Columnistas
28/06/2016

“Elecciones en España: la centroderecha sigue en ascenso”

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Las elecciones en España reiteraron la tendencia al multipartidismo pero también supusieron un ascenso de los tradicionales PP y PSO. Ahora comienza la etapa de los pactos para formar gobierno. Por el momento el más favorecido es el Partido Popular de Mariano Rajoy, a pesar de ser el gobierno que aplicó el ajuste. El rol que juegan las fuerzas nuevas.

Francisco Camino Vela *

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España se ha convertido en un laboratorio político del parlamentarismo pero también para la política europea convulsionada en una semana marcada por el referéndum británico que ha definido la salida de la Unión Europea, el brexit. Son tiempos revueltos en los que las derechas y los nacionalismos recogen beneficios de las crisis que ayudaron a sembrar.

Este domingo el Partido Popular de Mariano Rajoy, el mismo que no quiso formar gobierno en la breve legislatura previa, el que está salpicado de casos graves de corrupción y el que ha aplicado el ajuste en España, acaba de ganar las elecciones. Sumando medio millón más de voluntades que hace unos meses, logró 137 diputados, lejos de los 186 que gozó entre 2011 y el 2015, pero 14 más que los obtenidos en diciembre del año pasado.

En este “éxito” algo ha tenido que ver la tímida recuperación económica tras un severo y prolongado ajuste. También ese viejo axioma de la política que predice que frente a las crisis avanzan los partidos del orden, pero sobre todo la campaña orquestada para impedir un mejor resultado de las fuerzas nuevas y transformadoras, sobre todo la liderada por Pablo Iglesias. Unidos Podemos, la alianza de la casi extinta Izquierda Unida y Podemos, ha sido castigada una y otra vez por ser representantes de una especie particular de la política impropia de esas latitudes, el populismo. La cercanía a esa tradición y la conexión con Irán y con Venezuela, han ocupado titulares y han emparentado esta alianza con el eje del mal para el liberalismo europeo, que en el caso de los conservadores es directamente el infierno mismo. La equiparación del gobierno de izquierda propuesto con el caos generó un miedo relevante, sobre todo cuando se avisaba de la posibilidad de superar al PSOE, arrebatarle el segundo lugar y con ello el liderazgo de una posible alianza de gobierno.

Pero el Partido Socialista Obrero Español ha resistido el embate. Con un descenso de votos relativo, retuvo 85 de los 90 diputados obtenidos en diciembre. Sigue cayendo pero a la vez se mantiene y ha impedido que Pablo Iglesias imponga condiciones en una posible, aunque compleja, alianza de gobierno. La voluntad pactista de Pedro Sánchez, su empeño en salir del estancamiento político, sumado al aporte de esa campaña del miedo hacia Podemos, le ha permitido resistir el sacudón.

Unidos Podemos agregó dos diputados, recortó la distancia con el socialismo, pero los 71 escaños que logró están lejos de los que necesitaba para imponer condiciones y liderar una alternativa de gobierno por izquierda. Los votos de Izquierda Unida se diluyeron y no se sumaron a la cuenta de Iglesias que de hecho perdió sufragios. Esto lo coloca en el bando sino de los perdedores, sí de los no ganadores en esta contienda.

Los que claramente perdieron fueron los integrantes de Ciudadanos, el partido de Albert Rivera, que pagó caro su alianza con el PSOE. Su electorado de centro estaba conformado por los descontentos hacia a los partidos tradicionales, pero sobre todo de los que rechazaban la corrupción en el PP y querían un país sin nacionalismos rebeldes, con orden y con limpieza política. Parte de estos votantes parecen haberse sentido defraudados por el pacto con el PSOE y decidieron migrar su apoyo. Perdiendo más de trescientos mil votos, bajaron de 40 a 32 diputados.

Estas elecciones reiteraron el multipartidismo pero a diferencia de las elecciones del año pasado han supuesto un ascenso de las fuerzas tradicionales. PP y PSOE pasaron de 213 a 222 diputados, frenando el impulso renovador. Ahora el escenario de pactos se inicia pero con un Partido Popular que sale fortalecido de las urnas y empieza a analizar opciones.

Lógicamente los seguidores de Mariano Rajoy buscarán los votos de Ciudadanos que están en el dilema de ser absorbidos en el futuro o resistir con la bandera del centro. Esta hipotética alianza sumaría 169 diputados. Si le añadimos el nacionalismo vasco conservador, con 5 y el diputado de coalición Canaria, estaría a solo un diputado de la mayoría necesaria para formar gobierno. ¿Dónde buscar este voto? Parece ilógico pero algunos analistas avisan de negociaciones con el nacionalismo catalán de Convergencia que no podría formar bloque propio.

El PSOE más Podemos llega a los 156, quedando a 20 de la mayoría absoluta. Si lograra sumar a todo el nacionalismo catalán, con 17, aún tendría que buscar tres diputados más, con pocas opciones, o sumar al nacionalismo vasco de izquierda más coalición canaria, o negociar con el PNV, ambos estos último con posibilidades de negociación menos riesgosas por el lado del PP. También podría reeditar el entendimiento con Albert Rivera pero con la complejidad, casi incompatibilidad, de la presencia de Pablo Iglesias.

Otras combinaciones con abstenciones de algunos partidos también son posibles, caso de PP – PSOE, la más resistida por los socialistas hasta ahora. El proceso es largo pero hoy los vientos son favorables al PP, lo que es todo un logro para una derecha fuertemente manchada por la corrupción, a la vez que supone una decepción para todos aquellos que confiaban en una ciudadanía con aspiraciones diferentes.  



(*) Dr. en Historia. Profesor e investigador de FAHU-UNC. Profesor UNRN. Codirector de la Red de Estudios Socio-Históricos sobre la Democracia (Reshide).
29/07/2016

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