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En abril del corriente año se publicó el libro de Fernando Cibeira titulado Macristocracia. Es una investigación muy bien llevada acerca del linaje y de los puntos oscuros de la actuación pública de los integrantes más notables del equipo de gobierno de CEOs y amigos de Macri.
Se explica de donde vienen y quiénes son estos nuevos dirigentes que se configuran como la nueva oligarquía que ya no solo se rotula por las posesiones de sus campos y haciendas, sino y fundamentalmente porque incursionan con éxito en el mundo de las finanzas y del poder del Estado. Un poco como siempre pero ahora con algunos matices.
Justamente, es desde el Estado donde se crean las mayores posibilidades de negocios y ellos ocupan habitualmente los dos lados del mostrador, que en lenguaje llano significa que captan las oportunidades que les llegan y que no les hace mella aprovecharlas para beneficio propio en detrimento del bienestar colectivo.
La actividad privada ha colonizado el Estado y lo usa como coto propio. Desde hace tiempo. Pero nunca con la frecuencia y la obscenidad con que lo hace ahora. Afuera queda el desarrollo económico social de la sociedad y por eso hablan de derrame que, en verdad, se producirá tarde, mal o nunca.
Este nuevo grupo de yupis argentinos ocupa el lugar de los viejos terratenientes de los que muchos de ellos provienen, como los Brown, los Pinedos, los Bullrich y en menor cuantía los Rodríguez Larreta. Suelen estar cruzados por parentescos y lealtades que integran una red inexpugnable. Sus apellidos patricios y su figuración en el ranking empresarial, son un señuelo que marca afinidades para el acercamiento y la incorporación.
La gran mayoría estará persuadida del silencio ante el escándalo por el ruido que suelen originar sus maniobras. Estarán convencidos además de la mecánica operativa que emplea el equipo y se convertirán en sus protagonistas más aventajados. Han conseguido una unanimidad de criterios francamente llamativa, si no, resulta inexplicable que todos hayan callado ante las guaridas de los Panama Papers, el affaire del Correo, el dólar a futuro y muchos otros delitos en los que Macri aparece como primer responsable.
Son tipos que se acercaron a la política a través de una concepción bizarra, donde abunda la descarnada ambición, la ausencia de valores y de principios, y abundan todas las agachadas y chicanas. Ellos conciben y consagran un estilo que necesariamente debe estar envuelto en la mentira y el cinismo porque en definitiva es una concepción injustificable para la ciudadanía de acá o de cualquier parte del mundo.
El huevo de la serpiente fue puesto e incubado dando sucesivas crías por Martínez de Hoz, Cavallo, Krieger Vasena y otros de menos nombre pero de igual perjuicio para la economía nacional.
No son políticos y se autoexcluyen de la calificación porque entre otras cosas no creen en el poder transformador de la actividad. Solo les ha quedado para su propia conveniencia la visión de la política como instrumento de saqueo. Es cierto que han visto muchas veces desde adentro y ellos mismos desde su rol empresarial lo han estimulado, la facilidad con que se corrompen las decisiones al más alto nivel. Entonces están convencidos que o son ellos lo que se aprovechan o serán los politiqueros sin linaje los que se quedarán con el botín.
Esta concepción les permite manejarse con los medios y la justicia con absoluta impunidad cooptando mediante una abrumadora coacción a cada uno de los protagonistas de esas actividades que son las que forman un cerco impenetrable a la verdad y a la justicia en el marco de la República
Este grupo tan consolidado es digno de ser tenido en cuenta ya que de afirmarse electoralmente no habrá forma de detener su perdurabilidad.
Frente a ello la oposición sigue jugando ingenuamente con las normas de una comprensión complaciente que serán superadas por la desvergüenza de esta gente.
Rescato y comprendo mejor la instancia que Cristina señala: la unidad del campo popular, los votos en suma son los únicos instrumentos disponibles para abatir a esta nueva oligarquía de plural potencia.
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