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24/03/2024

Universidad Intercultural: culalkvnun kug (abrir la mano y dejar pasar la luz)

Universidad Intercultural: culalkvnun kug (abrir la mano y dejar pasar la luz) | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

La reciente proclamación oficial de la Universidad Nacional del Comahue como la primera Universidad Intercultural de la Argentina fue un hecho de importancia histórica. Nuestra sociedad fue testigo directo de un acontecimiento de importancia.

Fernando Barraza

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Es cierto lo que dice el copete de esta nota: lo que sucedió el martes 12 de marzo hace menos de dos semanas, es importante: la Asamblea Universitaria del Comahue sancionó que la Univerisdad Nacional del Comahue es una Universidad Intercultural. Sin embargo los medios nacionales casi ni se hicieron eco del asunto y fue muy poco -o nulo- el despliegue informativo que le dieron. En nuestra región el acontecimiento se cubrió: quedaba claro que la noticia estaba sucediendo aquí mismo y que el acto tenía un peso específico lo suficientemente grande y relevante como para que se pudiera soslayar hasta dejar a los medios locales en un posible “fuera de juego” flagrante.

Así y todo ningún medio regional (a excepción de “El Cordillerano”, la Radio Universidad Calf, o este mismo portal) continuó desarrollando el tema más allá de la coyuntura del acto del día de la sanción. A todos los medios les interesó mostrar el acto de la proclamación como eventualidad saliente, casi de color, pero no hubo mayor interés en desmenuzar -ni siquiera tangencialmente- qué puertas se estaban abriendo con esta declaración oficial.

Hay muchas explicaciones posibles para la falta de presencia analítica y para la incapacidad de desarrollo informativo de la mayoría de los medios de comunicación en materia de interculturalidad. El primer y más gravitante factor de ausencia de contenidos es, precisamente, que son pocos -pero muy pocos- los medios que dentro de su propio seno practican y promueven la interculturalidad, a pesar de tener pu amulzugufe(comunicadores y comunicadoras mapuche) dentro de sus redacciones.

Es que no solo en los medios sucede esto: una visión globalizada y hegemónica de “cómo debe ser una sociedad” se ha impuesto y en ese carril vamos. Cualquiera sea el lugar del mundo en el que se exprese la idea de lo que debe ser “normalidad” en una sociedad, se acarrea una y solo una forma de ver y entender lo que es “normal” para que la vida no sea un supuesto alboroto y un caos: lo normal de ser “blanco”, urbano y occidental.

Puede que tal aseveración inquiete y ponga en tensión a más de una persona que la esté leyendo en este preciso instante, pero también es probable que si nos sentamos a discutirla en profundidad y sin coartadas conformistas, encontremos muy pocos o ningún argumento a favor para quienes quieran negar que las sociedades planetarias -desde casi un siglo a esta parte- han elegido trazar una única y sólida idea de “humanidad” que está calcada casi de manera idéntica en cualquier parte del planeta, que no posee matices heterogéneos, que no permite la gravitancia de ninguna otra mirada (entiéndase como “mirada” el desarrollo del pensamiento colectivo moral, ético, científico y político de cada cosa) que no sea ésta: la blanca, urbana y occidental.

El filósofo y comunicador Aílton Alves Lacerda, miembro del pueblo nación originario Krenak (que supo tener una territorialidad enorme, pero en la actualidad habita puntualmente en distintas zonas de Minas Gerais y Espírito Santo, Brasil) se preguntaba y contestaba en su conferencia académica “Ideas para postergar el fin del mundo” lo siguiente:

 

“¿Cómo es que, a lo largo de los últimos dos mil o tres mil años, construimos la idea de humanidad? ¿No será que en ella está la base de muchas de las elecciones equivocadas que hicimos, justificando el uso de la violencia?

