-?
- ¿Cómo dice que le va?
- Esperándolo con ansiedad...
- Mire que la ansiedad ahuyenta a los inversores.
- Ah, ¿era eso?
- No se haga el vivo que con la ironía no llega ni un Patacón.
- ¿Y eso?
- Muy sencillo, tanto chiste con los inversores, tanto maestro poniendo carpa, tanto piquete interrumpiendo el tránsito, que los tipos no sueltan un mango...
- Creo que está mezclando todo.
- El que mezcla es el periodismo opo-desestabilizador K, no yo.
- ¿Qué mezcla?
- La plata con la risa, la plata con la carpa, la plata con el corte de ruta...
- Pero con ese razonamiento no se puede hacer ni decir nada.
- ¿Usted quiere que haya inversiones o no?
- Si, es algo deseable pero...
- Pero nada, mi viejo. Si quiere la plata, dedíquese a la plata.
- Mire que Espert dijo que la política económica no funciona porque la manejan dos millonarios que no saben nada de economía...
- Yo ya se lo anticipé.
- ¿Qué cosa?
- Que son todos K.
- ¿Espert K?
- Se lo dije cuando quedó en evidencia el camporismo de la juventud apresurada que encabeza Mirtha Legrand.
- Pero si Espert está a la derecha del gobierno.
- Eso dicen, pero no se confíe.
- ¿De qué?
- De lo que dicen. Eso también ahuyenta a los inversores.
- ¿Qué cosa?
- Las versiones, los rumores, las noticias falsas, las noticias verdaderas, las noticias...
- Eso es ridículo, nadie invierte en un país donde no se sabe qué es lo que pasa.
- Por eso le digo, lo mejor es no decir nada. Al menos hasta que llegue la guita. Después diga todo lo que quiera.
- Usted es de los que opina que hay que darlo todo para atraer al capital extranjero...
- Todo no, no se confunda mi amigo.
- ¿Entonces?
- Todo no. Un poco más que todo.
- Eso no solo es indigno sino que los resultados son dudosos.
- ¿Dudosos? Mírelo de este modo. Usted invita a una señorita a su casa...
- ¿Y eso...?
- ¿Me va a interrumpir o me deja que le explique?
- Perdón, siga.
- La señorita en cuestión se hace la difícil, pero usted, que la viene hablando y hablando, la invita a cenar, al cine...
- ¿A ver una película con apoyo del Incaa?
- No se haga el gracioso. Que el kirchnerismo de Campanella no le tape el bosque...
- ¿Campanella kirchnerista?
- Uh viejo, ¿quiere que llegue al final feliz o va a seguir sin un mango?
- Siga nomás.
- Entonces la señorita, gracias a su habilidad discursiva, a que usted le demuestra una y otra vez que lo único que quiere es llegar al Primer Mundo de su corazón...
- …
- … afloja y le dice: sí, acepto.
- ¿Ya se casa?
- Cómo se nota que el periodismo opo-desestabilizador lo desconoce todo del gran mundo de las finanzas y el amor...
- ¿Entonces?
- No se me apure que ahora viene lo mejor. La señorita acepta ir a su casa.
- Todo muy rápido...
- Así es el mundo de los negocios.
- ¿Pero no era amor?
- Se la dejo pasar porque me tengo que ir a alquilar la nueva tanqueta anti piquetes.
- ¿Van a poner eso en la calle?
- Si me deja terminar se va a enterar.
- Pero usted me está hablando de una cosa y yo quiero saber sobre otra...
- No se equivoque, le estoy hablando de lo mismo.
- Me rindo: siga.
- Entonces cuando usted se puso la mejor ropa diseñada por la mismísima Juliana, cuando le pidió la colonia a Lopetegui y la camisa a Marcos Peña, cuando por fin la señorita se dispone a entrar en su morada, deslumbrada por las inmejorables oportunidades que se le presentan en la Argentina de Mauricio…
- ¿Qué pasa?
- Un piquete de maestros desaforados no la deja pasar de la puerta...
- Es una composición maniquea.
- Hago como si no dijo nada. Sigo: usted, que tiene una Pato-Gendarmería, y gracias a los brotes verdes de la economía que no paran de crecer se pudo comprar el último modelo de la tanqueta anti piquetes, usted, le decía, logra sortear a los alborotadores de la mente de nuestros hijos, logra atravesar la puerta de la casa y llega hasta la cocina...
- Y llegaron las inversiones, chan-chan.
- No se burle que se va a perder el final, ya se lo dije.
- …
- El problema es que una vez en la cocina la señorita se encuentra con una protesta contra los despidos que le arrugan todo el vestido y algo más...
- ¿Qué?
- Las ganas de invertir, supongamos.
- No tiene nada que ver...
- Usted en un ataque de indignación democrática toma la cacerola y corre a los cesanteados hasta donde están los maestros y así puede llegar al living-comedor, donde trata de recomponer la situación, logra que la señorita se siente y se relaje, y mientras está preparando un trago, ella se pone a ojear un diario opo-desestabilizador que usted tenía como material clasificado nivelando la pata de una silla...
- ¿Y qué paso?
- Y qué va a pasar. La señorita se pone a gritar como una desquiciada, salta por la ventana y se vuelve al Primer Mundo en el primer vuelo low cost que encuentra.
- ¿Entonces?
- Moraleja: Así no se trata a las mujeres y mucho menos a los inversores.
- Disculpe la crudeza pero el ejemplo es burdo. No se lo creería ni un alumno de primaria.
- ¿Ve lo que le digo? El paro docente espanta a los inversores.
- Es burdo el...
- Discúlpeme pero lo voy a interrumpir. Es que si no le pongo gasoil a la tanqueta no llegamos ni al Liceo Francés y no podemos practicar con los compañeritos de Antonia.
- ¿Van a ensayar la represión a nenes de jardín de infantes?
- Shhh. Baje la voz que si Mauricio se entera que Antonia también participa de las protestas le agarra el bajón y ahí sí que no conseguimos ni una rupia.
- Pero…
- Tengo que irme. La seguimos el miércoles. Y hágame un favor: dígale a su editor de Deportes que no insista con eso de que Boca puede perder el campeonato que ahí sí vamos a tener que desempolvar las Lecop. Bye, bye.
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