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01/11/2016

Una Nueva Mayoría

Una Nueva Mayoría | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

La representación partidaria del peronismo está en manos de dirigentes tradicionales que se niegan a otorgar y reconocer a Cristina la representación popular de la que goza y por ende al Frente para la Victoria el lugar que como sector del Justicialismo le corresponde.

Osvaldo Pellin

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Cristina Fernández convoca a una nueva mayoría y con total naturalidad lanza la misión junto a un grupo de militantes y calificados dirigentes del radicalismo alfonsinista. Se reedita probablemente en el ánimo de la ex presidenta la antigua aspiración de “transversalidad” que lanzara Néstor en 2003 cuando ya había sido ungido presidente de la República.

Esta Nueva Mayoría tiene su razón de ser en múltiples aspectos que trataremos de sintetizar.

-La representación partidaria del peronismo está en manos de dirigentes tradicionales que se niegan a otorgar y reconocer a Cristina la representación popular de la que goza y por ende al Frente para la Victoria el lugar que como sector del Justicialismo le corresponde. Consecuencias de un resentimiento por un protagonismo que muchos de esos dirigentes creyeron merecer y no tuvieron. Pero lo de fondo es en realidad una tradición volcada a la complacencia con el macrismo, que ya lo habían hecho por idénticas políticas cuando adhirieran, sin condiciones, a la gestión del menemismo. Inclinación por la derecha y acercamiento al poder es una ecuación que se repite en muchos dirigentes del espectro político actual. Con Menem les cayó muy bien ese giro inesperado a la derecha del peronismo, con privatizaciones, deuda externa y desempleo incluido. Actitud que sin menoscabo puede calificarse como de un pragmatismo carente de principios.

Se ponen al lado de Macri del que recibirán escasas migajas al costo del abrazo del oso que les dará el presidente empresario y que los convertirá en verdaderos alienígenas del movimiento nacional y popular.

Si por el lado del Justicialismo las puertas parecen apenas entornadas  al capital electoral de Cristina, el movimiento popular deberá orientarse hacia caminos, donde resulten mejor recibidos y que no son otros que los que espontáneamente adhirieron a su gestión y a la de Néstor. A partir de ella se logró una transversalidad poco institucionalizada, como respuesta espontánea a los logros de su gestión, con el aporte de vastos sectores de la comunidad sin afiliación al justicialismo y de jóvenes que se volcaron fervorosamente a un debut solidario en la política.

Los hechos demostraron que esa nueva masa, (como lo fuera la nueva masa obrera que en 1945 apoyó a Perón y lo rescató un 17 de octubre)  una coherencia y una lealtad mayor que la que muestran muchos funcionarios de aquella gestión, que junto al kirchnerismo lograron instalarse en la sociedad gracias a la oportunidad que los propios Kirchner le habían ofrecido. A esos Evita los hubiese repudiado.

Esto no significa dejar de lado la esencia del Justicialismo sino un procedimiento que en algún lugar del espectro peronista deberá ser reconocido. Tampoco significa regalar representaciones con base electoral, significa trabajar para demostrar que la presencia que se requiere tiene un consenso real.

-Esta Nueva mayoría no piensa solo en lo que el FPV puede aportar, es más que eso, es la simiente donde muchos pueden incrementar el capital político que pertenecerá a  todos, que no se mide por el incierto número de votos de cada uno, sino por la capacidad de militancia de un grupo, en definitiva, movimientista, como lo fuera el primer peronismo. Entonces tampoco existía el Partido Peronista, pues su creación se produce después que Perón gana las elecciones en febrero de 1946. Por entonces se apoyó formalmente en el Laborismo y en un sector minoritario de la UCR.

-Esa Nueva mayoría a crearse, no tiene solo la intención de ganar una elección, la intención es ir madurando la profundización de las reformas a favor de las necesidades de la Nación y consecuentemente construir un país menos dependiente y más igualitario en lo político, económico y social.

Hay que aprovechar los hilos que quedaron pendientes de enhebrar en la gestión de los 12 años de los Kirchner. Están muy frescos aún y pueden rescatarse sin que parezca una discontinuidad con la que haya que luchar nuevamente para que sea aceptada. La ley de medios, el desarrollo científico y tecnológico, la igualdad de oportunidades a partir de las escuelas públicas, la nacionalización de la banca, profundizar el desarrollo cultural.

Hasta ahora lo que existe para aspirar a la alternancia frente a la restauración conservadora de Macri, es lo que ésta lleva en su esencia: su reacción antipopular, su tradición antinacional, su entrega del patrimonio nacional, su racismo, la desocupación y la indiferencia ante vastos sectores de la población que ni son atendidos en sus necesidades ni están incluidos en ningún propósito político a largo plazo tendiente a su reivindicación.

Ese patrimonio negativo es la base del triunfo popular  por aquello que las elecciones las pierden los oficialismos antes de que las ganen las oposiciones. En democracia semejante gestión origina naturalmente la organización de esas mayorías para cambiar la situación del país.

Del otro lado están los terratenientes, los especuladores financieros, en síntesis el antipueblo. ¿Cabe acaso al ciudadano de a pie alguna duda?

¿O es preferible adherir al palo de la discriminación y el racismo que reconoce al pueblo como a su enemigo más temido? 

29/07/2016

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