La idea de que los blancos europeos podían salir a colonizar el resto del mundo se basaba en la premisa de que había una humanidad ilustrada que necesitaba ir al encuentro de la humanidad oscurecida, y acercarla hacia esa increíble luz. Ese llamado hacia el seno de la civilización siempre fue justificado por la noción de que existe un solo modo de estar aquí, en la Tierra, una cierta verdad, o al menos una sola concepción de la verdad, que guió muchas de las elecciones realizadas en diferentes periodos de la historia”

 

Con este razonamiento en marcha, Aílton Krenak actualiza qué es lo que ha pasado con esa idea hegemónica del resumir la existencia a una sola humanidad, y colige que en lo que va del Siglo XXI hay “(...) algunas colaboraciones entre pensadores con distintas visiones originadas en diferentes culturas posibilitan una crítica a esa idea: ¿somos realmente UNA humanidad?”. Esodice Krenak con insistente (y positivo) afán crítico y la verdad es que hay que prestarle mucha atención. Y si bien el más conocido pensador del pueblo Krenak de la actualidad (a los anteriores no les conocemos, porque los han silenciado y han tratado de exterminarlos a todos) promueve una idea de descentralización que nos haga crecer como seres humanos, el mismo statu quoglobal que él quiere sacudir lo empuja a él como persona hacia los bordes: la mayoría de las academias o medios de comunicación de América Latina y de otras partes de mundo occidental que lo presentan dicen de él que es un “chamán ecologista”, dos términos que en manos del occidentalismo son equivalentes a la tipificación de personas “místicas y soñadoras”, con poco o nulo anclaje en la realidad de transformación de una sociedad. La presentación oficial en sociedad de Aílton que se hace tiene una corrección política un poco ignorante: el chamán es una persona de autoridad filosófica y medicinal de la cultura tunguska, ancestral siberiana: ente los krenak no existen chamanes, sus autoridades filosófico espirituales y medicinales se organizan de otra manera, una que a los medios pagados de cultura hegemónica hasta por los poros ni siquiera les interesa averiguar. Es decir: a pesar de que Aílton ya ha recibido como pensador y comunicador títulos honoris causa de diversas universidades y la mismísima Orden del Mérito Cultural otorgada por el Estado de la República Federativa de Brasil se lo presenta como un “mero chamán” que no sería un actor tan relevante para esta humanidad prototipo que procede día a día a actuar de una manera menos “soñadora y mística” para que todo siga funcionando en sus carriles de “normalidad”.

El ejemplo de la marginalización y la “bajada de precio”del poder de palabra y pensamiento de un intelectual no hegemónico como Krenak es notable, y está siendo citado en el concierto de este artículo sobre la sanción oficial de interculturalidad de la Universidad Nacional del Comahue porque es emblemático y representativo de una realidad insoslayable: desde hace mucho ha existido y aún persiste -con cada vez mayor fuerza- un concierto de voces globales que promueven una y solo una manera de ser humanos. El resto es mera “mística”. Y en este sentido la discriminación no e poca cosa, es irritantemente selectiva: si un intelectual o un científico de cualquier disciplina promueve el pensamiento de cualquier europeo, o llega a impartir conocimientos locales habiendo estudiado en universidades europeas o norteamericanas, o se reconoce a sí mismo con rasgos socio culturales precisos de “hijo o hija de europeos”, nadie va a objetarle absolutamente nada. Pero si habla una persona de los pueblos originarios... ahí estará la categorización negativa que pareciera les cabe a quienes se salen de la cuadrícula hegemónica. Y no solo sucede con personas de pueblos originarios, también se discute si quien habla es mujer (¡ni hablar si es lesbiana!) o si sus análisis científicos están atravesados por premisas ambientalistas o colectivistas. En todos los casos (vamos a usar una expresión popular bien occidental): arde Troya.

