Columnistas
12/03/2017

Marzo, un mes de ciudadanías

Marzo, un mes de ciudadanías | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

La coalición gobernante fue víctima de su propia estrategia discursiva, esa de las “cosas concretas”. El Pro comenzó renegando de la política y de la ideología. El problema es que las cosas concretas que ha hecho el gobierno hasta hoy, resultan su peor carta de presentación. Así quedó de manifiesto en estos días.

María Beatriz Gentile *

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6, 7 y 8 de Marzo fueron días en que las calles argentinas se poblaron de personas, de mensajes y  de símbolos. Al contundente paro docente, le siguió la masiva movilización de los trabajadores convocada por el deshonroso triunvirato de la CGT. Luego un extraordinario e internacional abrazo de mujeres a sus derechos. ¿Qué leer de todo ello?

Barrington Moore,  en su clásico libro Los orígenes sociales de la dictadura y la democracia, escribía acerca de cómo la lectura de la realidad se asemejaauna carta de vuelo como la que utilizaría un piloto de avión al atravesar un continente: nadie que busque una orientación preliminar respecto a determinado territorio pretenderá conocer la localización exacta de cada casa y cada sendero; en cambio si se explora a pie, lo primero que se conoce son los detalles.

La carta de vuelo mostró una Argentina en conflicto. En conflicto por la puja distributiva en una economía que no para de caer y donde el desempleo y la pérdida adquisitiva del salario son sus síntomas más angustiantes. Pero también en conflicto político, donde el gobierno no acierta en consolidar el apoyo de ese 51% que lo eligió en el 2015, y una oposición dispersa que busca convertir a algunos de sus candidatos en favoritos para las próximas elecciones de octubre pero sin construir alternativas.

También quedó en evidencia que la coalición gobernante fue víctima de su propia estrategia discursiva, esa de las “cosas concretas”. El Pro comenzó renegando de la política y de la ideología. Buscó electoralmente -y la encontró- a esa supuesta mayoría silenciosa que se mueve en beneficio propio y que le cabe el sarcasmo de “el metrobús ¿es de derecha o de izquierda?”. El problema fue que las cosas concretas que ha hecho el gobierno hasta hoy, resultan su peor carta de presentación. Y así quedó de manifiesto en estos días.   

Pero en la mirada de a pie, los detalles  de estas jornadas pincelaron un paisaje que no resulta tan desalentador. Podría decirse que asistimos a una manifestación conjunta de las tres ciudadanías que componen el ideal teórico del modelo republicano: la civil, la política y la social.

El protagonismo se lo llevó sin duda la ciudadanía social, que expresa mucho más que una demanda de bolsillo. Es la forma en que las mayorías que no tienen capital, ni razones para identificarse con las necesidades del capitalismo, exigen su participación en la distribución de la riqueza que generan. De allí la demanda por trabajo digno, educación, salud, vivienda, etc.

También se hizo presente una ciudadanía que buscó trascender su limitado lugar de elector y reclamó ser escuchada sin intermediarios de partidos políticos, de dirigencias sindicales y de  referentes instituidos de  movimientos sociales.  Por último, las mujeres ampliaron  la escena e hicieron la síntesis: libertad y autodeterminación sobre sus cuerpos, igualdad  en el mercado laboral y exigencia a un Estado que las reconozca en plenitud en sus derechos.

No hay sujeto colectivo sin una dimensión simbólica que lo oriente, escribió Rodolfo Kusch. Y eso también quedó claro en los guardapolvos con la imagen de Carlos Fuentealba, en los bombos  y banderas sindicales de los trabajadores y en el #NiUnaMenos verde y violeta  de las mujeres. Tampoco faltó la imagen de Milagro Sala, perseguida y encarcelada por un poder arbitrario. Ni los cánticos y chiflidos a una dirigencia cegetista que dejo de ser hace tiempo la columna vertebral del movimiento obrero. Ni el vallado policial en las iglesias catedrales de cada ciudad,  espacio donde las mujeres continúan  reclamando por el laicismo definitivo de la sociedad y del Estado.

En trazos rápidos, marzo fue un mes de ciudadanías. Un mes que abrió simbólicamente con Guardapolvos  blancos y cerrará con Pañuelos Blancos. Estos últimos, tal vez, síntesis de todas ellas.



(*) Historiadora, decana de la facultad de Humanidades de la Universidad Nacional del Comahue.
29/07/2016

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