Finalmente, el gremio docente se encolumnó como los demás sindicatos de trabajadores del Estado detrás de la propuesta salarial (nada desdeñable) del gobierno. Con ello Figueroa termina de cubrirse las espaldas puertas adentro de la provincia.

Neuquén ha dado un paso para asegurarse cierta paz social, por lo menos por ahora y mientras los bárbaros que conducen la Nación no provoquen un nuevo desmadre. En un año que se presenta muy difícil para la gran mayoría de los argentinos, la provincia ofrece un paraguas protector que contrasta con la catástrofe social que está provocando el gobierno de Javier Milei.

La provincia lo puede hacer merced a su enorme riqueza hidrocarburífera y porque en la actual conducción del Estado sigue vigente el dogma emepenista de Neuquén primero, no importa demasiado cuán beneficiosas o perjudiciales puedan ser para el resto del país las políticas que lleva adelante el gobierno nacional de turno.

La “espalda” a Neuquén se la dan el petróleo y el gas. Y el hecho es que la insaciable clase dominante argentina ha terminado por darse cuenta de la enorme riqueza que encierra Vaca Muerta, tanta que puede cambiar el rumbo del país. Es como si se juntaran el hambre con las ganas de comer.

Se dirá, y con sobrada razón, que al gobierno actual -como ocurrió con el de Macri- sólo le interesa de Vaca Muerta la posibilidad de hacer buenos negocios, pero lo cierto es que a diferencia de lo que ocurría en los primeros años del boom de los no convencionales, ahora el tema cuenta y con mucho peso en las decisiones y en los planes de cualquier gobierno nacional.

Por lo pronto el gobierno de extrema derecha actual, con el libreto que le escribieron el macrismo y los abogados de las empresas, se propone a llevar adelante un vuelco radical en la política hidrocarburífera, cuestión de maximizar las ganancias de las compañías del sector sin preocupación alguna por usar un recurso, con el que pocos países cuentan, para impulsar el postergado desarrollo nacional.

Los cambios están contenidos en el apartado referido a la política energética de la “ley ómnibus”, que modifica de manera radical la ley de Hidrocarburos, para empezar eliminando la prescripción que supeditaba la posibilidad de exportar al abastecimiento previo del mercado interno.

También, se eliminará definitivamente el denominado barril criollo, que asegura un precio interno estable para el crudo y por ende para los combustibles, de manera que se equilibrarán los precios internos con los internacionales.

Se trata de dos viejos anhelos de las empresas multinacionales instaladas en Neuquén que siempre han contado con el apoyo de los gobiernos de la provincia, por cuanto su concreción multiplicará los ingresos neuquinos en concepto de regalías.

Sin perjuicio de que el precio accesible de los combustibles ha sido siempre uno de los puntales del crecimiento económico del país (incluido Neuquén), porque como nadie ignora su costo se traslada a toda la economía, los sucesivos gobiernos del MPN no han dejado de reclamar con buenos o malos modales, según quién fuera el gobernador, por el supuesto “despojo” que significa un precio interno más bajo que el internacional.

Tal vez será por esto que la provincia está dispuesta a avalar este capítulo de las iniciativas legislativas del gobierno nacional, así como no apoyó ni apoyaría, de la mano de los dos legisladores que sintonizan con la actual gestión, el DNU 70/23 y algunos de los aspectos más controvertidos de la “ley ómnibus”.

Es cierto que Neuquén no es la excepción y que en el raquítico sistema federal argentino los gobernadores dependen demasiado del gobierno central, motivo por el cual en buena parte de los casos tienden a conciliar con algunas cosas estén o no de acuerdo a cambio de otras concesiones que consideran indispensables para no fracasar en su gestión.

Será por ese motivo que en círculos oficiales neuquinos se deja sentado que los cambios en materia de política de hidrocarburos beneficiarían mucho a Neuquén tanto como la podrían perjudicar la facultades extraordinarias concedidas a un sujeto inestable y cruel como el actual “presidente”.

Acaso eso explique también, que ante despojos como la eliminación del Fondo de Incentivo Docente o el Fondo Compensador del Transporte Púbico, altamente lesivos para el interés provincial, no se lleve el conflicto hasta el final siempre y cuando el costo se compense con creces, como es el caso de una ley de Hidrocarburos que permitirá maximizar los ingresos provinciales.

Empero, cuesta aceptar, y quizás en eso el gobierno nacional termine encontrando un límite, que la provincia que es la principal productora de gas del país vaya a aceptar el saqueo que significará este invierno el aumento exponencial de la factura de gas -mayor que en las provincias donde no se produce- para el bolsillo de los neuquinos. Para no hablar de la electricidad, que también se produce por estos lares.