En los últimos días volvió a tener presencia en los medios de comunicación, la difícil situación por la que atraviesa la más importante economía de esta provincia.

Primero la asamblea de la Federación de Productores, después la denominada ley de emergencia, los empresarios del sector que lograron reunirse con el ministro de Hacienda de la Nación, de la mano de una senadora de la provincia de Neuquén, y finalmente los productores que se entrevistaron en Olivos con el presidente de la Nación.

Los chacareros realizaron una nutrida asamblea en Villa Regina que hacía rato no se veía y definieron poner plazos a los gobiernos nacional y provincial para que les respondan los petitorios oportunamente entregados en ambos niveles oficiales.

Incluso amenazaron que vencido ese plazo de 15 días, de no haber señales, se adoptarían medidas de fuerzas y se volverá a los cortes de rutas y ocupación del espacio público, enrareciendo y tensionando aún este año electoral que estamos transitando. Afortunadamente aun nada de eso ocurrió.

Los aquí representados es uno de los sectores que componen el complejo frutícola. Se trata de unos dos mil productores que vienen intentando resistir la crisis, que aún tienen algún tipo de relación o asociación con galpones de empaque o frigoríficos y que están sobreviviendo.

La mitad de ellos han sido los más perjudicados y ya están aislados del sistema, sin alternativas soportando la dificilísima coyuntura en base a subsidios y aguardan algún tipo de solución oficial.

Todo indica que si las respuestas se siguen demorando se sumarán a aquellos que tuvieron que vender su chacras, que algunos pocos aprovecharon para comprar a bajos costos, o se convertirán en loteos para barrios residenciales.

Eso es lo que queda, según los conocedores del tema, de los cinco o seis mil productores que poblaban nuestro valle en los últimos treinta años.

Lo que esperan estos chacareros es poder subsanar los daños generados en la producción a consecuencia del granizo, un precio para la fruta y las medidas impositivas que perjudican la comercialización. 

El gobierno provincial ya les ha dado alguna respuesta al reclamo que se hizo en la asamblea y retomaron el contacto con el ministro de Agricultura Alberto Diomedi, a quien le habían pedido la renuncia hace algunos días atrás. 

El presidente de la Federación, Sebastián Hernández, dijo que el gobierno provincial respondió el petitorio, pero "la verdad que no son las respuestas que estábamos esperando, aun le resta abonarnos unos 15 o 20 millones por el granizo y del fondo de poda, que eran unos 50 millones.

Y cerrando la semana, sin que hubiera trascendido la realización del encuentro, Macri recibe ayer en Olivos a los representantes de los productores primarios acompañados por el diputado nacional Sergio Wisky. Trascendió que, concretamente, los chacareros le pidieron al mandatario que el Estado subsidie con 2 pesos por kilogramo de fruta a los productores de la región.

Tras la reunión, Hernández mostró su optimismo respecto a poder encontrar las soluciones que el sector necesita de manera urgente y dijo que “ojalá todo se encamine y podamos ponernos a trabajar en nuestras chacras, que es lo que sabemos y queremos hacer”.

Los empresarios agrupados en la Cámara Argentina de Fruticultores Integrados (Cafi) junto a los de la Cámara Argentina de la Industria y Exportación de Jugos de Manzana y Pera (Cinex) habían sido recibidos por el ministro de Hacienda de la Nación, Nicolás Dujovne.

Allí lo impusieron de la situación y sobre todo conversaron acerca de la recientemente sancionada ley que declaró la emergencia económica, productiva, financiera y social a la cadena de producción de peras y manzanas por el término de un año, cuya autoría es de la senadora de Neuquén, Lucila Crexell.

La iniciativa será una herramienta que habilita al Poder Ejecutivo a instrumentar medidas de excepción como articular regímenes especiales de prórroga para el pago de las obligaciones impositivas y de la seguridad social por parte de la Administración Federal de Ingresos Públicos (Afip) y la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses).

Dujovne descartó que haya modificaciones en el tipo de cambio y puso como premisa bajar el déficit. Y mostró predisposición a generar planes a mediano y largo plazo para recuperar la actividad.

Unos horas después de sancionada la ley, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, manifestó en el recinto del senado que el complejo frutícola necesita de un acuerdo global, donde estén todos, empresas, productores, galpones de empaque, sindicatos y gobiernos para buscar las soluciones.

La misma opinión sostuvo ante los productores y el gobierno nacional a fines del año pasado el gobernador Wertilneck, a partir de lo que se elaboró el plan RN Fruta que no logró demasiado consenso.

Este plan para la fruticultura fue elaborado por técnicos rionegrinos y apunta un cambio estructural en sus distintos aspectos, y tiene o tenía la pretensión de obtener un financiamiento del orden de los 500 millones de dólares.

El tema se retomó sobre el final de la semana cuando el ministro Diomedi convocó a los productores y empresarios de la fruta para “armar una agenda de temas en común” y puso “la cuestión de los costos” como aspecto más relevante a resolver.

El funcionario dijo que su par de Nación, Ricardo Buryaile, pretende reunirse con todos los actores del complejo para analizar salidas de mediano y largo plazo, además de revisar qué acciones se pueden emprender a raíz de la reciente sanción de la Ley de Emergencia.

El encuentro generó algunas expectativas y quedaron en reunirse en los próximos días con los representantes de Neuquén para luego concurrir a Nación.

Pablo Cervi que es el titular de CAFI dijo al finalizar aquel encuentro que “de una crisis, solo, no se salva nadie” y consideró que en las actuales circunstancias, sin una agenda común, “nos hundimos todos”.

Sin dudas a esta situación de antigua data se ha llegado por una serie de factores concurrentes y responsabilidades compartidas, algunas derivadas de las políticas nacionales y su menor o mayor vocación en la defensa de las economías regionales, y también conductas imputables a los distintos sectores que integran la fruticultura.

Allí hay intereses encontrados y los consensos se tornan casi imposibles, al menos hasta ahora, para diagramar políticas comunes que ataquen sus inocultables déficits estructurales, donde generalmente la variante de ajuste resulta el productor.

De todas formas habrá que ser optimistas en cuanto a estos últimos acontecimientos y aguardar que se logre un necesario cambio de actitud de todos los componentes del complejo y que las autoridades provinciales y nacionales, también estén a la altura de las circunstancias.