotas tengan apenas salarios de subsistencia. Pero bueno, según la ortodoxia liberal, de esta manera se lograría la capitalización, con ésta el derrame y ahí sí aumentarían los salarios. Otra fantasía.

No quiero polemizar, como se ve tengo una posición tomada y es la que se sintetiza en el proyecto de ley en cuya confección colaboré: “El Instituto Nacional de la Pera y la Manzana”, que presentara en su oportunidad la diputada María Emilia Soria junto con sus pares de la norpatagonia Alberto Ciampini, Darío Martínez, Luis Bardeggia y Martín Doñate.

También estoy convencido que los autores del Libro Blanco tienen una posición tomada plasmada en su páginas.

Tendrán que decidir alguna vez los actores, optando por algunas de las posiciones en danza, que podríamos globalmente sintetizar:

-Libro Blanco: una Nación y una actividad económica que se realice en ella   es competitiva cuando puede bajar los precios (con baja de costos) de manera de competir en el mercado global y vender sus productos.

-La posición que defiendo: una Nación y una actividad que se realice en ella es competitiva cuando más alta es la calidad de vida de los habitantes que la componen.

Evidente mente dos miradas diferentes y desde distintos lugares.

 

Libro Blanco de la Fruticultura (texto completo)



(*) Ing. Agr. Julián Alvarez – Integrante del Grupo Belgrano. Integrante de Unión por la Patria.
29/07/2016

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