Columnistas
11/07/2017

El desmantelamiento del Estado de Bienestar

El desmantelamiento del Estado de Bienestar | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

La vuelta del modelo económico de valorización financiera y endeudamiento es simultánea con el desguace de políticas públicas como el plan Progresar, o con el quite de pensiones por discapacidad. Hay tiempo de parar el desmantelamiento, si la sociedad da un fuerte mensaje opositor en las elecciones legislativas.

Alberto Ciampini *

Asistimos en la actualidad al desmantelamiento de un Estado garante de derechos que se construyó a la par de un modelo económico de acumulación sostenido en el mercado interno. Durante doce años se generó un círculo virtuoso en el que, mientras se democratizaba el acceso al consumo para los sectores postergados y ponía en marcha empresas e industrias, se conquistaban y garantizaban derechos. La salida del derrumbe del modelo económico de la convertibilidad en 2001 y la fuerte voluntad política, les permitió a Néstor y Cristina Kirchner tener relaciones de fuerza político-sociales favorables para llevar adelante las transformaciones necesarias. Una de estas transformaciones imprescindibles, que le permitió al país tener autonomía en materia de política económica, fue la resolución de la crisis de la deuda externa heredada, a través de canjes y quitas muy beneficiosas.

Por el contrario, durante la gestión de Mauricio Macri vimos cómo se desmontó dicho círculo virtuoso: caída mes a mes del consumo, cierre de empresas, despidos, y un aumento de las importaciones de bienes de consumo que perjudica a la industria nacional. Se trata de la instauración de un modelo económico de valorización financiera. De hacer dinero prestando al Estado, endeudándolo, incluso hasta por el récord de 100 años, especulando en general. Este modelo, que ya es noticia en el mundo, fue recientemente publicado en la BBC como “la bicicleta financiera, el símbolo de la Argentina de Macri”.

Mientras desde Cambiemos se cansaron de prometer “optimismo”, “segundo semestre” y “brotes verdes”, que solo llegan para especular con la timba, los sectores trabajadores y vulnerables son los grandes castigados. El desguace de políticas públicas como el plan Progresar, que implica un apoyo económico y un acompañamiento del Estado hacia los jóvenes que desean estudiar y no cuentan con recursos económicos, o la baja de las pensiones a personas con discapacidad y adultos mayores sin jubilación a cargo del ministerio de Desarrollo Social, caracterizan una gestión que tiene como objetivo el desmantelamiento del Estado de Bienestar. Al mismo tiempo, ese gobierno le baja o quita retenciones al sector agroexportador y a la minería, lo que genera una reducción de ingresos al Estado y una mayor concentración de riqueza en pocas manos.

Ya no se puede ocultar que la lógica política de este gobierno no es de diálogo o consenso, y menos todavía su insensibilidad social. Lo que se visibiliza es un verdadero plan de ajuste económico que se está implantando por el camino del “si pasa, pasa”, una metodología explicitada por el ministro de Educación de Nación, Esteban Bullrich, en ocasión de señalar cómo negociaba con los gremios abriéndoles varios frentes a la vez.

Como ocurrió con la venta de acciones de la Anses, el cálculo de las jubilaciones o los casos de corrupción de las empresas del grupo Macri -Correo Argentino y Avianca-, pretenden hacernos creer que se trata de errores y encima quedar como republicanos al rectificarse. En realidad, van probando la resistencia de la sociedad, en un avance y retroceso, en el marco del señalado plan de ajuste e instauración de un modelo para muy pocos.

Como dijo Cristina Kirchner en el reciente lanzamiento de Unidad Ciudadana, “están desorganizando la vida de la gente”, y esto implica la destrucción del tejido social, con graves consecuencias para la mayoría de la comunidad. Parece que pretenden volver a una situación decimonónica, en tanto cuestionan los derechos sociales y hasta civiles, como lo muestran los casos de espionaje y persecución. Una sociedad desorganizada es una sociedad donde el otro es un obstáculo y reina el ‘sálvese quien pueda’. Esta es la verdadera pesada herencia que dejará este gobierno como legado, si no se cambia el rumbo a tiempo.

El desarrollo económico y la movilización social ascendente se logran con un Estado que oriente las políticas y los recursos hacia el fortalecimiento de la industria nacional, y compense al menos las brechas sociales heredadas, otorgando oportunidades para los jóvenes como lo brindaron la Asignación Universal por Hijo, los planes conectar-Igualdad y Progresar, y Tecnópolis. El bienestar y la realización individual se logran con esfuerzo, pero también con un proyecto de país, un Estado presente que acompañe y brinde oportunidades.

Estamos a tiempo de parar el desguace y el desmantelamiento, si la sociedad le da un fuerte mensaje de oposición a este rumbo en las elecciones legislativas. De lo contrario, el gobierno profundizará la política neoliberal y quizá sea tarde para revertir consecuencias profundas y estructurales para las futuras generaciones.

www.albertociampini.com.ar



(*) Diputado nacional, bloque FpV-PJ. Presidente de la Comisión de Discapacidad de la Cámara.
29/07/2016

Sitios Sugeridos


Va con firma
| 2016 | Todos los derechos reservados

Director: Héctor Mauriño  |  

Neuquén, Argentina |Propiedad Intelectual: En trámite

[email protected]