En estos días volvemos a leer en los diarios locales y a escuchar por las radios, la opinión del intendente y de algunos concejales, sobre una posible reforma de la Carta Orgánica. La última vez, en febrero del 2016 el Ejecutivo municipal y sus representantes en el Deliberante decían que la reforma era tan importante como solucionar el tema de los asentamientos informales y la movilidad urbana. Convengamos que hasta el día de hoy, en Neuquén proliferan los asentamientos y el Ejecutivo municipal se ha negado abiertamente al diálogo con quienes necesitan resolver su problema habitacional. A esto se suma la inexistencia de un plan de urbanización y acceso a la vivienda digna, ni loteos sociales.

Por otro lado, en materia de transporte público mejor ni hablar…llevamos un buen tiempo escuchando sobre el famoso metrobús y lo único visible, palpable y real es un bloque de cemento un poco más ancho sobre calle Sarmiento que ocupa el mismo lugar que las paradas tradicionales sobre esa calle.

Por eso, a modo de aportar al debate democrático y participativo, creo sumamente necesario poner en agenda algunas consideraciones sobre una posible reforma de la Carta Orgánica Municipal.  En primer lugar nos parece fundamental que la reforma no se aboque solamente a lo “electoral” sino que suscite transformaciones que impacten de manera positiva en la vida de los neuquinos.

Algunos concejales se han expresado a favor y otros en contra de poner la reforma en agenda. Desde el oficialismo han avalado los dichos del intendente, para permitir un tercer mandato en la conducción del Ejecutivo municipal, así como disminuir la cantidad de empleados promoviendo el gobierno electrónico, además de la eliminación de la renovación por mitades del Concejo Deliberante y modificar el actual funcionamiento de la Sindicatura y la Defensoría del Pueblo. La oposición ha ninguneado la posibilidad del debate, mostrando no sólo una actitud poco democrática sino también imponiendo sus tiempos y prioridades a la política local. Los más tibios, supuestos opositores, han planteado reformas electorales y alguna concejala incluso se animó a decir que estos debates no le interesan a los neuquinos. El problema de estas posiciones tan sesgadas es que no promueven ni el interés ni la motivación necesaria para que la ciudadanía se sienta parte. 

Nosotros, desde el peronismo, sostenemos que  la reforma debería contemplar de manera real y contundente la supremacía del cuidado del ambiente de manera que se promueva una política activa para el saneamiento y cuidado de nuestros ríos, arroyos, costas, bardas, aire y espacios públicos. Esto en primer lugar respondería a una demanda materializada en movilizaciones, petitorios y acciones de concientización llevadas a cabo por un colectivo importante de vecinos y vecinas de la ciudad en el último tiempo. Pero también nos permitiría corrernos de las discusiones estrictamente electorales donde efectivamente los vecinos no se sienten atraídos al debate. ¿Por qué? Porque sencillamente esos cambios sólo transforman las realidades de la partidocracia, mientras que las cuestiones de fondo y forma siguen sin ser atendidas.

La Carta Orgánica debería expresar también la nulidad de concesión monopólica de los servicios públicos. Es decir, se debe reformar el artículo 141, de modo de excluir definitivamente la concesión monopólica de los servicios públicos, propendiendo a su prestación en competencia. Se trata de ir dando marco legal a cuestiones que en la práctica real argumenta: frente al fracaso del concesionario exclusivo se debió otorgar permiso de prestación a otra empresa, permitiendo esto que la primera pueda sostenerse en el servicio y aportar la segunda el complemento de servicio necesario para el usuario.

Así también el Concejo Deliberante debería ser dotado para la remoción de adjuntos y jueces de falta mediante juicio político. Incluso, es menester legislar para darle poder de veto al Deliberante sobre secretarios y funcionarios que incurran en faltas para con la administración pública o para cualquiera de sus miembros.

Hay mucha tela para cortar respecto de posibles modificaciones a la Carta Orgánica que establece las condiciones de convivencia, desarrollo y producción de nuestra ciudad. En este sentido nos parece fundamental abordar en particular lo que tiene que ver con la democratización de las comisiones vecinales promoviendo la participación ciudadana de manera más transparente y equitativa. Hace algunos años presentamos en el Concejo Deliberante un proyecto que jerarquizaba las comisiones vecinales, instituía las elecciones simultáneas, la actualización directa de padrones, la incorporación del cupo femenino y de la juventud, así como la organización en secretarías dentro de las vecinales que ordenen el trabajo. Desde ya que esto debería ser acompañado de una discusión más seria sobre el presupuesto participativo. En la misma línea debemos pensar en la incorporación de la consulta popular vinculante.

Todos estos debates requieren de seriedad, compromiso y responsabilidad para que no se tornen una mera carta de negociación. Será necesario promover espacios de debate y participación para que la reforma sea el resultado de los cambios producidos en la sociedad neuquina y una proyección de una ciudad que crece.