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Con el fracaso parcial de la Ley Omnibus, hicieron enojar al “muro-lamentoso” Milei, que ya blande la motosierra para decapitar a quien se le ponga enfrente, sean gobernadores díscolos o radichetas pusilánimes (…), con tal de conseguir satisfacer su compulsión de ensartar por el medio al pueblo argentino, el mismo que en buen porcentaje lo votó. Esta versión de un Susvín alterado mentalmente, pero certero en el amancebamiento con sus patrones, danzó en Jerusalén con unos rabinos muy amplios de criterio como para compartir rituales con el primer tartufo que se allí se pare y declare su amor incondicional a Israel.
De regreso al país, el único presidente vicario del fantasma de un perro/león milenario dedicó tiempo a atacar a Lali Espósito, la casi única resistencia visible proveniente del tibio mundo local del espectáculo, y sólo porque ella le dijo “antipatria” en el Cosquín Rock, lo cual además de ser verdad, no debe resultar insultante para quien dice admirar a Thatcher. En el festival de marras, pudimos también contar con los mexicanos Molotov, quienes terminaron la emblemática canción “Dame el poder” con un fuerte y claro “La patria no se vende, hijos de su puta madre”; un recordatorio materno en la provincia más descaradamente mileísta; no necesariamente dirigido al público presente, aquél que todavía razone que rock y fascismo no combinan demasiado, aunque Teddy Nugent lo objete.
Mientras, con la ley ómnibus inhabilitada por el momento -gracias al inesperado golpe de suerte que constituyó el conjunto de venturosas torpezas cometidas en el Congreso por sus militantes-, el decretazo que hunde al pueblo se aplica sin remedio. El demente oligopédico logra, pese a todo, verbalizar y soltó, en otro de sus arranques de ira que, si no le aceptaban el DNU, iba empobrecer al 90% del país. Con esto, la declaración de guerra queda asentada: Milei es enemigo de los argentinos. Es difícil recordar algún régimen, el que se les ocurra, que sea tan pernicioso para los propios, de manera tan premeditada. No se entiende, por ejemplo, además de la anunciada agenda de pérdida de soberanía y el martirologio de las clases populares, cuál es la gran urgencia de eliminar el INADI que, en el peor de los casos, podía servir como careta de “argentinos derechos y humanos” ante el lobby demócrata en Washington y sus ramificaciones locales como la DAIA. Hitler, por comparación, no era odio a su pueblo “ario” lo que lo movía, sino una serie de obsesiones paneuropeas antisemitas y antirrusas, y las que terminaron provocando la hecatombe mundial que al final le costó a los alemanes millones de muertos.
Si bien votado en mayoría por una masa de inconscientes, ya muy castigados desde Macri y Alberto, quien lo apoya ideológicamente es el macrismo/gorilismo, colectivo capaz de regentear a sus señoras con tal de que no quede el menor rastro de “kirchnerismo”. Encarnados mediáticamente en los canales TN y La Nación+, estos cipayos de médula esparcen sus hormonas, llaman al apareamiento, el gran patrón lo percibe, y tenemos en la Rosada a Blinken, quien llegó “para departir (sic) sobre el crecimiento económico sostenible,…, los minerales críticos (sic) y la mejora del comercio y la inversión", según informó el Departamento de Estado en un comunicado. Toni Blinken se encontró con su nuevo amigo, se asomaron juntitos a la plaza desde el balcón, quizás el mismo aquél desde el cual saludaron al pueblo Perón, Maradona o Cristina. El saqueo final tiene plazos muy definidos.
Al lumpen que lo votó, sólo queda esperar lo inevitable, que es su desplome total. Entonces, quizás, se sume a una resistencia, si le quedan fuerzas. Del clasemediero macristoide/radical, es probable que prefiera inmolarse antes que pensar que vivió equivocado. Para ellos, ni olvido ni perdón.
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