Columnistas
22/08/2017

En las PASO ganó Cambiemos, por goleada

En las PASO ganó Cambiemos, por goleada | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

El macrismo ganó lo que estaba en juego el domingo, lo que siempre está en juego en elecciones de mitad de mandato, la interpretación de los resultados, el mensaje de las urnas. Pero todos sabemos que la elección verdadera es en octubre.

Gonzalo Carbajal y Daniel Rosso

El domingo de las PASO el dispositivo mediático-político conducido por el macrismo logró un triunfo rotundo, esa noche millones de personas se fueron a dormir con el resultado victorioso de Cambiemos en el distrito más grande del país: 1 a 0.

Como consecuencia de eso, a la mañana siguiente los medios de comunicación hegemónicos reprodujeron los títulos con los que el bunker de la alianza gobernante inundó las pantallas, lo derramó en tranquilidad para la ciudadanía que al levantarse corroboró que su percepción nocturna era correcta: 2 a 0.

A continuación jugaron “los mercados” que, ni lerdos ni perezosos, ratificaron apoyo a la alianza gobernante reduciendo la presión sobre el dólar y aumentándola sobre las acciones y otros activos, las tapas del martes lo reflejaron con unanimidad y precisión: 3 a 0.

Y como no podía faltar, a continuación salió el coro de opinadores. Con el diario del lunes (nunca mejor dicho) comenzaron a aparecer los analistas que nos explican los efectos de semejante triunfo. Al macrismo le empezaron a aparecer méritos, características, valores y propiedades (pero no de esas que está pensando), tantas que por poco no lo muestran como el cuarto movimiento histórico: 4 a 0.

Y la lista de goles podría seguir si analizamos la manera en que buena parte de la oposición, con excepción del kirchnerismo, sigue hasta el día de hoy omitiendo la condena de las maniobras realizadas con las actas, los telegramas y la publicación de los resultados de la elección: firmemos un 5 a 0.

Cambiemos ganó lo que estaba en juego este domingo, lo que siempre está en juego en elecciones de mitad de mandato, la interpretación de los resultados, el mensaje de las urnas. La competencia por el sentido de los votos resultó en que aproximadamente un tercio de alcance nacional es una ratificación política que permite avanzar en el plan y así se vio en la maniobra ilegal entre el Consejo de la Magistratura y la Corta Suprema de Lorenzetti con la que lograron apartar al juez Eduardo Feiler de su cargo.

Pero todos sabemos que la elección verdadera es en octubre. Lo sabe el gobierno nacional y por eso mide cada paso en estos días. También lo saben los grandes empresarios que apuraron a Macri con una declaración en la que reclaman que los jueces “cuya probidad esté objetivamente en dudas, sean investigados y juzgados en forma rápida y efectiva, dentro del marco de la ley”. Y por supuesto los sindicatos que tuvieron dura deliberación antes de ratificar la marcha de este martes a la tarde.

Ganaron lo que estaba en juego en las PASO pero como no se trata de un juego de suma cero, no se perdió todo. Hay un olor en el ambiente a que además de frenar el conteo para permitir un tempranero festejo dominical, hubo manipulación de las actas al borde de la denuncia penal: la sensación de que Cambiemos no jugó limpio.

También hay indicios de que Cristina ganó su disputa bonaerense aunque por un resultado incierto. Eso se pudo leer y escuchar durante toda la semana que pasó en muchos medios populares, donde aún se escuchan voces disonantes con aquella interpretación homogénea. Y todo esto sin que hubiera una enunciación fuerte de parte de la fuerza política perjudicada, nada menos que la principal fuerza de oposición.

Para octubre se imponen cambios, en primer lugar es preciso construir con mayor precisión el objeto de la elección, el  frame en el cual se van a interpretar sus resultados, dado que no se trata de una elección ejecutiva cuyos resultados son vinculantes.

Es preciso tomar conciencia de que parte de la sociedad encontró un lugar de expresión uniforme en Cambiemos y del lado de enfrente hay una importante fragmentación que intenta representar el descontento. Si para conectar con la uniformidad es cómodo el formidable aparato político mediático que el macrismo conduce desde la chequera y la ideología, para la fragmentación no hay equivalente sino un archipiélago de medios pequeños y medianos, portales, espacios autogestivos, medios sociales, radios pequeñas y canales de televisión locales.

Desde el domingo 13 hay una narrativa vacante desde el lado de Unidad Ciudadana y es preciso comenzar a llenarla cuanto antes. Si bien es imprescindible multiplicar los esfuerzos en el dispositivo de arriba, estaría muy bien tener en cuenta lo que la tribuna le reclamó a Rodrigo Palacio cuando se enfrentó a Neuer, el arquero alemán, en la final de la Copa del Mundo.

29/07/2016

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