Por eso no solo hay que celebrar que una gran puerta se acaba de abrir con la sanción oficial de interculturalidad en la Universidad Nacional del Comahue, sino que hay que ponerse a pensar y a trabajar sobre lo que va a suceder a partir de este momento; porque esta puerta que la Asamblea Universitaria del Comahue acaba de abrir por unanimidad es una puerta que acciona en una instancia socio política del país en la que la orden impartida desde el ejecutivo nacional (y muchos ejecutivos provinciales también, no soslayemos) dicta que no hay lugar para la diversidad, ni para la consolidación de derechos que excedan a una verdad de vida que es considerada como suprema y regente: la de la economía del mercado.

Imaginen ustedes: si se legaliza el básico y brutal discurso de “no hay plata” para entender de qué manera ejemplar tiene que vivir un pueblo su propia austeridad empobrecedora y hablamos todos los días del año sobre este monotema, ¿cómo podemos llegar a entender a nivel sociedad lo importante que es que una de las universidades más importantes del país haya declarado oficialmente la interculturalidad dentro de su seno?

La respuesta a este dilema está frente a nosotras y nosotros, porque esta sanción bien puede ser el comienzo de una nueva manera de promover una vida mejor, con aportes basados en una interculturalidad que sume beneficios a la hegemónica manera de vivir que hemos sostenido hasta ahora, pero también corre el riesgo de desvanecerse en formalismos inocuos y pasar a ser una oportunidad fatalmente desaprovechada. Veremos que camino tomamos.

Y hay algo que es muy significativo: esta sanción no se dio en cualquier universidad, sino que se dio en la del Comahue, que es una de las tres universidades públicas de Argentina (de 25) que tiene un nombre originario; en este caso una palabra en mapuzugun -idioma de la tierra que el pueblo mapuche habla desde hace milenios- que significa “el buen lugar” (Kvme We). Es decir Comahue es el lugar donde lo bueno ES.

Pero hilemos más fino aun: las otras dos universidades públicas argentinas que dentro de su nombre llevan expresiones o vocablos originarios son la de Quilmes y la de Cuyo (una palabra es kakan y la otra es huarpe) y ambas lo poseen porque esos nombres alegan a su ubicación geográfica reconocida en la toponimia oficial de los lugares en los que se encuentran emplazadas. Comahue no. Comahue no es mera toponimia, Comahue refiere a una idea, a un conocimiento, a una sabiduría integral mapuche: la de la demominación de un territorio por lo que representa y no por lo que meramente marca un hito cartográfico notable en una mapa: kil'mesignifica “entre cerros” en kakan y ku yo significa “pueblo en los cerros” en huarpe, pero Comahue es un concepto, deviene de otra manera (la mapuche) de entender la habitación de un territorio y -ni por lejos- es occidental, blanco y urbano. Sin tener una obligación toponímica, quienes bautizaron a la Universidad Nacional del Comahue, entendieron cabalmente que el concepto mapuche del kvme we, les incluía, no solo a las personas mapuche: a todas las personas.

El primer acto oficial de interculturalidad estaba hecho ya hace 50 años ¿cómo no iban a dar este segundo paso para la sanción de Universidad Intercultural?

Pero en rigor a la verdad no es este un segundo paso, sino que la sanción de interculturalidad es un tercer paso, ya que desde hace al menos 30 años la UNComa viene trabajando contenidos mapuche en su seno y ha permitido que se ejerza el derecho de llevar adelante expresiones culturales mapuche dentro de la institución. Y siempre se intentó no caer en el bobalicón espíritu paternalista del “permitimos que se den cátedras de idioma”, o el de “damos la posibilidad de que se haga cartelería en mapuzugun”, o el de “otorgamos el permiso para que se realicen ceremonias filosófico espirituales”. Más bien todo lo contrario: casi toda vez que sucedió algo intercultural en la UNComa, sucedió como consolidación de un derecho legítimo. Es decir: personas e instituciones mapuche que participan de la vida universitaria propusieron acciones y actividades mapuche para poder vivir dentro de la universidad algo que ya les era propio y legítimo: su mapuchidad.

