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Si bien el trámite no será sencillo de lograr para la conducción que encabeza Darío Berardi, sobre todo después de las elecciones de concejales del domingo pasado donde el partido obtuvo magros resultados, todo hace presumir que podrán sortear varias voces críticas y alcanzarán definir la conformación de la Alianza con el Pro.
Lo más difícil será cumplir con el objetivo que hace unas semanas atrás sostenían los aliancistas y los no tan convencidos de ello, de que sea una o un radical quien encabece la fórmula de las elecciones a diputados nacionales de octubre.
La base de sustento de esa posición era que el Pro no estaba organizado, de hecho fue intervenido por su situación, pero por sobre todas las cosas los radicales se sostenían en el poder territorial y la presencia de comités en toda la geografía provincial.
La elección de concejales en nueve localidades dejó al desnudo que la postura no es del todo real. Primero porque la UCR participó en seis de las nueve elecciones; segundo que en la ciudad más importante en la que se votó, Ingeniero Jacobacci gobernada por un hombre del partido, se perdió ante el partido del gobernador Weretilnek.
Tercero, perdió ante su tradicional rival, el justicialismo otra localidad que gobernaba como es Darwin; cuarto, se ganó en Los Menucos pero a pocas horas de la elección la máxima conductora del proceso en la ciudad, la intendenta Mabel Yauhar dijo lo que parecía un secreto a voces: “no he tenido acompañamiento de mi partido, el acompañamiento que he tenido en estos años fue del gobernador y su gabinete. De parte del radicalismo, nada”.
En definitiva el único triunfo obtenido es el de otro municipio que gobierna, Ñorquinco en donde le ganó al justicialismo por un voto de diferencia, 169 a 168.
Con este panorama muchos de los argumentos cayeron y seguramente debilitará su objetivo de pretender liderar Cambiemos.
Antes del domingo, los dirigentes provinciales tanto radicales como del Pro imaginaron otro escenario. Incluso el presidente del radicalismo Darío Berardi, horas antes de conocerse los resultados publicó un comunicado en el que habló de la recuperación del radicalismo al compararlo con lo que vivió el partido después de caer al abismo luego de 2011 y basándose en un inspirador soneto de Almafuerte dijo que se afrontó el desafío con “‘el tesón del clavo enmohecido que viejo y ruin vuelve a ser clavo”.
Todo indica que con los resultados del 14 de mayo, no volvió a ser clavo, ni mucho menos.
Ahora bien, pase lo que pase hoy en la Convención, ¿logrará el radicalismo volver a ser clavo?
Hoy pueden surgir dos cosas, aceptar o no aceptar la integración con el Pro.
Las voces en contra del acuerdo dicen que se produce una “pérdida de identidad” y entienden que si se vuelve a las fuentes ideológicas se puede rescatar el partido de la crisis.
Muchos de ellos siguen sosteniendo que el radicalismo de Río Negro, a pesar de su estrepitosa caída, nunca fue igual que el radicalismo nacional y recuerdan aquellas palabras de Raúl Alfonsín en el 92 cuando afirmó que “si la sociedad se hubiese derechizado, lo que la UCR debe hacer es prepararse para perder elecciones, pero nunca hacerse conservadora”.
Y también recuerdan que ese radicalismo nacional que selló la conformación de Cambiemos lo único que logró fue asegurarle la supervivencia, por una temporada más, a dirigentes con más pasado que futuro.
Por supuesto, dicen que como están las cosas en la provincia todo indica que “podemos caer en el mismo destino, que no sólo es abandonar los principios de la UCR, sino que ni siquiera vamos a tener un candidato a gobernador en el 2019”. “
Y finalmente hay otros más críticos a la conducción que dicen que “la estrategia y la elección que hizo el radicalismo dan ganas de llorar”, que no hubo apoyo del Pro y que quedó claro la mala imagen que tiene Macri en la Provincia.
Los que defienden la conformación de Cambiemosafirman que no es más que retomar el camino de toda una historia del partido impulsando frentes que le permitieron gobernar durante 28 años.
Recuerdan también que en el 2015 la convención rechazó la alianza con el Frente Progresista y el Ari de Magdalena Odarda y después el partido quedó en cuarto lugar con un 3 %, sacando menos votos que los en blanco.
También sostienen que la relación con el Pro “ha madurado y sabemos que se puede hacer una sociedad en base a un programa provincial, que dará buenos resultados en octubre y sentará las bases para poder ser alternativa en el 2019”.
Un gran sector sigue defendiendo la alianza pero siempre y cuando la fórmula en octubre sea encabezada por un radical y que se abran los cargos en los organismos nacionales y que se conforme una verdadera coalición de gobierno, más que una alianza electoral.
Así como sucedió con Mabel Yauhar en Los Menucos, casi todos, los intendentes radicales se quejan porque el partido los “ningunea”, que se sienten solos pero rescatan la buena relación institucional con la administración Weretilneck y otros están hoy muchos más cerca del Pro que del radicalismo.
Iribarren de Sierra Grande, Direne de Valcheta y otros, manifiestan que el partido debe tener una agenda de temas de gobierno, gestión y defensa de los intereses provinciales ante la sociedad y sostener una “propuesta superadora a partir de lo que nos hemos equivocado”.
Uno de ellos sentenció hace unos días que “hay más radicales afuera que adentro”.
Ahora bien, más allá de la determinación que tome hoy la convención radical, el proceso partidario es por demás delicado.
Puede ser que la reunión del órgano partidario comience a poner un poco de orden, predicen las miradas más optimistas, pero, lo más probable es que con Cambiemos o sin Cambiemos la sigla de la UCR rionegrina seguirá en su proceso de desgaste hasta tanto exista una verdadera y necesaria renovación, si es que se alcanza a llegar antes de que la debacle sea total.
Posiblemente Berardi también haya leído aquel otro verso de Almafuerte que dice: “todos los incurables tienen cura, cinco segundos antes de su muerte”.
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