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06/08/2017

De pibitos y canallas

De pibitos y canallas | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

En Patagonia, Neuquén es la provincia con la tasa más alta de pobreza infantil: el 41,57% de los niños y adolescentes son pobres. Es decir casi 82 mil menores de edad pertenecen a hogares que no tienen ingresos para consumir una canasta de bienes y servicios básicos.

María Beatriz Gentile *

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“Aprendí más sobre la revolución industrial inglesa leyendo a Charles Dickens que a Eric Hobsbawm”, dijo una vez un amigo historiador. Seguramente fue así porque en la orfandad de Oliver Twist o en los abusos vividos por la cándida Nelly está el retrato del impiadoso costo social del progreso que el narrador de la infancia dejó estampado en su obra.

En los últimos meses y por distintas razones los niños han ocupado parte de la agenda pública de nuestro país.El Centro de Investigaciones Participativas en Políticas Económicas y Sociales (Cippes) indicó que en la Argentina, 46 de cada 100 chicos de entre 0 y 17 años viven por debajo del umbral de pobreza. Dicho relevamiento no hizo más que poner en evidencia la “infantilización de la pobreza” donde casi 6 millones de los 13, 5 millones de niños, niñas y adolescentes viven en esas condiciones.

Uno de estos chicos -que forma parte de la vergonzante estadística nacional- fue el protagonista de un espectáculo montado por una televisión sin escrúpulos y por depredadores que hacen de la humillación de los vulnerables un trofeo narcisista. La piara mediática expuso a un niño de 11 años para personificar el mal y el peligro que asecha a la parte “buena” de la sociedad. Lo coaccionaron hasta hacerlo posar con armas e inculparse de delitos que jamás cometió. Una instalación tan exitosa como canalla que repite el mantra de que los menores son  responsables de la inseguridad y por ello habrá que imputarlos penalmente desde que son chiquitos.

Pero cuando no son peligrosos, los más pequeños pueden ser trabajadores informales. No hace mucho el presidente de la Argentina admiraba como los niños japoneses “colaboraban” en variadas tareas que son responsabilidad de adultos. Claro que no eslo mismo ver a chicos sirviendo la comida con gorritos de cocinero,  quealos hijos de los tariferos misioneros que muestra el documental “Me gusta el mate sin trabajo infantil”. Este informe fue presentado en la Cámara de Diputados de la Nación con la idea de dar un respaldo a un proyecto de ley de la ONG “Un sueño para Misiones” que busca que la yerba mate deba ser certificada como libre de trabajo de niñas y niños; ya que casi toda ella se cultiva con trabajo infantil.

De acuerdo a la medición del Cippes realizada en el tercer trimestre del 2016, Córdoba resultóla provincia con mayor nivel de pobreza infantil en la región pampeana (55,63%); San Juan encabeza con el 60,64% la región de Cuyo; Corrientes con el 53,59% en el nordeste y Santiago del Estero con 51,29% en el noroeste. En Patagonia, Neuquén es la provincia con la tasa más alta: el 41,57% de los niños y adolescentes son pobres. Es decir casi 82 mil menores de edad pertenecen a hogares que no tienen ingresos para consumir una canasta de bienes y servicios básicos.

Que la provincia saudí más rica en gas y petróleo, tenga el índice más alto de niños pobres de la región y que ello no sea un tema de agenda -ni siquiera en tiempos de campaña política- muestra que la desigualdad ha sido naturalizada.

Unestudio realizado por el Departamento de Estadísticas de la Facultad de Economía y Administración de la Universidad Nacional del Comahue concluye, al analizar los niveles de ingresos familiares para el período 2004-2014 en el aglomerado Plottier-Neuquén, que “el 47% de la población neuquina es de clase baja y la brecha, entre los dos niveles de ingresos extremos es de 40 veces”. Es decir, las familias de clases bajas perciben un ingreso 40 veces menor que el de las clases altas. Tampoco conocer estos datos ha evitado el cierre del servicio de pediatría en el hospital de Centenario y que 13 bebés más otros tantos niños hayan sido derivados a clínicas de otras localidades.

Que los únicos privilegiados son los niños, es evidente que ya nadie lo cree. La infancia -como en los relatos de Dickens- sigue siendo una variable de ajuste para el progreso económico y espejo del desamor de la adultez.



(*) Historiadora, decana de la facultad de Humanidades de la Universidad Nacional del Comahue.
29/07/2016

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