Este tercer paso oficial propuesto por la actual gestión de la Universidad Nacional del Comahue y dado oficialmente por la Asamblea Universitaria, abre la puerta y encuentra un campo de acción intercultural en dos provincias que poseen la mayoría de sus regiones y accidentes geográficos con nombres en mapuzugun (inclusive una tiene el propio nombre de la provincia en ese idioma). La puerta abierta llega para mostrar que la interculturalidad es una gran oportunidad, no es una amenaza, más bien todo lo contrario: es una reparación y un disparador naturalidad de una mejor vida para todas las personas. Es la hora de abandonar xenofobias y chauvinismos violentos, de dejar de repetir consignas odiosas que se dicen casi sin pensar, y abrirle paso a la pluralidad, porque por más que se intente negarla con racismos, esa pluralidad ES y EXISTE, no está en un museo, está viva y circula.

Hay un término en mapuzugun que ejemplifica la acción que les deja a las personas dar un paso para avanzar en el camino tras haber salido de un lugar oscuro y haber sido encandiladas por el sol. Ese término es culalkvnun kug(se pronuncia chulalkunún kung) que podría traducirse como “Abrir mucho los dedos de la mano” para mirar a través de esas rendijas.

Entonces bien podría decirse: culalkvnun kug may (que suceda esta acción de abrir la mano para ver), pues eso les permitirá a algunas personas hacer el tan necesario kaxarumen, que es el “traspasar o penetrar hasta aparecer al lado opuesto” acercándose a una cultura riquísima -la mapuche- que está allí para descubrirla, no para demonizarla con idioteces racistas. Y a otras personas les permitira hacer un kaxarupan, que es la misma acción, pero en una dirección “hacia acá”; es decir: que las personas mapuche sientan que al invitar a la sociedad no mapuche a su mundo cultural no serán acusadas de nada malo, ni menospreciadas, ni desdichas. Más bien, todo lo contrario.

Esto será un verdadero kaxvpvjin(el abrir una zanjita para dar salida al agua que nos nutra) que es lo que permitirá un kopoñvn (el brotar de hojas nuevas) colectivo. Y más que un lvgkvn (darse a codazospara abrirse paso), será un auténtico lelifkvlen (abrir los ojos con buen asombro) comunitario.

Por todo esto habrá que entrar en una frecuencia, la del nvlakvnun(el dejar abierto para que se produzca el paso de las personas o cosas) y allí sucederá lo importante, que es el nvlankepin(abrirse o abrir en muchas partes o muy seguidas veces las cosas para que circulen) y a veces -en un sentido crítico que nos fortalezca- lo que sucederá será el nvlatumeken(abrir poquito y cerrar, luego volver a abrir nuevamente, pero con precaución, y así) para que no se fortalezcan ni circulen los discursos de odio. Si en un contexto de xenofobia y racismo inoculados, una 29% de la población neuquina se reconoció con raíces mapuche vigentes y en Río Negro un 20%, imaginen lo que sucederá cuando los caminos de la interculturalidad se fortalezcan y se limpien de la maleza racista.

Dice la poeta mapuche Ailin Mawvn Ñancucheo en el poema “Sueño Fértil” de sulifrv(libro) “Vl Ejaliwen Mew”(Cantos Del Alba):

 

Sueño que la pureza de esas gotas

abracen a las semillas

y se limpien nuestros ojos

con su florecimiento

 

Sueño que el viento sople muy fuerte

para llevarse los malos pensamientos

los ojos egoístas, las manos asesinas.

Que con su boca sople muy fuerte,

mientras con sus manos protege los frutos,

nuestros frutos

 

Desde aquí decimos felepe may (que así sea) y que la Universidad Intercultral del Comahue sea una acción que consolide el derecho de vivir en un mundo que está hecho de muchos mundos, pues este otro que se propone, el global y hegemónico... pues bien... ¡ya ha mostrado de qué está hecho!

29/07/2016

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