El gobernador Omar Gutiérrez debió intervenir esta semana para “ordenar” las relaciones entre los bloques aliados en la Legislatura. Lo propio hizo el vice gobernador y presidente de la Cámara, Rolando Figueroa.

El primero invitó a un reducido grupo de legisladores propios y aliados a la residencia de la costa. Luego de mostrar las remodelaciones que realizó a sus actuales aposentos y describir con detalles su buena relación con Macri, pidió apoyo a sus iniciativas y a la conducción del espacio que lleva adelante el presidente del bloque, Mario Pilatti.

Es público que Gutiérrez siente con preocupación la lentitud con la que evolucionan los proyectos que anunció el 1 de marzo en su discurso de apertura de sesiones y que forman parte de sus prioridades de gobierno.

De ellos, dos se convirtieron en ley esta semana. Se trata de la creación del ente compensador anti granizo y de la digitalización de las firmas para todos los expedientes del Estado neuquino. Dos iniciativas consideradas menores en comparación, por ejemplo, con el proyecto de recupero financiero en Salud, las paritarias pedagógicas y el acceso a la información.

Hasta ahora sólo la polémica iniciativa referida a la Salud Pública logró sacar despacho de la primera de las comisiones por las que tiene pasar y le espera un duro debate en el ámbito de la comisión A de asuntos constitucionales que preside, justamente, Mario Pilatti.

La reforma política se salva del escarnio porque aún no es un proyecto de ley, aunque igual marcha con lentitud en el marco de las relaciones políticas extra partidarias.

En la Cámara de Diputados, el bloque del MPN cuenta con tres votos fundamentales en todas las comisiones que le permiten llegar al mínimo de 7 voluntades, para intentar sacar proyectos hacia el recinto.

Se trata de Carlos Sánchez, Sergio Gallia y Fernando Rols, de tres fuerzas políticas distintas, todas colectoras que apoyaron a Gutiérrez con su propia lista de diputados.

Los tres, en distintos ámbitos y con distintas formas, expresan inquietudes comunes. No soportan ser “arriados” por los diputados del oficialismo, que casi no los tiene en cuenta a la hora de incorporar reformas o aportes a sus iniciativas.

Mientras se discutía, un proyecto del oficialismo relacionado con la producción domiciliaria de energía que defendía con ahínco el representante emepenistamen la materia, Luis Sapag, Sánchez advirtió que no fueron incorporados los aportes que realizó junto al representante de Nuevo Compromiso Neuquino, Juan Monteiro, y sugirió esperar una semana más para discutirlo.

Su propuesta fue apoyada por Sergio Gallia y el resto de los integrantes de la comisión, que dejaron en soledad al bloque del oficialismo. El desconcierto y desagrado de Luis Sapag llegó al punto de pedirle, horas después en la sesión, explicaciones personales a Sánchez.

El episodio motivó la aparición de Rolando Figueroa en la escena de las relaciones políticas. En una reunión reservada, también solicitó mayor acompañamiento a los pedidos del oficialismo.

Los aliados electorales están aprendiendo a jugar su juego con mayor rapidez que la que exhibe el MPN para parecer democrático y abierto al debate. Al menos, en el duro territorio del intercambio de ideas que a veces ofrece la Legislatura.